(Ámbito)
La dolarización ha estado en boca de muchos en las últimas semanas, sobre todo entre quienes observan con atención qué sucederá en Argentina, más aún tras el triunfo de Javier Milei como presidente electo en el país vecino.
En tanto la instauración del dólar como moneda nacional es una de sus principales propuestas, y por la cercanía y estrecha relación que existe entre ambas economías, cabe preguntarse qué podría suceder en Uruguay cuando el economista libertario ocupe la Casa Rosada durante los próximos cuatro años, desde el 10 de diciembre.
“En primer lugar, es probable que entre las opciones disponibles para estabilizar la economía argentina, la dolarización –que luce poco factible– sea la que mayor impacto negativo inicial genera en la actividad y los ingresos”, explicó a Ámbito el economista y gerente de la práctica de Análisis Económico de CPA Ferrere, Nicolás Cichevski. “Bajo ese supuesto, en el corto plazo (2024) Uruguay enfrentará una situación similar a la que enfrenta hoy en día en términos de diferencial de precios y demanda reducida por bienes y servicios uruguayos”, añadió.
La situación actual a la que se refiere Cichevski es la importante diferencia cambiaria que existe entre Uruguay y Argentina, que deviene en una brecha de precios –un diferencial estructural que se ve profundizado por la devaluación en el país vecino y el atraso cambiario con fortalecimiento del peso que experimenta el mercado local– mayormente aprovechada por los miles de uruguayos que, día a día, cruzan la frontera en busca de precios más económicos en bienes y servicios.
La contrapartida de esta situación es la menor cantidad de argentinos que vienen a Uruguay, cuando de este país provienen la mayor cantidad de turistas que recibe el país no solo durante la temporada de verano, sino durante todo el año.
“Por otra parte, en la medida en que la economía logre estabilizarse luego de la dolarización, es factible que los sueldos en dólares comiencen a recuperarse y la economía argentina se encarezca, similar a lo ocurrido con la convertibilidad. En ese contexto, Uruguay podría beneficiarse de los ingresos en dólares superiores de Argentina y parte de la pérdida de consumo que ocurre hoy en día –uruguayos que consumen en Argentina en vez de Uruguay– se reduciría”, continuó Cichevski.
Pero el escenario positivo sería demasiado breve: “En el mediano o largo plazo, la dolarización exacerba los shocks externos, lo que puede agregarle volatilidad al nivel de actividad económica (PBI) de Argentina, que por transitiva puede tener efectos negativos en Uruguay”, afirmó el economista de CPA Ferrere.
Para la investigadora del Centro de Estudios para el Desarrollo (CED) Deborah Eilender, “antes de dolarizar es necesario realizar una serie de pasos en busca de estabilizar la economía”. “Hay ciertas condiciones que la economía argentina tiene que tener para poder cambiar su moneda. Incluso hay algunos economistas que dicen que si se toman esas medidas y se cumple con esas condiciones ya no sería necesario dolarizar”, consideró.
Ahora bien, en caso de que la dolarización efectivamente ocurriera, “Argentina terminaría teniendo una moneda que no responde a las dinámicas propias de su economía”. Sin embargo, Eilender enfatizó que esta moneda “es mucho más estable, con una inflación históricamente baja y claramente mucho más baja a las inflaciones argentinas”.
Por lo tanto “al atarse la Argentina a esta moneda terminarían teniendo también una economía más estable ellos mismos, y Uruguay tendría una economía más estable al lado”, consideró la investigadora, y remarcó que también sería más cara.
ORSI AMPLÍA VENTAJA SOBRE COSSE
(SUBRAYADO)
Cuando se pregunta a los frenteamplistas su preferencia en forma espontánea, Yamandú Orsi es el candidato más mencionado (38%), seguido de Carolina Cosse (20%), y bastante más lejos vienen otros candidatos, algunos en carrera como Mario Bergara (3%), otros que no competirán como el expresidente José Mujica (5%), el senador Óscar Andrade (3%) o el presidente del Frente Amplio Fernando Pereira (1%).
Un dato significativo de la encuesta de Equipos Consultores es que hay casi una tercera parte de los frenteamplistas (30%) que, en forma espontánea, no manifiestan preferencia por ningún candidato, lo que refleja que el grado de incertidumbre en el escenario de competencia es importante. Si a esto se le agregan las preferencias expresadas hacia candidatos que no competirán, el volumen es mayor.
Cuando se ofrece a los entrevistados un “menú” guiado con los cuatro precandidatos confirmados del FA, el orden de preferencias se mantiene, al igual que la distancia relativa entre ellos. Orsi lidera con 46% de las preferencias, contra 31% de Carolina Cosse, 12% de Mario Bergara y 5% de Andrés Lima. Aquí los niveles de indecisión disminuyen, prueba de que la oferta presentada resulta razonablemente satisfactoria para la mayoría de los frenteamplistas que espontáneamente no tienen preferencia. → Leer más