Crearon ratones a partir de dos machos tras fabricar óvulos con células de piel

Un grupo de científicos creó por primera vez ratones con dos padres biológicamente masculinos, un hito importante en la biología de la reproducción.
El equipo, dirigido por Katsuhiko Hayashi, catedrático de Biología Genómica de la Universidad de Osaka (Japón), generó óvulos a partir de células cutáneas de ratones macho que, al ser implantados en ratones hembra, dieron lugar a crías sanas, según una investigación publicada en la revista Nature.

Esta investigación, además de ser una demostración conceptual, es la culminación de años de trabajo de laboratorio. La misma podría ampliar las posibilidades de futuros tratamientos de fertilidad, incluso para parejas del mismo sexo, y quizá ayudar a evitar la extinción de animales en peligro.

Los científicos advierten que aún queda mucho por aprender antes de que las células cultivadas puedan utilizarse para producir óvulos humanos en una placa de laboratorio.
“Se espera que la aplicación en humanos lleve mucho tiempo, quizá 10 años o más. Aunque se aplique, nunca sabremos si los óvulos son lo bastante seguros como para producir un bebé”, afirma Hayashi.

Células de la piel reprogramadas

Los investigadores tomaron células de la piel de la cola de ratones macho de laboratorio completamente desarrollados, que, al igual que los humanos, contienen un cromosoma X y un cromosoma Y, y las convirtieron en células madre pluripotentes inducidas o iPSC, un tipo de célula que los científicos han reprogramado a un estado embrionario.
Este proceso de ingeniería genética, que introduce genes específicos para crear células que imitan a las células madre embrionarias, fue impulsado por el científico Shinya Yamanaka, ganador del premio Nobel.

“Este estudio es especialmente interesante porque aprovecha los errores que se sabe que se producen durante el cultivo de células XY, que conducen a la pérdida del cromosoma Y y la posterior ganancia de un segundo cromosoma X, lo que da lugar a células XX capaces de generar descendencia viva”, afirma en un comunicado Rod Mitchell, profesor de endocrinología del desarrollo en el Centro MRC de Salud Reproductiva de la Universidad de Edimburgo (Escocia).

La investigación de Hayashi planteó la posibilidad de que algún día las parejas del mismo sexo puedan tener un bebé que comparta los genes de ambos progenitores.
“Será difícil producir bebés de parejas (humanas) masculinas por razones técnicas y éticas”, afirma Hayashi. “Pero es teóricamente posible producir bebés de parejas hombre-hombre, como se demuestra en este estudio”.

Afirmó que sería más difícil lograr lo contrario –es decir, producir esperma a partir de células femeninas porque no contienen el cromosoma Y, que es esencial para producir esperma–. Duplicar un cromosoma X, que ya tienen las células masculinas, es más fácil que conjurar un cromosoma Y en células femeninas, explicó Hayashi.

Las técnicas desarrolladas por Hayashi podrían ayudar al programa de cría del rinoceronte blanco del norte, según Thomas Hildebrandt, profesor y catedrático de Medicina de la Reproducción de Animales Salvajes de la Universidad Libre de Berlín y jefe de Gestión de la Reproducción del Instituto Leibniz de Investigación de Zoológicos y Animales Salvajes.

Sólo quedan dos ejemplares de esta especie en el mundo, y ambas son hembras. Hildebrandt intenta reproducirlas artificialmente con muestras de esperma y tejidos tomados de machos ya fallecidos.
“Es una tecnología para el mañana, pero tenemos la opción de crear una población genéticamente sana. Esto sólo es posible con este método de células madre”, afirmó Hildebrandt.