Guichonense radicada en Paraguay relató su padecimiento por el Chikungunya

En febrero pasado, la ciudad de San Lorenzo en Paraguay –a unos 15 kilómetros de Asunción– se ganó la denominación de “capital del Chikungunya” al haberse registrado una ola de casos de personas afectadas por el virus que actualmente representa un brote en nuestra ciudad. Si bien los brotes de chikungunya se están viendo en varios países de la región, la epidemia –que actualmente ha ido disminuyendo– es una de las más grandes que ha sido documentada en Sudamérica.
La guichonense Jacqueline Diná Herou, quien lleva varios años radicada en Paraguay, al conocer por medio de EL TELEGRAFO que en Paysandú había surgido un brote del virus, quiso dar a conocer su dolorosa vivencia para que las personas tomen conciencia y comiencen a cuidarse. “El 12 de febrero estaba en mi casa en la zona de San Lorenzo, siempre cuidando detalles de tener el pasto bien cortito, no tener agua en botellas o estancada, porque ya había varios casos del virus por acá, incluso los vecinos de al lado. Por ese motivo me cuidaba mucho”, comenzó relatando.

Recordó que al ir “al súper con mi hijo a hacer nuestras compras, en determinado momento me di cuenta que ya no podía ni caminar. Mis piernas no respondían. Traté de ir a la caja, pagar y salir lo más rápido posible”, recordó. “Envié un mensaje a mi doctor de cabecera, que es infectólogo, le dije que no tenía seguridad pero si sentía que eran los síntomas de la famosa Chikungunya, y me respondió que sí. Como era domingo me recetó paracetamol para los dolores que podía llegar a sentir”.

“LLORABA DE IMPOTENCIA”

Herou contó que luego su temperatura llegó a los 40º C y desde ese momento comenzó su padecimiento. “Se me secaba la boca, la lengua comenzó a quedar de un color grisáceo, apetito no tenía pero traté de tomar mucho líquido. Esa semana ya concurrí junto al doctor, chequearon todo y confirmaron que estaba con la Chikungunya. Me comencé a hinchar toda, impresionante, era un monstruo, no sabés de dónde te sale tanta hinchazón”, dijo. Pero hubo un momento donde sintió lo peor. “Me fui a levantar de la cama –luego de unos 7 días de reposo– y no podía caminar. Comencé a llorar desconsoladamente porque quería ir al baño y no podía hacerlo por mis propios medios, mi hijo me tuvo que llevar a la rastra”, precisó.

Una vez en el baño quiso desvestirse para darse un baño. “En ese momento me di cuenta que no podía alzar los brazos, el dolor era terrible. Lloraba de la impotencia. A Dios gracias mi hijo es sicólogo y me contuvo de la mejor manera. Me bañó, me vistió y me tuvo que llevar a la cama porque no podía moverme”, dijo la guichonense. Cumplió luego con más reposo y tuvo diferentes etapas de fiebre. “La fiebre más alta la tenés entre 3 o 4 días, ya luego hacés picos pero de forma esporádica. Pero sí estás toda hinchada y una vez que comienza a desaparecer la fiebre llega la comezón al cuerpo. Tuve que tomar antialérgico para aminorar lo que sentía. Ya después volví a levantarme, a caminar despacito, pero quedamos que parecemos robots. Luego de varios días salí al portón de mi casa y veía pasar a mis vecinos que habían tenido el virus y los veía caminar como robots”.

Paulatimante, “empecé a animarme a salir a sentarme al Sol, a tomar mi mate, que no podía sostener y se me caía, porque las articulaciones te quedan doloridas, y a tomar más remedios para levantar las defensas. Luego el doctor me mandó a hacer un estudio completo donde se contabilizaron glóbulos blancos bajos, que con otros medicamentos pude revertir”, indicó.

EL DESPUÉS…

El virus de Chikungunya afecta a muchas personas pero, como en toda enfermedad, es “muy delicada para gente que ha tenido o tiene enfermedades base. En mi caso tengo por herencia la presión alta que se me duplicó y tuve que reforzar la medicación. Pero es complicada para mayores de 60 y niños”. “En San Lorenzo tuvimos zona roja con la Chikungunya, ahora ya paró y nos vamos recuperando pero nos hemos quedado con las secuelas, que son diversas. Te duelen las piernas, las rodillas, las manos, los codos, los dedos del pie, todo lo que son articulaciones, por eso dentro de toda la medicación que te dan está el autirreumático. Una vez recuperada de la fiebre y la cama, yo no podía cerrar las manos. Tuve que comprar pelotitas para hacer fisioterapia, que es lo que me indicaron para poder retomar la movilidad. No podía agarrar una botella para tomar agua, no podía comer por mí misma, me sentía inútil”.
En su caso, Herou contó que –por vivir en un país donde hay muchas enfermedades virales– tuvo dos veces dengue, pero la peor experiencia le tocó con el virus del Chikungunya. “Nunca en mi vida pasé tan mal como con esto. Hay que cuidarse desde un comienzo. Cuando leí de los casos en mi querido Paysandú enseguida dije tengo que hacer algo para que la gente sepa que deben cuidarse. Y si tienen uno de estos síntomas que concurran a un médico porque si uno deja pasar puede irse directo a una fase más compleja (Fase 3) que es cuando los dolores articulares suelen estar durante meses y hasta dos años”, dijo.