Brasil y Chile: gobiernos de izquierda, pero diferentes

La cumbre entre la Unión Europea (UE) y los países de América Latina y el Caribe (Celac) que tuvo lugar hace algunos días en la ciudad de Bruselas y que reunió a unos 60 países por primera vez en ocho años, derivó en un ataque directo (aunque no inesperado) del presidente de Brasil, Luiz Inácio “Lula” da Silva contra su par chileno, Gabriel Boric. En efecto, el mandatario brasileño acusó al chileno de ser un “joven sediento y apresurado” en referencia a las actitudes adoptadas por este último en relación con la invasión de Rusia a Ucrania. Desde el inicio de ese conflicto Lula ha demostrado ser un valioso y esforzado defensor de Rusia, tratando de sostener además el papel de China como un eventual mediador entre los países beligerantes, posición mediadora que todos saben que no es tal debido al apoyo chino a Putin.

Según lo expresado por el diario español El País, “Pekín quiere mostrarse al mundo como una potencia responsable –a pesar del aumento de la presión que está ejerciendo sobre Taiwán–, pero tanto Bruselas como Washington miran con escepticismo su equidistancia en la guerra escorada hacia Moscú. El presidente Xi Jinping viajó el mes pasado a Rusia, donde estrechó lazos con su homólogo Vladímir Putin, con quien firmó una “amistad sin límites” dos semanas antes de que el Kremlin decidiese cruzar con sus tanques las fronteras de Ucrania.

Ante las declaraciones de Lula, la respuesta del presidente chileno buscó calmar las aguas de una diferencia que marca visiones encontradas sobre el papel que Rusia, pero también China, deben jugar en la escena internacional. “No me siento ofendido. Me siento muy, muy tranquilo. Las veces que he tenido la oportunidad de conversar con él, tengo la mejor impresión. Somos de la misma familia política y hoy podemos tener matices respecto de esto, pero la posición de Chile es una posición de principios sobre la importancia de la defensa del derecho internacional… Con Lula tengo respeto, cariño, no diferencias sustantivas en esto y no me caben dudas de que ambos estamos por la paz”, aseguró Boric.

No es la primera vez que Boric se desmarca de la pesada y oxidada liturgia que la izquierda latinoamericana (incluyendo la uruguaya) defiende a capa y espada y que incluye a los regímenes que aplastan las libertades individuales en Cuba, Irán, Corea del Norte, Nicaragua, Venezuela entre tantos otros. Está claro que hacerlo implica un precio que el mandatario chileno parece dispuesto a pagar y que por ello hace resaltar más su independencia y su libertad de opinión.

El mencionado portal de noticias difundió hace algunos días que “el presidente chileno habló en París con responsables de grandes empresas francesas sobre la necesidad de diversificar las fuentes de ingresos y los destinos de los productos chilenos pese a que Beijing es el primer socio comercial de su país. En ese encuentro, Boric defendió la necesidad que tiene Chile de “limitar la dependencia” de China, que absorbe actualmente un 40% de sus exportaciones. En esa ocasión también señaló que la “cruel, injusta e ilegal” invasión de Ucrania por Rusia ha puesto en evidencia la “fragilidad” que supone depender de una sola fuente de aprovisionamiento, y de la necesidad de diversificarse. (…) Entre las empresas francesas representadas en el encuentro estuvieron el fabricante de aviones Airbus, el constructor de trenes Alstom, los bancos BNP Paribas y Crédit Agricole, la eléctrica estatal EDF, los astilleros militares Naval Group, la sociedad concesionaria Vinci Airports, el grupo de electrónica y defensa Thales, o la compañía industrial Bolloré. Las inversiones francesas en Chile representan actualmente 1.600 millones de dólares, con presencia relevante en sectores como la electricidad, el gas, el agua, la industria y los servicios”.

El pasado mes de marzo, Boric tuvo el “atrevimiento” de manifestarse contra la dictadura reinante en Nicaragua y que resulta apoyada contra viento y marea por la izquierda uruguaya, a tal punto que en el año 2008 el entonces intendente de Montevideo, Ricardo Erlich, le otorgó las llaves de esa ciudad y fue declarado visitante ilustre el actual mandatario nicaragüense Daniel Ortega.

Ortega se encuentra cumpliendo su quinto período consecutivo como presidente de Nicaragua luego de unas elecciones que, según Infoabe, fueron consideradas ilegítimas por organizaciones como la Organización de los Estados Americanos (OEA) y la Unión Europea. Otros organismos como la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y la oficina regional de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos en América Central consideran que la elección fue realizada sin garantías ni libertades para las personas de Nicaragua. Las elecciones se llevaron a cabo con casi 170 presos políticos, de los cuales siete habían anunciado su precandidatura a la presidencia”. El Partido Nacional, el Partido Colorado y el Partido Independiente le solicitaron a la intendenta de Montevideo Carolina Cosse que le retirara a Ortega la calidad de visitante ilustre, pero la precandidata presidencial del Frente Amplio se negó. Esta decisión no debería sorprender en alguien que, como Cosse, dijo ante las cámaras de programa En la mira, emitido por el canal VTV, que Cuba y Venezuela no son dictaduras.
Si tenemos en cuenta que Chile posee las reservas de litio más importantes a nivel mundial, la figura de Boric adquiere mayor relevancia, ya que debe soportar los permanentes embates de China, la cual busca asegurarse ese mineral para su uso industrial a gran escala. En este escenario, en abril pasado, el presidente de Chile, Gabriel Boric, presentó la Estrategia Nacional del Litio, que tendrá al Estado como actor en todo el ciclo productivo del mineral y que considera una alianza público-privada por medio de la Corporación Nacional del Cobre (Codelco). El plan contempla también la creación de la Empresa Nacional del Litio, proyecto que será enviado al Congreso del país para su discusión y eventual aprobación antes de entrar en vigor. La colaboración del sector público y del privado –calificada por Boric como una “colaboración virtuosa”– dejan en claro que el pensamiento del presidente chileno es tan moderno como pragmático y que se encuentra notoriamente alejado de sus compañeros uruguayos que siguen soñando con que el Estado sea dueño de los medios de producción, de acuerdo con lo expresado en la pasada legislatura el exdiputado del Movimiento de Participación Popular (MPP), Oscar Groba.

El reciente ataque de Lula a Boric muestra con claridad que el presidente brasilero está dispuesto –y bien dispuesto– a ser “furgón de cola” tanto de China como de Rusia, defendiendo a rajatabla sus intereses en la región, y tratando de dividir a los países latinoamericanos que no se doblegan ante esas potencias.

En lugar de intentar dictar cátedra a sus colegas, el presidente Lula haría bien en ocuparse de la situación política, económica y social de Brasil, uno de los países más desiguales del mundo conocido a nivel mundial no sólo por el carnaval, sino también por la miseria y la corrupción imperantes. Zapatero a tus zapatos.