Se sigue calentando

El mundo (bah, la humanidad) no ha logrado detener el crecimiento de las emisiones de gases de efecto invernadero. Apenas se está proyectando una reducción en el ritmo de aumento, es decir, van a seguir creciendo, pero menos rápido, cuando lo que necesitamos es que estos gases desaparezcan de la atmósfera.

Así lo han revelado dos informes de agencias de Naciones Unidas conocidos en los últimos días, uno de los cuales muestra que “las concentraciones de carbono y del metano han vuelto a batir un récord histórico en 2021” y el otro indica que los países muestran incapacidad para reducir las emisiones lo suficiente como para evitar “los efectos más catastróficos de la crisis climática”.
El informe de la Secretaría de la Convención Marco sobre el Cambio Climático (en inglés Unfcc), indica que los países “están empezando a rebajar la curva de las proyecciones de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero en el futuro, aunque sin lograr todavía una reducción verdadera”. Ello hace que los esfuerzos sean insuficientes “para limitar el aumento de la temperatura global a 1,5 grados centígrados a finales de siglo” como estipula el Acuerdo de París.

Según la agencia “los compromisos climáticos combinados de los 193 Estados que firmaron el Acuerdo de París están situando al planeta en camino para que la temperatura media de la Tierra sea unos 2,5 grados centígrados mayor para finales de siglo”. Este aumento traería consecuencias catastróficas para la vida en el planeta.

Cita el informe que en 2019 el Grupo estimó que para frenar el calentamiento global se necesitaba “reducir las emisiones de CO2 en un 43% para 2030, en comparación con los niveles de 2010, pero los planes climáticos actuales muestran en cambio un aumento del 10,6%”. Los plantea, de todas formas, como “una mejora en comparación con el informe del año pasado”, que mostraba un aumento del 13,7% para 2030, y un aumento continuo de las emisiones después de 2030. Y planteado así hasta se ve con cierto optimismo, por más que solo han crecido un poco menos. Durante la Conferencia COP26, de Glasgow, Escocia, 193 estados acordaron revisar y reforzar sus planes climáticos, sin embargo solo 24 estados han presentado a la ONU sus planes actualizados.
Simon Stiell, el secretario ejecutivo de la Agencia de la ONU para el Cambio Climático, calificó esta situación como decepcionante. “Las decisiones y acciones de los gobiernos deben reflejar el nivel de urgencia, la gravedad de las amenazas a las que nos enfrentamos y el poco tiempo que nos queda para evitar las devastadoras consecuencias de un cambio climático desbocado”, dijo.

En un reporte anual la Organización Meteorológica Mundial (OMM) confirmó la tendencia al alza en los niveles atmosféricos de los tres principales gases de efecto invernadero: el dióxido de carbono, el metano y el óxido nitroso, que alcanzaron nuevos máximos históricos en 2021.

Es más, de acuerdo al Boletín Anual de Gases de Efecto Invernadero, que elabora la agencia, se ha producido en 2021 el mayor salto interanual de las concentraciones de metano desde que comenzaron las mediciones sistemáticas hace casi 40 años. Esto podría no llamar la atención, considerando que en 2020 la movilidad estuvo sumamente reducida a causa de la pandemia. De cualquier forma, el informe “pone de manifiesto, una vez más, el enorme reto y la necesidad vital de tomar medidas urgentes para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y evitar que la temperatura global aumente aún más en el futuro”, dijo el secretario general de la OMM, profesor Petteri Taalas.

Otra evaluación de las Naciones Unidas sobre el cambio climático, publicada la semana pasada, constató tendencias más positivas respecto a las estrategias a largo plazo para alcanzar las cero emisiones netas. En estos planes están 62 países que representan el 93% del PBI mundial, el 47% de la población global y alrededor del 69% del consumo total de energía. Para la agencia es “una señal clara de que el mundo está empezando a aspirar a las emisiones netas cero”, aunque los expertos señalan que muchos de estos objetivos de cero emisiones netas siguen siendo inciertos y posponen al futuro acciones críticas que deben llevarse a cabo ahora, en criollo, la patean para más adelante.

La sensación de urgencia no se logra transmitir, incluso en países que sí presentaron sus planes actualizados, como el nuestro, donde el discurso de protección del ambiente sigue ligado a pretendidos beneficios para la colocación de nuestros productos en condiciones más convenientes en mercados del mundo desarrollado. Un discurso que no está mal para llegar a algunos sectores más reticentes a abrir los ojos, pero que ciertamente es muy insuficiente para dar cuenta de que la realidad nos está pasando por encima. Claro, así y todo Uruguay es de los que viene haciendo las cosas bien, o al menos un poco mejor que el resto, con iniciativas que fomentan la economía circular y el progresivo cambio hacia la movilidad eléctrica, aunque después, cuando aparece la oportunidad se encienden las muy contaminantes centrales eléctricas de generación en base a combustibles fósiles para aprovechar una coyuntura de precios y el discurso vuelve a ser letra muerta en un papel.