Escribe: Lic. Ps. Yasmín Buono- Cuando sentimos que un reconocimiento ajeno nos quita valor: el ego manda

¿Cuántas veces discutimos o seguimos discutiendo en casa porque pensamos que “tenemos razón”? ¿Cuántas veces rechazamos un consejo solo por orgullo? Tal vez te resulten incómodas estas preguntas al leerlas, pero es necesaria la incomodidad cuando por momentos sin cuestionar, nos puede alejar de lo que nos importa, de las personas que nos rodean. El ego en lo cotidiano con más fuerza de la que creemos. No hace falta ser una gran figura, un empresario famoso o un líder de opinión, basta solo con observarnos diariamente, cuando nos cuesta pedir disculpas, cuando queremos tener la última palabra o cuando sentimos que un reconocimiento ajeno nos quita valor.

Disfrazado de confianza

Cuando las actitudes se disfrazan de confianza, muchas veces podrían ser inseguridades con máscara. El ego se alimenta de aplausos, likes, ascensos, y al mismo tiempo nos deja vacíos cuando no lo conseguimos. Es ese pensamiento interno que dice “te mereces más que esto” o “no deberías estar escuchando a alguien que sabe menos que vos”.

Aspiraciones y tropiezos

Muchas veces en la etapa de las ilusiones y los sueños, el ego nos hace creer que ya sabemos lo suficiente. Por eso cuesta escuchar, aceptar críticas o comenzar desde abajo. En el momento del éxito, se vuelve soberbia: creemos que todo depende de nosotros, dejamos de agradecer y hasta podríamos volvernos incapaces de reconocer el trabajo de los demás.

Y cuando llega el fracaso, el ego busca excusas: señala culpables afuera y nos impide aprender de las lecciones quedándonos con el aprendizaje.

¿Quién manda?

El libro “El ego es el enemigo” de Ryan Holiday es un recordatorio, si hoy discutimos en el trabajo porque creemos que nuestra idea es la única válida, si nos cuesta aceptar un “no” sin sentirlo como un ataque, o si medimos nuestra autoestima por el aplauso ajeno, el ego puede alejarnos de las personas, de las oportunidades y sobre todo de nuestra propia serenidad y vínculos saludables.
El autor no señala hacia afuera, sino hacia el espejo. En estos tiempos de inmediatez en los que vivimos, aprender a convivir con nuestras ganas de brillar sin permitir que esa luz nos enceguezca ni opaque el brillo que también tienen los demás y muchas veces no lo vemos.

Nuestro interior

Porque el enemigo más difícil muchas veces no es el competidor, ni el jefe, ni las redes sociales, pueden influenciar sí, pero el más difícil de combatir y que viaja en silencio dentro de cada uno es: el ego.
Aprender a convivir con él es quizá uno de los mayores retos de nuestra época, porque en tiempos de mostrar más que ser, la humildad, la energía y la disciplina pueden parecer un recurso débil. Pero en realidad son una de las fortalezas más difíciles de cultivar: escuchar más que hablar, agradecer más que reclamar, aprender más que presumir, trabajar duro para lograr resultados.

En los procesos terapéuticos que llevo adelante en mis consultas observo que el verdadero desafío es estar con nosotros mismos y vencer los obstáculos que viven en nuestro interior. (097352937)

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