Hoja de ruta para la madera

La construcción en madera es algo en lo que la Humanidad tiene larga experiencia. El desarrollo tecnológico, científico y la incorporación de los temas ambientales ha llevado a que esta modalidad constructiva evolucione en calidad y funcionalidad, aunque en Uruguay aún se utiliza poco.
Aún así, importantes proyectos arquitectónicos nacionales como por ejemplo el Museo de Arte Contemporáneo Atchugarry, ubicado en Manantiales (Punta del Este) privilegian el uso de este noble elemento provisto por la naturaleza.

La productividad y el impacto en el medio ambiente son factores que han posicionado la madera como un material constructivo óptimo para la época actual y Japón, Escocia y Estados Unidos lideran la construcción de viviendas nuevas en madera, e incluso, entre 2008 y 2020 fueron construidos en diferentes países más de 50 edificios de madera con alturas entre 7 y 24 pisos.
El incremento de la demanda mundial por viviendas es un problema actual y para los tiempos venideros ya que, según datos de la Organización de las Naciones Unidas, se espera un incremento exponencial de la población mundial de un 25% para los próximos 30 años. Por otra parte, visto desde la perspectiva ambiental la construcción con madera es una buena solución y estrategia de resiliencia en el contexto del cambio climático ya que anualmente se liberan a la atmósfera miles de millones de toneladas de gases de efecto invernadero (GEI), que incrementan la temperatura global y agravan la crisis climática mundial. En este sentido, uno de los beneficios que se asocia al uso de la madera es su baja huella ambiental y el hecho de ser el único material de construcción que contribuye a reducir el CO2 de la atmósfera, íntimamente relacionado con el efecto invernadero.

En nuestro país, si bien la industria forestal tiene gran relevancia y contribuye al 4% del PBI nacional (U$S 2.100 millones) generando de forma directa alrededor de 18.000 empleos, cifra que sube a más de 25.000 empleos cuando se consideran los efectos indirectos. No obstante, el sector de la construcción de vivienda en madera se encuentra en un estado todavía incipiente.
Según información oficial, en cuanto a la industria de la construcción en Uruguay, existe registro de al menos 14 proyectos de viviendas de interés social en madera, que suman más de 260 unidades construidas en las últimas décadas. Estas se enmarcan en iniciativas individuales de gobiernos departamentales específicos, algunas en convenios con otras agencias o instituciones estatales.

Sin embargo, la construcción en madera puede llegar a constituirse próximamente como un elemento importante dentro de la política pública en vivienda.
En este sentido el gobierno nacional, a través del Ministerio de Vivienda y Ordenamiento Territorial (MVOT) asegura en su Plan Quinquenal de Vivienda 2020-2024 que en este período debe ofrecer 105.545 soluciones habitacionales, las que incluyen construcción de viviendas nuevas, relocalizaciones, reparaciones, mejoramiento de barrios, entre otros. En el mismo documento, el MVOT plantea como uno de sus objetivos “Promover el uso de la madera de origen nacional en soluciones constructivas tendientes a aumentar la oferta de vivienda pública, reduciendo los tiempos de ejecución y los costos de obra”.

En esta línea, en enero pasado el Movimiento de Erradicación de la Vivienda Insalubre Rural (Mevir) inauguró 9 viviendas sustentables de madera en Rivera, en el marco de un plan piloto que se viene instrumentando con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). En ese plan piloto participaron el Ministerio de Ambiente, que evaluó el impacto ambiental, el Ministerio de Industria, Energía y Minería, que aportó calefactores y es el encargado de llevar adelante un estudio de habitabilidad posterior a la entrega, y la Intendencia de Rivera, que aportó el terreno para las construcciones. La madera fue subsidiada, en parte, por empresas de la zona.

El presidente de Mevir, Juan Pablo Delgado, dijo en declaraciones durante la inauguración de este plan piloto que el objetivo es aumentar la rapidez de la construcción sin perder condiciones de habitabilidad y calidad constructiva. Es decir, al mantenimiento del confort térmico, acústico y humídico. En este plan se construyeron 9 viviendas –que fueron entregadas en diciembre e inauguradas en enero pasado– en la mitad de tiempo de lo que insume un plan tradicional de Mevir.

Además de esta reducción de los tiempos, también se bajaron los costos de construcción, ya que con un costo de menos de 1.000 dólares el metro cuadrado se sitúa en casi la mitad del costo del sistema tradicional. En este sentido, Delgado señaló que los aportes el BPS por una vivienda tradicional son cinco jornales por metro cuadrado y eso se redujo un 50%, además de tener un costo de construcción 43% más barato en comparación con el valor del Índice de la Asociación de Promotores Privados del Uruguay

Este tipo de construcción también benefició a las familias beneficiarias de Mevir con la reducción de un 25% de las horas de trabajo que deben aportar a la construcción en mano de obra (pasando de 96 a 72 horas mensuales).
Desde hace muy pocos meses Uruguay cuenta con una “Hoja de ruta para la construcción de vivienda social en madera”. Como señala el propio documento, la definición de sus contenidos esenciales y partes componentes se trabajó en un modelo de co-creación, y por lo mismo se ha nutrido de una amplia participación intersectorial, que incluye distintos ministerios y servicios del sector público, representantes del sector privado –privilegiando al mundo PYME–, sectores profesionales y técnicos, el mundo académico y la opinión y aportes de los futuros usuarios.

En esta línea, la Ley de Presupuesto Nacional 2020-2024 incluyó la creación de la Comisión Honoraria de la Madera (CHM) integrada por todos los sectores involucrados: público, privado y académico, cuyo objetivo es “elaborar, coordinar y monitorear la ejecución de un plan para la promoción y el desarrollo” del uso de la madera nacional con fines constructivos y carpintería”. Algunos de los actores que la integran son ministerios, Congreso de Intendentes, Laboratorio Tecnológico del Uruguay (LATU), Universidad de la República y algunas universidades privadas.

Es de esperar que los apoyos internacionales así como este impulso nacional a la construcción en madera, sumado a la existencia de abundante materia prima en el país, puedan traducirse en acciones beneficiosas para la construcción de vivienda social como forma de responder al alto déficit de vivienda nacional, pero también contribuir a la generación de conocimiento en el ecosistema constructivo y valoración de uso de materiales más sustentables y de más bajo costo sin descuidar la calidad y el confort.