El estadio 974, construido en base a esa cantidad de contenedores, ya comenzó a ser desmontado en Doha, aunque todavía no se conoce cuál será su nuevo destino.
El escenario recibió el último partido del Mundial el pasado lunes 5, cuando Brasil venció a Corea del Sur, y rápidamente comenzó a ser desmontado, tras haber albergado solo siete partidos.
El estadio llamó la atención desde el comienzo, cuando fue presentado por el estudio español Fenwick Iribarren, que sorprendió con su diseño.
¿Cuál fue la característica de cada contenedor de acuerdo a su color? Los azules fueron oficinas y tiendas de comestibles; los amarillos, baños; los rojos, pasillos y pasajes entre las gradas; los verdes, áreas de seguridad; los negros, salas de oración de las mujeres; y los grises, salas de oración para los hombres.
“El estadio se desmonta completamente. Está diseñado para que pueda volver a ser montado en cualquier parte del mundo como estadio de 40 mil personas, o por parte: la tribuna baja en un lugar, la alta en otro… Las cuatro esquinas, por ejemplo, se juntan formando una plaza de toros. Hay varios legados posibles, dependiendo a dónde lo quiera donar el Estado de Qatar”, había dicho a EL TELEGRAFO el arquitecto José Ignacio Masena.
Este estadio fue el que fue ofrecido al gobierno uruguayo pensando en el Mundial 2030, que pretenden organizar Uruguay, Argentina, Chile y Paraguay. Uruguay lo tiene agendado, teniendo en cuenta que se pretende, según se dijo a EL TELEGRAFO, contar con dos sedes. La primera será el Estadio Centenario, que será remozado. La segunda, en el Interior. Y Maldonado está en primera final, con el 974 como posible opción.
