Allez la France

Escenario: Estadio de San Petersburgo. Público: 64.286 personas. Árbitro: Andrés Cunha (Uruguay).
Francia: Hugo Lloris, Benjamin Pavard, Raphael Varane, Samuel Umtiti, Lucas Hernández, Paul Pogba, N’Golo Kante, Kylian Mbappe, Blaise Matuidi (86’ Corentin Tolisso), Olivier Giroud (85’ Steven N’Zonzi) y Antoine Griezmann. DT: Didier Deschamps.
Bélgica: Thibaut Courtois, Toby Alderweireld, Vincent Kompany, Jan Vertonghen, Moussa Dembele (60’ Dries Mertens), Marouane Fellaini (80’ Yannick Ferreira-Carrasco), Kevin De Bruyne, Axel Witsel, Nacer Chadli (90’ Michy Batshuayi), Romelu Lukaku y Eden Hazard. DT: Roberto Martínez.
Gol: 51’ Samuel Umtiti (F). Amonestados: Kanté y Mbappe (F); Hazard, Alderweireld y Vertonghen (B).

El verdugo de Uruguay en cuartos de final también despachó en semifinales a la sensación del Mundial de Rusia: Bélgica. Y a Francia le bastó con un cabezazo desde un córner para sellar su pase a la final de la Copa del Mundo y aspirar a un segundo título en la historia luego del conseguido como local en 1998. Con un 1-0 gasolero, dejándole la pelota la rival y con una dura defensa, los galos mantuvieron el camino triunfal que traen desde la fase de grupos.
El equipo que dirige Didier Deschamps, campeón del mundo como jugador hace dos décadas, no tuvo ningún reparo en dejarle el balón y el control territorial a Bélgica, mientras se apostaba agazapado en su zona, con las líneas bien juntas.
En ese esquema, que duró casi todo el encuentro, resultaron fundamentales las figuras de Pogba, Matuidi y Kanté en la mitad de la cancha, sumada a la seguridad de Varane en la zaga y de Lloris en el arco, quien como buen golero de cuadro grande sacó las pocas –algunas muy difíciles– que le llegaron.
La más clara del ganador en la primera mitad estuvo en los pies del lateral Pavard, cuyo remate lo sacó con un pie el arquero Courtois, otro de buena actuación. En ese período, Bélgica intentó por varias vías, siempre desde los pies de Hazard y de De Bruyne, quienes buscaron permanentemente al hombre de área, Lukaku. Pero el 9 estuvo muy bien marcado en todo momento.
La tan mentada pelota quieta, que ha funcionado muy bien en este Mundial, se estaba aplicando con intensidad en este duelo.
Y, claro está, así arribó el tanto, el único de la noche de San Petersburgo. Minuto 51, córner a favor de Francia: centro con rosca de Griezmann al primer palo y Umtiti que le gana a dos grandotes, Vertonghen y Fellaini, para vencer a Courtois.
El gol activó el estado de emergencia en Bélgica, el cual provocó el ingreso de Mertens, hábil volante ofensivo, para sumarse a la armada de ataque. Los diablos rojos no pararon de ofender en todo lo que restó del partido pero jamás estuvieron cerca del empate, más allá de alguna pelota cruzada que llegaba envenenada o de algún centro complicado.
Como ante Uruguay, la selección francesa se mostró firme y sólida en retaguardia, dejando escasos resquicios por donde poder pasar.
En el último tramo del compromiso, a Francia se le abrieron espacios para la contra ante un rival volcado en ofensiva. Mbappe y Giroud, al igual que Griezmann o Tolisso –quien entró en el segundo tiempo–, tuvieron sus chances para estirar la diferencia.
Pero llegaban con las últimas fuerzas disponibles o directamente las ahogaba el buen arquero belga.
De cualquier modo, defendió bien el gol de Umtiti y se metió en una nueva final de una Copa del Mundo, la tercera en las últimas seis ediciones, todo un récord.