Tras un cambio de rumbo, “arrancamos en el 2016 con el tambo y con mucha ayuda de los vecinos”

Diego González en su tambo de Colonia 19 de Abril.

Diego González (44), junto a su familia tiene un pequeño tambo en la Colonia 19 de Abril y, a la vez es el encargado de tres campos dedicados a la ganadería de un empresario argentino, por lo que su jornada, que comienza a las 5 de la mañana, la alterna entre las distintas actividades que demandan ambos trabajos.

En diálogo con EL TELEGRAFO precisó que “siempre estuvimos en el medio rural con mis padres. En el 2000 por la crisis salimos a trabajar de empleados y yo trabajé como dependiente hasta 2014, cuando la empresa en la que yo trabajaba cerró. Nos adjudicaron estas fracciones del Instituto de Colonización, y al quedar sin empleo, nos radicamos en la fracción”, debiendo decidir cómo explotarla para salir adelante, teniendo en cuenta que este campo era pequeño, sólo 40 hectáreas. “Yo ya tenía experiencia en tambo porque mi padre ordeñaba a mano y yo trabajé en un tambo también. Armamos el tambito y hoy tenemos unas 35 vacas, remitimos a Conaprole. Ahora contamos con dos fracciones más del Instituto y en esas 3 fracciones en la colonia tenemos 82 hás”, indicó González.

En esta explotación familiar, “el tambo es lo principal”, precisó el productor, explicando que, a la vez, “con la otra fracción que nos dieron hace más de un año estamos tratando de seguir lo que es ternero macho y alguna vaca de descarte, poderlas terminar allí”. Tras finalizar las tareas en el tambo junto a su esposa, a eso de las 7 de la mañana “ya me voy para el trabajo” a unos 15 kilómetros.

“NOS LEVANTAMOS A LAS 5”

Al describir cómo es la rutina diaria, comentó que “nosotros nos levantamos a las 5 todos, porque los gurises de 13 y 17 años viajan todos los días a Paysandú a estudiar, yo arranco para el lado del tambo y mi señora los apronta para que salgan a la ruta a esperar el ómnibus y después va a ayudarme. Estamos a 6 kilómetros de la ruta, por lo que se levantan, desayunan y salen en moto hasta Estación Porvenir, donde a las 6 de la mañana toman el ómnibus de la empresa Culela para ir hasta el Liceo 4. La hija mayor tiene 21, está estudiando en la Universidad en Paysandú y alquila una casita con otras 2 compañeras, porque los horarios son distintos”.

“Terminamos como a las 7 todo lo que tiene que ver con el tambo, desayunamos y ahí ya salgo para el trabajo a hacer lo que tenga que hacer. En el tambo trabajamos los 2 con mi señora, y en la tarde los gurises ayudan. Hace 5 o 6 meses conseguimos un muchacho para que ordeñe los fines de semana, para nosotros tener algún día menos de trabajo”, agregó.
“Nosotros arrancamos en el 2016 con el tambo y, como siempre lo recalco, con mucha ayuda de los vecinos, de un par de tambos me prestaron algunas vacas y había algún vecino que me sembraba y yo con el tiempo le pagaba, yo le conseguía gasoil y me sembraba. Yo de esas cosas no me olvido y así fue que arrancamos. Ahora por suerte vamos más encaminados”, aseguró.

ENCARGADO DE CAMPOS GANADEROS

Con el objetivo de generar ingresos adicionales, en el 2017 aceptó el puesto de encargado en tres campos de la zona de explotación ganadera, dedicados a la cría, recría e invernada, ubicados en un radio de 15 kilómetros. Como “el patrón no vive en Uruguay, el responsable soy yo”, explicó, describiendo que sus tareas implican todas las decisiones de manejo de estos establecimientos. “Cuando se vende también tengo que hablar con el comisionista, tratar con el veterinario, ingeniero, es decir lo mismo que hago para mi predio, lo hago en el trabajo”, indicó.

Aludiendo a la conocida situación de sequía que ha afectado a todo el país, comentó que “es una continuación, pues venimos de 2-3 años medio bravos, y el invierno pasado ya veníamos de la seca anterior, en otoño llovió un poco y después que ya no tuvimos casi primavera. Este verano último fue muy complicado por las temperaturas y por el déficit que se trae para atrás de agua, incluso en algunos lugares en el trabajo llevamos casi 200 mm caídos de lluvia y las cañadas y tajamares no han juntado agua, porque lo ha tomado todo la tierra”.

“ES LO QUE UNO SABE HACER”

“Es lo que uno sabe hacer”, respondió González cuando lo consultamos acerca de si más allá de los inconvenientes y situaciones adversas que se deben enfrentar en el medio rural, haría lo mismo, y admitió que “en mi caso el tambo no es lo que más me agrada, a mí me gusta más el tema de ganadería. Incluso cuando me dieron la fracción empezamos con ese rubro pero no estaba previsto quedarme sin trabajo; tuvimos que hacer un cambio de rumbo y como teníamos experiencia en el tambo, nos decidimos por esa actividad”.

Además, “hago inseminación para el tambo y también le hago inseminación a un campo de recría que está al lado de casa”, agregó.

“La actividad termina cuando se baja el sol y un poco más porque no todos los días son iguales, pero muchas veces la jornada la termino con el tambo mío de tarde y alguna tarea queda cuando baja el sol, sobre todo en otoño-invierno, en que los días son más cortos, pero nunca son menos de 10-12 horas- En este tiempo se arranca de noche y siempre se termina de noche, porque nosotros al tambo lo terminamos a las 6 y algo y en estos días ya se entró el sol”, concluye este trabajador del medio rural, quien apuesta a la producción como medio para salir adelante junto a su familia, sin dudas, pilar fundamental en su esforzada tarea diaria.