Haciendo el camino de siempre

La salida de la pandemia no llegará en el corto plazo. No al menos la salida global, mientras los esfuerzos sean individuales y en busca de posicionarse mejor en un ranking con el que lo único que se busca es sostener posiciones de poder.
Para realmente pasar este mal trago el enfoque debe ser diferente, se deberá priorizar que realmente las vacunas lleguen a todos. Si no es de esta forma, las amenazas persistirán y el mundo no será un lugar seguro, por más que haya sectores aislados del mapa donde algunos se sientan a salvo. Pero ese no parece ser hoy el objetivo común.

La organización Médicos Sin Frontera (MSF) está impulsando una campaña en la que busca exigir la suspensión de las patentes médicas en esta pandemia para que “las vacunas, medicamentos y diagnósticos para el COVID-19 lleguen realmente a todas las personas”.
La campaña, dirigida a la Organización Mundial de Comercio (OMC), apunta a que los gobiernos exijan ante este organismo internacional la exención de patentes de los insumos necesarios para tratar el COVID-19 mientras dure la pandemia.
“Muchas de las herramientas médicas que se están desarrollando han recibido financiación pública en su etapa de investigación. A pesar de esto, las compañías farmacéuticas buscan patentarlas, controlar el precio y la producción”, alertó la organización.
MSF señaló que hace varios meses que en la OMC se debate una petición en este sentido, impulsada por India y Sudáfrica, a la que se plegaron posteriormente como patrocinadores otros 60 países, en su gran mayoría de África y Asia. “Sin patentes, se fomentaría la colaboración global para ampliar la fabricación, el suministro y el acceso a toda la población”, expresó la organización.
Esta iniciativa ya recogió el apoyo de los Estados Unidos para el inicio de negociaciones, anunciado por parte de su presidente Joe Biden.

El Parlamento Europeo, por su parte, aprobó una resolución sobre el VIH/SIDA que incluía un apoyo explícito a la propuesta de exención y se espera que en pocos días más se vote una resolución específica de apoyo a la propuesta de exención de los derechos de propiedad intelectual. Pero por el momento la Comisión Europea ha paralizado las negociaciones sobre la propuesta. La iniciativa ha recibido el rechazo de otros países como Japón, Australia y Brasil.
El problema es que mientras se dan estas lentas discusiones, la enfermedad avanza, especialmente en los países en desarrollo, aquellos a los que, si todo sigue como hasta ahora, las vacunas llegarán en último término.
En este tema, en el que es más urgente encontrar una solución, el mundo se sigue comportando como frente a otros, a los que parece querer solucionar aplicando una y otra vez la misma receta, es decir, básicamente pedirle a los países más poderosos compromisos que no asumen y que cuando lo hacen, lo hacen parcialmente y enfrentando presiones internas importantes.
Así ha ocurrido todo este tiempo con el cambio climático, desde los años 70, y cuando las organizaciones ambientalistas empezaron a denunciar los problemas que se enfrentarían en un plazo relativamente corto si no tomaban acciones para cambiar el rumbo de la creciente industrialización, se los ridiculizó y se desvirtuaron los informes en los que se habían expuesto los problemas que ya existían. Hoy, 50 años más tarde, aquí estamos viendo como esos problemas de los que se había advertido se hacen realidad. Y lo mismo aplica para la deforestación, la sobreexplotación de recursos que ha ocasionado la desaparición de especies, el hambre y la desnutrición en vastas zonas del planeta, la disparidad en el acceso a la educación y la cultura; en fin, una larga lista de situaciones en las que primaron intereses particulares por sobre los generales, postergando la búsqueda de soluciones.
En este caso de las vacunas y del acceso a los recursos queda aún más en evidencia, porque las soluciones se necesitan con rapidez; es más, para millones de personas alrededor del mundo y sus familias las soluciones ya son tardías. En Uruguay el número de muertes en el reporte del lunes fue de 4.276. Son más que la suma de la cantidad total de personas que habitan las localidades de Quebracho y Porvenir.

Esta semana los directores del Fondo Monetario Internacional, FMI; el Banco Mundial, BM; la Organización Mundial de la Salud, OMS, y la Organización Mundial del Comercio, OMC, solicitaron a la comunidad de donantes una inversión de 50.000 millones de dólares que serviría para generar nueve billones de dólares en beneficios económicos mundiales en 2025 e impulsaría la capacidad de fabricación y suministro de productos sanitarios.
“La declaración conjunta se basa en un reciente análisis del Fondo Monetario Internacional, según el cual es necesario destinar ese monto a nuevas inversiones de suministros de salud para aumentar su capacidad de fabricación, abastecimiento, circuitos comerciales y entrega, acelerando la distribución equitativa de material de diagnóstico, oxígeno, tratamientos, suministros médicos y vacunas”, indica el artículo publicado en la página Noticias.onu. Lógicamente que de conseguirse ese apoyo sería un espaldarazo significativo, pero una vez más la señal parece ser la de caminar por el mismo camino de siempre, evitando tocar intereses superiores.