Llega a Paysandú una película sobre Alcira Soust; uruguaya que resistió ocupación de UNAM en 1968

El próximo jueves se estrena otra película uruguaya, “Alcira y el campo de espigas”, notable documental sobre Alcira Soust Scaffo, la poeta uruguaya que se convirtió en mito al resistir escondida en un baño los 12 días que el ejército mexicano ocupó la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en 1968. Una mujer que osciló entre el delirio y la cordura, entre azoteas, árboles y casas de Uruguay y de México, su país de adopción. Allí se convirtió en leyenda. A través de sus cartas, poemas y las huellas que fue dejando en familiares y amigos, la película busca conocer a la persona detrás del mito, una poeta olvidada e inolvidable.

La noche del 18 de setiembre de 1968 miles de militares ingresaron a la UNAM, con tanques ligeros, vehículos artillados y camiones, con el pretexto de “restablecer el orden” y desalojar a quienes ocupaban las instalaciones “para actividades ajenas a los fines académicos”. Pero Alcira Soust Scaffo, nacida en Durazno en 1924, permaneció escondida en un baño, doce días. De comida, papel higiénico; para beber, solo agua del lavabo.

Doce días después, el poeta Rubén Bonifaz Nuño –coordinador de Humanidades de la UNAM– y los historiadores Miguel León-Portilla y Alfredo López Austin recorrían la Torre de Humanidades para revisar el estado en que habían quedado las instalaciones cuando uno encontró una mujer en el baño del octavo piso. “¡No toques el cuerpo!”, le advirtieron. “¡Está viva!”, replicó. De inmediato se dirigieron al lugar y encontraron a Alcira demacrada, aunque con las fuerzas suficientes para salir de pie. La uruguaya se había salvado.
Tras su paso por el Festival de Cinemateca, donde recibió el premio del público, y su estreno internacional en el Festival de Málaga, “Alcira y el campo de espigas” fue estrenada en Montevideo con buen suceso.

Fue dirigida por Agustín Fernández Gabard en torno a la figura de Alcira Soust Scaffo, su tía-abuela. El rodaje se desarrolló entre Uruguay y México y el equipo está integrado por Margarita Brum como productora, Paola Perkal como montajista, Jorge Fierro como director de fotografía y Carlos Casacuberta como responsable de la música original.
“Son pocos los recuerdos concretos que tengo de Alcira, la tía Mima”, dice Agustín Fernández Gabard. “Ella volvió de México en 1988 –yo tenía 6 años– y perdimos todo tipo de contacto en 1993. La recuerdo jugando con mi hermano menor, cantándole las mañanitas, recuerdo su voz, recuerdo sus murales que mi madre había guardado en mi propio placard y no me dejaba sacar de sus tubos de cartón por miedo a estropearlos”.

“Esta tía-abuela que nos regalaba poemas, dibujos, que vivía un tiempo con nosotros e iba rotando entre casa de familiares, que se fue a vivir a una pensión en el centro, un día desapareció. Mi abuela pensaba que capaz se había vuelto a México sin decirnos nada, o que se había ido a Buenos Aires con amigos del teatro, los demás no éramos tan optimistas”.
“En mi cabeza la tía Mima era una historia inconclusa, un agujero en la historia de mi familia. Conversaciones con mi madre, con mi abuela, muchos testimonios, así como cartas y libros que dejó fueron los que me permitieron ir armando al personaje en mi cabeza, los que construyen esta película. Un vacío que me siento obligado a llenar”.

“Alcira y el campo de espigas” se exhibirá en Paysandú el jueves 6 a las 20, en el auditorio de Casa de Cultura (Leandro Gómez 852), con entradas a 250 pesos. Reservas por el teléfono 099509385.

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