A los 87 años en su casa de Memphis ha muerto el cantante y compositor Jerry Lee Lewis. Había nacido en Louisiana en el seno de una familia modesta que se endeudó para comprarle un piano de pared al percibir que su talento iba más allá de tocar los domingos en la iglesia.
Porque toda su familia era evangelista, incluso su primo Jimmy Swaggart. Los que conocían a Jerry seguramente sospecharon que el nuevo ritmo nacido en la década de los ‘50 de su propia mano y de la de Elvis Presley, Fats Domino y Little Richard le calzaba perfecto. Porque el rock and roll y Jerry Lee Lewis se amaron desde que se conocieron, se podría decir.
Y mientras Elvis meneaba su pelvis, Jerry aporreaba el piano, siempre de pie y sacudiendo su melena rizada y rubia que enloquecía a las chicas.
De toda edad, porque cuando se descubrió que su tercera esposa tenía solamente trece años cuando se casó con él las cosas se complicaron para el músico.
Pero sería solo la primera de muchas otras complicaciones. Cuando ocurrió eso estaba en una gira por Europa y corría el año 1958. Su tema Great Balls of Fire había alcanzado el número uno de todas las listas, al igual que Whole Lotta Shakin’ Going on.
Pero el tema de la acusación de pederastia por la edad de su esposa fue un problema que lo haría tomar otro rumbo. Las radios cancelaron todos sus temas y tuvo que dedicarse a presentaciones en vivo que lo llevaron a todo tipo de excesos y a resentir su salud.
Con el paso del tiempo vio como todos los “padres fundadores” del rock and roll fueron desapareciendo de este mundo. Elvis, Little Richard, Carl Perkins, Johnny Cash y todos aquellos que habían iniciado una revolución musical que Jerry Lee Lewis conocía de primera mano.
A pesar de todo eso su espíritu salvaje no se apaciguaba. A veces para bien, a veces para mal. Como cuando disparó sobre su propia banda o cuando fue arrestado conduciendo borracho y armado. ¿El lado oscuro del rock and roll o el verdadero espíritu del rock and roll? Las dos cosas tal vez.
Y los matrimonios se seguían sucediendo. Llegó a los siete casamientos.
Parecía que ni la edad ni los achaques podían terminar con él.
Después de una grave operación por las úlceras provocadas por diversos excesos en el 2017 se dio el lujo de lanzar un disco de dúos donde no faltaron ni Mick Jagger ni Eric Clapton, orgullosos de grabar con uno de sus ídolos.
Pero así como la alocada vida rockanrollera se había llevado a todos sus colegas, hoy toca despedirlo a él.
Para algunos se trataba del último de los padres del rock and roll que ahora ha dejado huérfano al género musical más popular del mundo. Para otros un pianista salvaje que ningún padre querría como novio de su hija.
Algo que encaja perfectamente con lo que muchas canciones del rock han dicho desde que gente como Jerry Lee Lewis lo pusiera a rodar por todo el mundo.
Fabio Penas Díaz
