Con la nuestra

El ministro de Economía Gabriel Oddone expuso en nombre del gobierno en la celebración del Día de la Construcción, en el Club de Golf, en Montevideo, un acto que contó con la presencia del presidente de la República, Yamandú Orsi, así como de varios de los integrantes del gabinete, de los directorios de las empresas públicas y diferentes autoridades, lo que demuestra la relevancia que tiene este sector empresarial para la economía y para la vida del país. El mensaje de Oddone, o como él mismo planteó, “los mensajes”, tuvieron por supuesto el sesgo al que obligaba la circunstancia y el entorno, es decir, hubo mucho de eso dirigido específicamente al sector de la construcción; no obstante, el jerarca transmitió una visión, más que desde el gobierno, desde el Estado, sobre cómo entienden este momento de Uruguay y su economía en el contexto global, qué provecho se puede sacar de ello, y de qué manera se pueden mejorar las cosas. Es muy recomendable tomarse el tiempo de ver el registro completo video para interpretar las decisiones que se están tomando en materia económica. Oddone tomó el guante que dejó el presidente de la Cámara de la Construcción —que le antecedió en el uso la palabra— Alejandro Ruibal, que planteó que el país debería “jugar en otra liga”. Para el ministro “ya estamos jugando en otra liga y tal vez no seamos conscientes de que eso es así (...) cuando uno sale de Uruguay se encuentra, y créanme que no es un elogio fácil el que recibimos, pero crean, seguramente ustedes como miembros de la comunidad empresarial también lo reciben, que algunas cosas son por efectivamente cosas que nosotros hemos hecho bien, o que estamos haciendo bien desde hace muchos años. Otras tienen que ver también, es justo decirlo, con el deterioro de muchas condiciones que tienen lugar en el mundo, pero en cualquier caso, por la razón que sea, hoy Uruguay está en condiciones de captar la atención, de ser atractivo, y eso es un momento que tenemos que aprovechar”. Y tan es así eso de que hay que aprovecharla que esa misma mañana del lunes pasado el gobierno lanzó una convocatoria a inversores “para salir en un programa de financiamiento a la búsqueda de recursos en el mercado internacional”. Es decir, se realizó una emisión de deuda. Que tiene la particularidad de lanzarse en pesos uruguayos. Ojo, en pesos-pesos, nominales, ya no Unidades Indexadas, que cubrían la inflación, en pesos. Y eso es acompañar con acciones el discurso que viene sosteniendo el Banco Central en este proceso de fortalecimiento de la moneda nacional, que no empezó en este período de gobierno, justo es decirlo, sino que se ha transformado hace tiempo en una política transversal. Para el ministro “lo que tengamos como respuesta en las próximas horas, en los próximos días, también va a ser una demostración de cómo nos están evaluando el exterior. Insisto, no en particular a este gobierno, quienes somos los que estamos a cargo de tomar las decisiones de tipo económico, de tipo político, pero en general es al Uruguay y creo que efectivamente tanto el sector privado como el sector público tienen que ser conscientes de esta situación”. El secretario de Estado hizo notar que el país, además de tener grado inversor desde hace bastantes años, “es un país que tiene el menor riesgo país de la región y eso no es un hecho circunstancial que ha ocurrido en el último año, en los últimos tres o cuatro, sino que viene ocurriendo de manera sistemática, de manera prolongada”. Estas virtudes del momento económico que vive el país y especialmente en un contexto internacional tan adverso, son, dijo, “un resumen de los fundamentos de la economía uruguaya y de la forma en la que el resto del mundo nos observa: nos observa como un país confiable, con niveles de riesgo bajo control y por lo tanto al cual las tasas de interés a las cuales se les cobra para poder acceder a financiamiento son tasas comparativamente bajas, en un mundo en el cual el financiamiento se ha vuelto más restrictivo”. Y a esto agregó que al menos desde que se lleva la cuenta, “lo que está ocurriendo con la tasa de inflación a lo largo de los últimos años es un evento inobservado en la historia del Uruguay de los últimos 50 o 60 años”, haciendo referencia a que “tenemos una consolidación de una tasa de inflación a niveles bajos, por debajo del 6%, por un período prolongado, de manera destacada”. Pero a la vez que se produce esta convergencia entre el dato inflacionario, o mejor dicho, del Índice de Precios al Consumo (IPC), Oddone destacó que también está alineada en esta convergencia la expectativa de inflación que transmiten a través de las encuestas que el Banco Central realiza periódicamente a diferentes actores de la economía y a especialistas. “Por primera vez en muchos, muchos años, las expectativas de inflación que el sector privado tiene, tanto en el mercado financiero como en las respuestas a las distintas encuestas que se realizan convergen a los niveles de inflación proyectados por el gobierno. ¿Y eso qué supone? Eso supone la credibilidad de las instituciones, en particular del Banco Central, que ha logrado trazar una meta creíble y consistente por un período prolongado de tiempo en relación a la consolidación de la baja de la inflación”, manifestó, en lo que valoró como un elemento crucial “tanto para la toma de decisiones a nivel privado como también para la mejora en la distribución del ingreso”. También adelantó que al final del período “vamos a tener un equilibrio primario de nuestras cuentas públicas y nuestro déficit fiscal”, que estimó para entonces en el entorno del 2,5%, un porcentaje asociado al pago de intereses de la deuda. Defendió además los cambios tributarios. Al respecto nos interesa aludir a una visión sobre el rol del sistema financiero nacional en el fomento e incentivo a la inversión nacional. En concreto su afirmación fue que “el sistema financiero uruguayo no financia la inversión en Uruguay. Tiene un papel digamos ‘moderado’ para financiar la inversión”. Eso, dijo, en los últimos años fue “disimulado por tasas de interés muy bajas” y como el sector privado “accedía a estas tasas baratas, o no tenía un costo de oportunidad elevado donde colocar la plata, había una posibilidad de que el empresario financiara con capital propio (sus) inversiones”. Sin embargo “Ese mundo, en principio, la visión del gobierno es que terminó” y ha dado lugar a un escenario de tasas más altas. La intención es generar mecanismos —que no serán obligatorios, adelantó— para mejorar este que definió como un problema de inversión que tiene el país. “Los bancos prestan el 30% de los depósitos en dólares, los depósitos en Uruguay son el 70% del sistema. O sea, que estamos hablando de que casi la mitad de los depósitos que en Uruguay existen, no se canalizan al mercado doméstico, se canalizan al exterior. Eso tiene que ver con que faltan proyectos de inversión”, afirmó. Incentivar a través de diferentes mecanismos la inversión en el propio país, por ejemplo en crédito a pequeñas y medianas empresas, puede ser un instrumento interesante y tener un efecto potenciador del empleo, además, no olvidemos que ese segmento es el de mayor impacto en ese rubro, y en especial en el interior del país. Tal vez no alcance con ello y tal vez no sea tarea sencilla reactivar la confianza de los inversores domésticos después de tanto golpe recibido de empresas que más que empresas eran mecanismos de estafa, pero vale la pena el esfuerzo. Porque aunque quizás ya haya perdido algo de vigencia aquello de nada esperar sino de nosotros mismos, es un recurso del que no podemos darnos el lujo de privarnos.

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