Chiquitito y de cola larga, recorriendo techos y árboles, y con vecinos y autoridades en vilo, el pequeño mono tití “Chiribín”, continúa sin poder ser capturado en Montevideo.
Animales de otros ambientes, de otros países, quitados de sus familias de la misma especie, a menudo ingresan a nuestro país en muy malas condiciones donde algunos no sobreviven al viaje.
¿Por qué? Porque en el afán del ser humano de poseer uno más cosas que el otro, los animales exóticos entran en esa cadena y compiten por quién puede comprar la mascota más rara.
Por supuesto que también entra en juego el clásico sentimiento de “ternura” que muchos de estos animalitos inspiran, y sin razonar mínimamente el daño que le causan, se les antoja y simplemente buscan en el mercado, y lo compran.
Tráfico de especies
En cualquier ámbito se pueden escuchar las más diversas conversaciones sobre mascotas, pero lo más preocupante es la ignorancia al respecto. Las personas tienden a pensar que pueden tener cualquier animal en su casa. Si está a la venta, se puede tener. Pero la realidad es muy diferente y por la comodidad de no informarse o con tal de tener entretenidos a los niños o lucir un ejemplar raro y domesticado, el comercio sigue creciendo y el principal responsable es el tenedor; el que adquiere ese bicho por capricho.
“El tráfico de especies silvestres es una de las principales causas de pérdida de biodiversidad en el mundo”, dijo a EL TELEGRAFO, Mauricio Álvarez de Coendu (Conservación de especies nativas del Uruguay). “Este negocio ilícito ha ocupado el tercer lugar entre los negocios ilícitos más lucrativos, superado únicamente por el tráfico de drogas y de armas. Lo más interesante, es que muchas de las personas que están leyendo esta nota son parte del tráfico, quizás sin saberlo”.
Una cadena con muchos eslabones
Álvarez agregó que “al tráfico de especies silvestres podemos visualizarlo como una cadena circular, en constante movimiento, en la cúal no es posible comprender cual eslabón es el que da inicio al movimiento. Los eslabones pueden ser muchos, según la especie traficada, pero siempre habrá un tenedor, un comprador, un vendedor y un cazador. Hay casos complejos donde se agregan otros actores, como intermediarios, acopiadores, blanqueadores de los productos, distribuidores, etcetera”
¿Y qué eslabones hay que combatir?
“Hay dos eslabones claves que son el comprador y el vendedor. Para cada uno de ellos, es el otro quien hace el daño, y éste solo responde al mercado, o a gustos de consumo. Así pues, los compradores llegan a decir que están ayudando a ese animal al darle un lugar mejor que el que disponían donde eran vendidos, y los vendedores expresan que es la demanda la que mueve el mercado, y si ellos no les proveen el producto, será otro quien lo haga ya que el consumidor lo está pidiendo. La verdad, es que ambos tienen razón. Según el economista J.B. Say, toda oferta genera su propia demanda, pero lo cierto también es que la oferta también responde a la demanda, aumentando o disminuyendo en función de ésta. Desde Coendu, hemos venido combatiendo varios de estos eslabones, denunciando a cazadores, vendedores y tenedores, así como realizando campañas y charlas concientizando que la fauna silvestre no es mascota. Respecto a la flora, hemos realizado alguna denuncia, pero es algo que tenemos que atacar también. Solo a mero ejemplo, muchos cactus comprados son robados de la naturaleza, habiendo incluso poblaciones o especies cactáceas en peligro, fruto de los coleccionistas y demás consumidores”. → Leer más