Dieron muerte a balazos a joven a cargo de negocio de drogas de su padre preso


Eran cerca de las 12.30 de la víspera cuando los vecinos de la zona de Ledesma se sorprendieron ante el estruendo de al menos diez disparos efectuados con un arma de fuego. De inmediato siguieron gritos desesperados que alarmaron que algo grave había ocurrido, ya que en la calle, en medio de un gran charco de sangre había un hombre caído junto a una motocicleta X3M tipo cross, quien fue rápidamente reconocido como Carlos Enrique Ayala Carrizo, de 28 años, poseedor de antecedentes penales y vecino del barrio Sur.

A la escena le siguió un llamado al 911, lo que motivó un fuerte operativo para trasladarlo de inmediato al servicio de urgencias del Hospital Escuela del Litoral, ya que evidenciaba haber recibido varios disparos de arma de fuego, uno de ellos –tal vez el más grave– en la cabeza. Minutos después, desde el nosocomio se informó que Ayala había fallecido producto de las heridas sufridas. Además se comprobó que el cuerpo presentaba seis orificios causados por los disparos.
En el marco de las primera averiguaciones, una señora que habría sido ocasional testigo comentó que Ayala había parado frente a una casa a saludar y al retomar la marcha fue alcanzado por otro –que circulaba en una motocicleta tipo 110 cc– con quien mantuvo una discusión y el que finalmente le disparó varias veces casi a quemarropa, para darse a la fuga rápidamente hacia la zona de Tatuses Sur.

Asimismo, se recogió otra versión en que se dijo que a “el Gordo” lo estaba “campaneando” en moto quien lo corrió y le disparó. Ninguna de las dos versiones ha sido confirmada oficialmente ya que el trabajo de la Policía y Fiscalía permanece hermético. Consultada por EL TELEGRAFO la fiscal de Primer Turno, Carolina Martínez, indicó que “Fiscalía se encuentra trabajando pero atento al carácter reservado de las investigaciones en este estado de las mismas no se pueden aportar datos sobre ello”.

A pocas cuadras, en tanto, donde vive uno de los hermanos de “el Gordo” –apodo con que se le conocía– empezaron a llegar varias personas que golpeaban insistentemente las manos en busca del familiar para comentarle lo ocurrido. Los vecinos sabían de las andanzas de Ayala, quien en su momento heredó el negocio de venta de droga de su padre Carlos Ayala (“el Pelado”), que está preso en Montevideo donde pugna una pena como coautor del homicidio de Ricardo Valdez, cometido en 2021 en barrio Las Brisas. También lo conocían como “un buen gurí” que tuvo “la mala fortuna de tener los peores ejemplos para su vida” (sic).
En tanto, pese a que aún no está claro el móvil de crimen, dado que la Policía se encuentra en etapa de investigación y recabando pruebas, no se descarta que se trate de un ajuste de cuentas; principalmente dadas las características del hecho y la identidad de la víctima.
Por su parte, mientras la Policía se disponía a trabajar resguardando la zona para luego ser peritada, algunos vecinos se acercaron al lugar y comentaron que se trataba de un “ajuste de cuentas” por un hecho de sangre cometido hace unos meses atrás en la misma zona, donde un hombre fue gravemente herido de bala; así como se daba por sentado que esto traería “cola” y que “donde el Pelado se entere, esto no queda así”.

PRESO POR HOMICIDIO

El ahora fallecido contaba con anotaciones como menor infractor, aunque su antecedente más pesado databa de mayo de 2015 cuando asesinó a Luis Daniel Silva Ramos, de 29 años. En esa ocasión, tal como informara EL TELEGRAFO, un llamado telefónico alertó a la Policía de que a escasos metros del domicilio de conocidos delincuentes había una persona herida de arma de fuego, el que había sido trasladado por un vecino en su camioneta hacia el Hospital Escuela del Litoral, pues presentaba heridas de bala en espalda, brazos y piernas, y había ingresado ya sin vida.

El fallecido contaba con varios antecedentes penales, uno de ellos por intentar, junto a otro sujeto, rapiñar a tres turistas ecuatorianos y herir a uno de ellos en Plaza Artigas, años antes. Paralelamente, los policías practicaron varias averiguaciones e indagaron a uno de los delincuentes domiciliados a pocos metros del sitio donde fuera hallado caído Silva Ramos. Pudieron establecer así que Silva había sido herido de bala por el hijo de un narcotraficante considerado “pesado”.
Asimismo se supo que Ayala Carrizo había huido en un auto Peugeot 306 que utilizaba su padre y que le fuera devuelto a su madre tras ser incautado durante la sonada operación “Campanita” de la Brigada Nacional Antidrogas. El rodado era conducido por la novia de Ayala Carrizo por lo que, inmediatamente, se requirió la captura de la pareja y del automóvil a todas las dependencias policiales, así como se alertó además a Prefectura del Puerto de Paysandú para prevenir que los prófugos intentaran huir hacia Entre Ríos. Finalmente fue detenido y sometido a la Justicia.
Paralelamente, se estableció que el asesinato fue producto de una disputa vinculada con el consumo o comercialización de estupefacientes.

TERRITORIO COMPLICADO

Si bien el delito en Paysandú no tiene reparos en cuanto al punto geográfico donde ocurre, la zona mayormente ocupada por el barrio Sur lleva la delantera en cuanto a hechos de sangre que han terminado con heridos de arma de fuego y asesinatos que tienen un común denominador: la venta de droga, las deudas y la pelea por los territorios.

Tan solo en este año se han suscitado varios hechos, como el ocurrido en febrero pasado cuando un hombre de 40 años fue atacado a balazos en un confuso episodio en el barrio Municipales II. De acuerdo a datos recabados por EL TELEGRAFO, los vecinos de Marote de Raña entre Setembrino Pereda e Independencia fueron sorprendidos por unos estampidos y al salir a la vereda vieron que había un hombre caído boca arriba con heridas y sangrado, por lo que rápidamente dieron aviso al 911. En medio de la explanada del barrio yacía el hombre con dos impactos en la pierna y uno el tórax. Las heridas determinaron que fuera internado en CTI y actualmente permanezca en silla de ruedas.

A los pocos días, un llamado al 911 alertó a la Policía que un hombre caminaba por la cuadra de su casa exhibiendo un arma de fuego. Al arribar un móvil oficial no se logró dar con el denunciado, pero algunos vecinos dijeron que habían escuchado detonaciones. Tres horas más tarde, cuando efectivos realizaban un patrullaje de rutina, encontraron a un ciclista herido por la zona de avenida Brasil. Al identificarlo, constataron que se trataba del antes denunciado, quien además presentaba lesiones en una pierna. Fue trasladado al servicio de urgencias del hospital, donde le diagnosticaron fractura en tibia y peroné causadas por un disparo de arma de fuego.