Todos somos Guichón

“Hay que producir distinto, contaminando menos”, dijo el director de Medio Ambiente. Ese fue el título de la nota publicada por EL TELEGRAFO el 23 de octubre pasado. Quizás a muchos se les pasó por alto en el fragor de la campaña electoral, porque fue muy pocos días antes de la primera vuelta electoral cuando el ingeniero químico Alejandro Nario llegó a Paysandú en el marco de esa misma campaña.
No pasó un mes de esa afirmación para que empezaran los calores a sentirse en la zona y con ellos a reportarse nuevamente inconvenientes de contaminación en los cursos de agua; uno de ellos el arroyo Guayabos, fuente de agua de la que OSE obtiene el líquido con el que abastece a la ciudad de Guichón.
El problema fue identificado por la propia OSE como “presencia de olor y sabor en el agua elevada”, lo que obligó a que se interrumpiera el bombeo desde el arroyo y que la segunda ciudad del departamento pasara a ser abastecido por las perforaciones con que cuenta el ente, las que entregan un volumen insuficiente –y con problemas de presión– por lo que el suministro debió ser complementado por agua a granel, distribuida en las zonas más altas de la ciudad con un camión cisterna.
A raíz de esta situación un grupo ambientalista de esa ciudad, que viene alertando desde hace años de los riesgos que se enfrentan, volvió a denunciar que poco antes del episodio se estuvieron realizando aplicaciones de productos agroquímicos aguas arriba de toma de agua, en campos costeros al arroyo, a menor distancia de la que está establecida en las disposiciones que regulan el uso de estas sustancias.
Cabe recordar que muy poco tiempo atrás el mismo grupo recibió de parte del Ministerio de Ganadería Agricultura y Pesca una notificación por una sanción que se aplicó a AFE, a raíz de una denuncia realizada anteriormente, también por aplicaciones que se efectuaron sin contemplar las distancias estipuladas respecto a los cursos de agua.
Las palabras de Nario, que lleva cinco años en el cargo, demuestran que aún teniendo preocupación por este tema, quien esté a cargo de la Dirección Nacional de Medio Ambiente poco puede hacer, cuando es el mismo Estado quien incurre en conductas que ponen en riesgo la salud de la comunidad.
En esa entrevista el director afirmó que se requieren políticas públicas que ayuden a los productores a seguir un camino de producir con mayor valor agregado, en vez de apostar a mejorar la rentabilidad en base a disminuir los costos. “La gente paga más por productos que se hacen teniendo cuidado con el medio ambiente, porque no quieren consumir pesticidas; está el caso de lo que pasó con la miel, lo que pasó con las naranjas”, citó como ejemplo. También indicó que es necesario desarrollar un plan de polinizadores, “no solo con las abejas, donde hay problemas, también tenemos problemas con los abejorros, y otros polinizadores naturales, y ahí hay problemas de fragmentación del hábitat, de uso de productos químicos, hay que ir a una relación de riesgo distinta. Los pesticidas tienen que tener otra evaluación, que tengan más análisis de salud, más análisis ambiental”.
¿Existen alternativas para producir de manera sostenible y sustentable, garantizando que el productor pueda ser rentable y que el desarrollo de esa producción no ponga en riesgo todo lo que hay en derredor e incluso a los consumidores finales de esos productos?
Nario asegura que sí. Pero, ¿qué tiene para decir al respecto la Academia? Se han hecho estudios diagnósticos que han detectado la presencia de peces en cuyos tejidos hay trazas de diferentes compuestos de uso agrícola, pesticidas. Y no se trata de casos aislados, ¡el 96% de las muestras presentaron estos indicios! Es una situación muy seria, por más que se justifique diciendo que se trata de cantidades ínfimas que no presentan riesgos para el consumo humano. Seguramente habrá que esperar para actuar a que las cantidades sean mayores y sí presenten riesgos para el consumo humano, o directamente a que empiecen a presentarse casos de intoxicación, porque en definitiva, planteado así, es una cuestión de dosis.
¿Qué modelo de producción enseña a emplear la Facultad de Agronomía? ¿Sobre qué paquetes tecnológicos investiga INIA? ¿Están buscando formas alternativas de producción que permitan evitar todos estos problemas, o solamente van en procura de maximizar la rentabilidad? Sería bueno conocer su visión sobre esta problemática y cuáles son las perspectivas a futuro.
Mientras tanto, a medida que suba la temperatura los problemas irán creciendo. La temporada veraniega a comienzos de este año empezó complicada por la abundancia de lluvias, y cuando dejó de llover aparecieron a lo largo de prácticamente toda la costa las cianobacterias, complicando las playas.
En ese momento todos los medios capitalinos se hicieron eco de la situación y se puso el grito en el cielo, cuando la realidad estuvo allí, instalada frente a sus costas; hasta ese momento lo de las cianobacterias no había sido más que un problema “del Interior”, una preocupación “menor”, de la que habían alertado solamente algunos científicos díscolos, cuyos planteos una y otra vez fueron relativizados.
Pero la realidad hoy rompe los ojos. La proliferación de algas en el agua está provocando inconvenientes en el abastecimiento de agua potable a los vecinos de la ciudad de Guichón, a unos 90 kilómetros al este de Paysandú, donde viven unos 5.000 habitantes, tan uruguayos como los de Montevideo, Maldonado o Parque del Plata, tan humanos y con derechos como todos los demás. Y como los que van a seguir sintiendo los efectos de este problema que no estamos siquiera cerca de asumir, cuánto menos de llegar a resolverlo.