Nos vamos de vacaciones; ¿qué hacemos con los perros?

Llegó la época tan ansiada por la mayoría. Llueven fotos de pies en la arena, sombrillas y el mate con el río o el mar de fondo. Se arma la lista de lo que hay que llevar y luego las valijas. Mientras, en un rincón del living, ojos y orejas asombradas estudiando cada movimiento de esa gente que se “olfatea” que se va a algún lado de paseo.

¿Y los perros? ¿qué hacemos? Son muchos y es imposible llevarlos a todos o justo la casa que nos sirvió para alquilar no admite mascotas. Un tema recurrente en las vacaciones es justamente qué hacer con nuestros compañeros animales cuando nos vamos unos días lejos de casa.

¿Cuál es la mejor opción? ¿Cuál les agradaría más a los perros? o ¿Cuál es la que podemos manejar de acuerdo con la situación de cada uno?
Para informarnos mejor sobre estas situaciones caninas en las vacaciones, EL TELEGRAFO consultó a la master en Sicología Clínica y Educativa Canina y especialista en lenguaje corporal canino Pierinna Tenchio.

En casita siempre es menos estresante

Sin dudas que en el mundo ideal para nuestros amigos caninos y para quienes los tienen como integrantes de la familia, llevarlos de vacaciones a ellos también es la opción menos dolorosa. Sin embargo, cuando se trata de varios animalitos, la cosa se complica.

“En el caso de que las mascotas se queden, está la opción de la guardería. Lo que se hace en otros países acá no es muy común, pero estaría buenísimo que existiera –ya que es de las formas menos traumáticas para el animal–, es conseguir un petsitter, algo así como un niñero de perros. La persona va y se queda en la casa con el perro. Esa, para mí, es la mejor solución”, opinó Tenchio. “Acá no estamos muy acostumbrados a eso. Acá estamos acostumbrados a que el perro se queda solo en la casa y va una persona a darle de comer una o dos veces al día y el pobre queda todo el resto del tiempo en soledad ”, agregó, pero entiende que el petsitter implica “un gasto económico que quizás las personas no pueden o no quieren hacer”.

Las guarderías

“Hay que tener en cuenta muchísimas cosas al decidir llevarlos a una guardería. Por ahí el perro no está acostumbrado a estar fuera de la casa y al llevarlo a un lugar donde hay otros perros que no conoce, puede haber un problema. Es muy delicado, todo tiene que ver con la personalidad del perro. Hay que ver también cómo se manejan en la guardería; si los tienen aparte, si atienden de a uno o de a muchos. No nos olvidemos del estrés que significa, de todo lo que va a extrañar a los dueños –dependerá del vínculo que tenga con ellos–; son muchos factores para tener en cuenta”.
Dónde va a estar, dónde va a dormir, dónde va a comer y también llevarle su comida, son algunas de las cosas más importantes en las que debemos pensar, de acuerdo con la experta.

“Puede ser un lugar hermoso y el perro sentirse mal porque no está en su propia casa o entorno. Sobre todo, cuando no es asiduo a esos cambios de rutina. Recordemos que los perros son animales de rutina. Una vez que le cambias algo, eso le genera cierto estrés y entre otras cosas puede tener inconvenientes en el vínculo con los otros perros. Tal vez es un animal buenísimo, pero en esa situación puede reaccionar mal. Hay que ver cómo lo maneja cada titular de guardería y recomiendo hacer una investigación exhaustiva de lugares dónde dejarlo. Sabemos que en Paysandú no hay muchos lugares de ese tipo y hay que buscar la mejor opción”.

Cuando se quedan en las clínicas veterinarias

La responsabilidad de cuidar perros durante las vacaciones de sus dueños es muy grande y para ello se requiere de conocimientos sobre comportamiento animal, higiene y ni hablar de las condiciones necesarias para que la mascota esté cómoda y segura.

Hay clínicas veterinarias que ofrecen el servicio de guarderías y, si bien cuentan con profesionales que saben del tema, la realidad es que si la guardería se encuentra en el mismo lugar que la clínica, esto podría ser contraproducente para las mascotas. Estos lugares en su mayoría viven jornadas estresantes de animales operados, enfermos y todo ese despliegue de empleados y clientes durante el día, y eso no hace al lugar muy propicio para un animal que está extrañando a sus dueños.

“Si es una veterinaria a la que el animal está acostumbrado a ir atenderse, el perro ya tiene cierto recelo porque sabe que le van a hacer cosas que le provocan estrés y si, encima, vamos a dejarlo unos días ahí, le va a generar un gran malestar”, expuso.

¿Y si los llevamos de vacaciones?

Por otra parte, la experta señaló que en el caso de decidir llevarlos con nosotros, “hay que tener en cuenta si está acostumbrado a viajar en auto. Si no lo está, hay que hacer todo un proceso previo para que se adapte a varias horas de viaje. Si ya está acostumbrado, no olvidarse de hacer algunas paradas para que camine un poco y haga sus necesidades. Hay que tener en cuenta en qué parte del vehículo viajará. No hay que llevarlos en cajas de camionetas abiertas porque es muy peligroso. En ese caso se puede utilizar un canil de tamaño suficiente como para que pueda darse vuelta, pararse y echarse. Si va en la cabina o el asiento trasero de un auto, hay que recordar que existen arneses que van conectados como las sillas de retención infantil, por seguridad y para prevenir que no se pase para el asiento delantero”.

Acerca de los cuidados si decidimos viajar con ellos, la especialista alertó sobre las precauciones para que no tomen mucho sol, “que no pasen calor innecesariamente”; debería ser un lugar cerrado con patio el alojamiento donde se va a vacacionar, y si la familia va a la playa, deben dejarlo a la sombra”.
Por otra parte, explicó que, durante el viaje, siempre hay que bajarlos con correa por más que tengan una excelente respuesta a la llamada, porque puede haber algo que los distraiga y corren el riesgo de ser atropellados. Además, es imprescindible que tengan un collar con identificación con un teléfono para comunicarse.

Atentos con los golpes de calor

Durante el viaje es fundamental darles agua para evitar los golpes de calor y jamás dejarlos encerrados dentro del vehículo solos.
“Debemos, además, llevarles su comida porque no sabemos si esa misma comida estará a la venta en el lugar a donde viajamos. Ya le cambiamos de lugar con el estrés que eso significa, si encima le vamos a cambiar la comida, le puede causar problemas digestivos”, subrayó.

Violeta y su guardería canina

Violeta Simean es de esas “bicheras de alma”, como dicen por ahí. Hace muchos años que ayuda a animales que fueron abandonados y los perros siempre fueron su debilidad. Al punto que un día decidió transformar su casa en una guardería. “Llevo 11 años cuidando perros, pero desde ahora solo de raza pequeña. Los cuido en mi casa, cuento con fondo grande todo cerrado con muros y jardín con rejas. Los tengo a todos juntos y sueltos”, contó y se confesó ya algo cansada porque es un trabajo full time.

“Yo siempre les pido a los dueños que les lleven sus juguetes o cucha para que no extrañen tanto. Yo les pongo colchoncitos y sus petates y ya saben donde ubicarse. Ellos andan libres como en sus casas. Los que duermen adentro como en la casa, acá también lo hacen. Hasta se suben a mi cama”, explicó.
Simean entiende que “es un trabajo que debe gustar hacerlo y con responsabilidad. No cualquiera puede tener guardería. Las 24 horas tienen que estar acompañados, mantener sus espacios limpios y agua fresca; estar con buen clima, que no pasen ni calor ni frío. Algo que les pido a los dueños es que los traigan desparasitados, vacunados, con pipeta y que me dejen el número de teléfono de sus veterinarios”.