Otro capítulo en la madera, pero falta más valor agregado

La planta de celulosa UPM Paso de los Toros inicia su proceso de puesta en marcha, que comenzará a desarrollarse en las próximas horas, según indica un comunicado emitido por la empresa, tras recibir los permisos necesarios, incluyendo la Autorización Ambiental de Operaciones por parte del Ministerio de Ambiente.
No es un tema menor para Uruguay, desde que además de la apuesta del país a partir de fines de la década de 1980, como política de Estado, al desarrollo forestal como emprendimiento de exportación, tanto de celulosa como de otros procesos primarios, ha sido objeto de críticas en su momento.

La empresa indicó hace pocos días que UPM presentó “toda la información requerida para la obtención de los permisos y un extenso programa de monitoreo ambiental que cubre el agua y la biota del río Negro, el aire, el suelo, el ruido y los aspectos socioeconómicos”.
Asimismo, explicó que en el proceso de puesta en marcha de la planta se intensificarán los trabajos en todas las áreas y se irán encendiendo todos los equipos “hasta lograr su funcionamiento estable”.

“Durante semanas, se irán ajustando todas las fases del proceso, incrementándose gradualmente la producción hasta alcanzar los niveles esperados tanto en volumen como en calidad de la pulpa, bajo estrictos estándares de seguridad y ambientales”, señaló.
Debe tenerse presente como antecedente inmediato que el 23 de julio de 2019 UPM anunció que invertiría más de 3.000 millones de dólares en la construcción de una nueva planta de celulosa en el país, que se sumaría a la que ya funcionaba en la ciudad de Fray Bentos.

Tras años después la empresa inauguró su terminal especializada en el puerto de Montevideo, con capacidad para albergar dos millones de toneladas de celulosa por año, hasta donde el producto arribará en ferrocarril.
La semana anterior, a su vez, el Ministerio de Ambiente presentó un informe de línea de base que detalla cuál es el estado actual de variables como la calidad del aire y el agua en la zona del país donde funcionará la planta para su posterior control y seguimiento.

Según destacó el ministro de Ambiente, Robert Bouvier, durante una conferencia de prensa en la Torre Ejecutiva, este informe técnico garantiza “transparencia” y “confiabilidad” a la población sobre el proceso de monitoreo que su cartera hará una vez que comience a operar la fábrica.

La empresa indicó que “la planta de celulosa ha sido diseñada como una sola línea de producción y representa lo último en tecnología en la industria. La selección de maquinaria, materiales, nivel de automatización y estándares proporcionan una alta tasa de operación y mantenimiento, así como una producción estable de energía, garantizando excelentes niveles en seguridad y desempeño ambiental y costos competitivos durante el ciclo de vida de la planta”.

“La planta está diseñada para cumplir por completo las estrictas regulaciones medioambientales de Uruguay, así como las normas y recomendaciones internacionales para las plantas modernas, incluida la última y mejor tecnología probada disponible (BAT). Una vez en operación, la planta generará un excedente de energía firme, predecible y renovable de más de 110 MW fortaleciendo la matriz energética del país”.

Es decir que se hace hincapié en dos aspectos clave que refieren a los reparos y condicionamientos para la instalación de estas plantas en todo el mundo, desde que históricamente este tipo de emprendimientos productivos han estado muy lejos de ser amigables con el medio ambiente, pero con el paso de los años los enormes avances tecnológicos, conjugados con las exigencias a que se somete a los inversores para permitir la radicación de estos emprendimientos, han limitado sustancialmente los cuestionamientos, que incluso en el caso de la instalación de la planta en Fray Bentos llevaron a una agria y prolongada disputa con la Argentina, con los puentes cortados sobre el río Uruguay por los activistas ambientales del vecino país.

Para la radicación de las plantas se han volcado miles de millones de dólares, además de la dotación de infraestructura y para la puesta en marcha de UPM Paso de los Toros se ha dispuesto una solución logística temporal de transporte de celulosa e insumos químicos para el inicio de la producción. Considerando el desfasaje de la construcción del “Ferrocarril Central”, UPM diseñó e implementó un sistema de transporte carretero temporal para movilizar la celulosa y productos químicos desde la nueva planta en el departamento de Durazno hacia la terminal especializada en celulosa en el puerto de Montevideo, mientras la vía ferroviaria no se encuentre operativa.

Ocurre que la movilización por carretera, además de costosa, implica asimismo el uso de un transporte que afecta sensiblemente el estado de las vías terrestres, por lo que es notorio que estamos ante un uso modal criticable desde el punto de vista del riesgo que se genera para el tránsito, además del costoso mantenimiento de las vías de transporte y el uso de recursos que podrían volcarse a otros destinos más necesarios.

Nadie puede dudar de que como otros emprendimientos productivos, además del reciclaje de riqueza, las plantas de celulosa han aportado miles de puestos de trabajo durante su construcción, además de distribuir recursos e impulsar la actividad interna. Pero una vez terminada la instalación fabril, la dotación de puestos de trabajo tanto directos como indirectos decae significativamente, pese a que la producción en sí de la celulosa implica importantes ingresos por exportaciones.

Sin embargo, la creación de puestos de trabajo y de riqueza en lo interno resulta muy menor respecto al volumen de procesamiento de materia prima, por lo que sigue pendiente que se dé el derrame de inversión de calidad en el sector, para crear puestos de trabajo en emprendimientos conexos con el procesamiento de la madera, sobre todo de eucaliptos maderables para la construcción, carpintería industrial, y fabricación de materiales para una diversidad de destinos, como existe en otras partes del mundo.

Es que teniendo la madera saliendo de nuestros bosques por centenares de miles de toneladas al año, solo una pequeñísima parte se vuelca al mercado interno para determinados usos, mientras el gran volumen sigue saliendo al exterior para darle valor fuera de fronteras, tanto en el valor agregado para la materia prima como para crear miles de puestos de trabajo que tanto necesitamos en nuestro país.

Pero siguen pasando los años, con gobiernos de distintos partidos e ideologías, y es muy poco lo que se ha avanzado para corregir que sigamos viendo salir toda esa madera en bruto, pese a todas las posibilidades de industrialización que surgirían de concretarse las inversiones que han estado ausentes durante todo este tiempo.