¡Aguante corazón!

Escenario: Estadio Luzhniki (Moscú). Público: 78 mil personas. Árbitro: Cüneyt Çakir (TUR).
Croacia: Danijel Subasic; Sime Vrsaljko, Dejan Lovren, Domagoj Vida, Ivan Strinic (Josip Pivaric 95); Luka Modric (Milan Badelj 119), Ante Rebic (Andrej Kramaric 101), Marcelo Brozovic, Ivan Rakitic; Ivan Perisic, Mario Mandzukic (Vedran Corluka 115). DT: Zlatko Dalic.
Inglaterra: Jordan Pickford; Kieran Trippier, Kyle Walker (Jamie Vardy 112), John Stones, Harry Maguire, Ashley Young (Danny Rose 91); Jesse Lingard, Jordan Henderson (Eric Dier 97), Dele Alli; Harry Kane, Raheem Sterling (Marcus Rashford 74). DT: Gareth Southgate.
Goles: Trippier (5); Perisic (68), Mandzukic (109).
Amonestados: Mandzukic, Rebic (C); Walker (I).

No era fácil. Y menos aun cuando transcurrían solo cinco minutos de juego y Trippier puso arriba a Inglaterra en el tanteador gracias a un golazo de tiro libre. El desafío de Croacia para intentar sobrellevar la situación era cada vez más enorme. Dar vuelta el tanteador significaba dejar el último aliento en la cancha, como siempre, pero con el agravante de haber llegado a este partido de semifinales de la Copa del Mundo de Rusia con dos alargues a cuestas: frente a Dinamarca y Rusia.
Y si antes del partido los hinchas repasaron las estadísticas mundialistas y se dieron cuenta de que nunca antes un equipo clasificó a la final habiendo superado tres alargues.
Pero Croacia destrozó a la realidad en pedazos: terminó dando vuelta la historia justamente en el alargue. Las cosas no fueron fáciles para los croatas. La situación se tornó oscura con ese gol de Trippier, y porque los ingleses intentaban dominar el trámite del compromiso, habiendo estado muy cerca del segundo.
Ahora: la segunda mitad fue totalmente diferente. Los liderados por Modric y Rakitic apretaron el acelerador, y alcanzaron la igualdad por intermedio de Perisic, que levantó la pierna izquierda y definió anticipando el despeje de cabeza de uno de los zagueros tras el centro de Vrsaljko.
Croacia estuvo cerca del segundo, pero la definición se trasladaría al alargue. La pregunta era cómo reaccionaría el equipo de camiseta cuadriculada ante el esfuerzo no solo de este partido, sino el que se arrastraba de los últimos dos compromisos que consumieron el alargue y terminaron en los penales.
Y parecía complicada. Sobre todo cuando Inglaterra estuvo a punto de concretar tras un cabezazo de Stones, pero Vrsaljko la sacó en la misma línea para mantener el tanteador.
Los croatas avisaron que no estaban dispuestos a ceder. Y el golero Pickford, con gran atajada ante remate de Mandzukic, tomó nota de la situación.
Pero a Inglaterra no le alcanzó: Mario Mandzukic fue el encargado de tirar por tierra los pronósticos, las estadísticas y el favoritismo con el que llegaban los ingleses. Y fue la locura generalizada. La Copa del Mundo observa cómo está latente la posibilidad de haya un nuevo campeón luego de que Croacia sacara pasaje de manera emocionante, tras dejar el corazón en la cancha, pero sin aferrarse a la idea futbolística con la que llegó a Rusia 2018, la de propuesta.
Zlatko Dalic, técnico de la selección de Croacia, llegó en noviembre del pasado año para sumergirse de lleno en el trabajo de cara a la Copa del Mundo. La esperanza era realizar un buen papel, e intentar igualar la mejor actuación de un combinado de su país, es decir un tercer puesto. Y en siete meses de trabajo se logró ser finalista. Apostando al alma, al corazón. A dejar todo, como todos. Pero sin renunciar a la propuesta. Y la fórmula dio resultado, más allá de lo que pase el domingo en la final ante Francia.