Escribe Ernesto Kreimerman: La revisión ideológica del Partido Demócrata

Los analistas políticos estadounidenses coinciden en que el último pronunciamiento de la Corte Suprema cambiará las perspectivas del debate político en los Estados Unidos. Hay asuntos, como éste de las políticas de discriminación positiva, que cambian en sentido profundo su esencia.

Este esquema de razonamiento reducía los asuntos de desigualdad a una cuestión de historias de razas, de marginación social. Pero a partir de la prohibición efectiva del concepto de la acción afirmativa por parte de la Corte Suprema, se replantean los problemas. Hay que tener claro, que este fallo es contra la Universidad de Harvard y la Universidad de Carolina del Norte, y obliga a cerrar de un portazo una práctica de décadas en la que éstas y otras universidades y colegios recurrieron al factor raza como un elemento, una suerte de termómetro, al momento de considerar las admisiones, particularmente, los criterios en las políticas de becas.

Los mismos analistas advierten que, así las cosas, “las cuestiones de clase están sobre la mesa”, y las que salen del esquema argumental, por imperio del pronunciamiento de la Corte Suprema, son los ya referidos “raciales”.

Por ello, la decisión de la máxima instancia del poder judicial fuerza al Partido Demócrata y a los votantes de la clase trabajadora, en buena medida distanciados de aquella histórica relación, a una reformulación, un profundo replanteo. En Washington, algunos especulan todavía con la posibilidad de que la Corte Suprema de alguna manera revise y/o relativice la sentencia, de modo de no obligar a revisiones profundas cuya resolución final puede ser aún más contraproducente que ésta desarrollada hasta ahora. Adicionalmente, la posibilidad de una rectificación “política” de la resolución no parece real a la luz de las mayorías relativas sólidas que existen en ese órgano.

El equilibrio de Clinton

Clinton en su época alcanzó significativos avances, logrando convertir en ley a numerosos compromisos de campaña que dieron importantes espacios de libertad a colectivos social y moralmente reprimidos. Los Clinton en más de una vez lograron avanzar hacia la aprobación de sus propuestas de cambios en base a formulaciones ambiguas, las que resultaron efectivas en el corto y mediano plazo. Una de ellas, en el campo de “la cuerda floja de la raza”, fue sin dudas la de “enmendarlo, no terminarlo”. Otra, muy significativa, fue la referida a la homosexualidad en las fuerzas armadas, “no preguntes, no respondas”, que también constituyó un avance en materia de derechos, pero también en ese espíritu de “la cuerda floja de la raza”. En detalle, este concepto estratégico fue una herramienta a la que el expresidente apeló en más de una ocasión, como ya fue expuesto. Pero lo que hay detrás de esta práctica, es un principio de resolución de diferencias frente a la imposibilidad de continuar avanzando. Y Clinton lo ha formulado así: “el personaje es un viaje, no un destino”. Dicho de otra forma, el devenir o el transcurso de la vida es tan significativo o importante como el objetivo. O, en la búsqueda de superarnos, debemos ser conscientes que el propósito no está en el final del camino, sino en el propio recorrido. Un concepto que por estas coordenadas de por aquí el maestro Oscar W. Tabarez, “el camino es la recompensa”.

Una cuestión más profunda

Como se señaló anteriormente, al eliminar las admisiones universitarias en línea con criterios que se apoyaban “en una cuestión de raza”, la Corte Suprema ha forzado a los demócratas a recorrer un camino de manera inevitable, de pasar de una discusión de opciones de promoción, la discriminación positiva, basada en la raza, a una más profunda, vinculada a la condición de clase.

Por ello, se señala coincidentemente en Washington, esta decisión del máximo tribunal fuerza un debate más amplio y profundo entre los votantes de la clase trabajadora que en el pasado se fueron alejando del partido, disconformes, desilusionados, entre otras cuestiones, por percibir un perfil elitista en buena parte del discurso de sus referentes nacionales.

En estos días, la pregunta en la capital política del país es clara y está dirigida al Partido Demócrata. Esta resolución promoverá entre las filas partidarias una revisión más o menos profunda como para recordarle al país cuál es en verdad el compromiso partidario con los sectores del trabajo, de los ingresos fijos.

Para Ruy Teixeira, un politólogo que ha dedicado varios libros a los debates ideológicos al interior del Partido Demócrata, y editor del blog The Democratic Strategist, no ha tardado en afirmar que “esta es una tremenda oportunidad para que los demócratas corrijan el rumbo de los problemas basados en la identidad”. Teixeira, que está próximo a publicar su última investigación, “¿Dónde se han ido todos los demócratas?”, centra sus esfuerzos en responder acerca de la fuga de los votantes del Partido Demócrata de la clase trabajadora en la última década. Para Texeira, estos debates siempre tienen dos ámbitos; el interno, más elaborativo y conceptual, el externo, el de adhesiones y de confrontaciones.

Los descuidos y los atentos

Es cierto que la acción transformadora de los demócratas ha marcado la agenda política de Washington. En ese sentido, es radicalmente clara para los años de Obama y, a su manera, lo ha vuelto a ser en estos años de Biden. Pero poco se podría entender de todas estas reivindicaciones sin legisladores como Bernie Sanders y como Alexandria Ocasio-Cortez, autodefinidos como progresistas.

Pero mientras los legisladores demócratas concentraron sus esfuerzos en la construcción de una legislación proderecho, los conservadores concentraron buena parte de su tiempo en modificar la correlación de fuerzas en la Corte Suprema, desplazando a los liberales o progresistas. Desde que el supremo tribunal anuló Roe v. Wade en 2022, se encendieron todas las luces rojas. Y ésta, ahora, de la discriminación positiva fundada en cuestiones raciales es una más. Pero quizás el punto elegido no haya sido el mejor para los conservadores, pues se trata de un asunto que afecta a personas, y fundamentalmente, familias.

La revisión, capítulo abierto

Casi todos los precandidatos presidenciales republicanos se definen opositores a la discriminación positiva. También se oponen al matrimonio homosexual y a otros muchos nuevos derechos consagrados durante los gobiernos de Obama y ahora de Biden.

Esta reformulada Corte Suprema conservadora está decidida a ejecutar la demolición de estos avances. A la eliminación del derecho constitucional al aborto, y a la discriminación positiva, se suma otro que también afecta a las familias: anular el plan de alivio de la deuda estudiantil del presidente Biden.

Ya han reaccionado los demócratas progresistas que han advertido que, si no se le pone coto a esta embestida, las cosas irán cada vez peor. También algunos analistas señalan que esta Corte parece actuar como una fracción partidaria radical, para dar respuesta a los votantes de Trump, los ultraconservadores, que hoy parecen estar huérfanos de liderazgo.

Así las cosas, el Partido Demócrata ha comenzado aceleradamente, en este contexto, a reordenar sus prioridades políticas y fundamentalmente, definir desde donde se proyecta a la acción política. Deberá esclarecer sus prioridades políticas a partir de posicionarse en el tensionado escenario político. Si vuelve a sus alianzas con los sectores del trabajo o si se desdibuja. El empuje de figuras como Bernie Sanders y Alexandria Ocasio-Cortez, será clave en esta hora de revisión ideológica del Partido Demócrata.