Se fue Brasil y hay una mini Eurocopa

¿Fue sorpresa? Sí, más allá de que Brasil no había mostrado en la cancha, salvo algunos chispazos, por qué siempre es favorito en los Mundiales.
Pero el equipo de Neymar se topó con un equipo de Bélgica que, luego de superar la primera fase sin haberse exigido demasiado, fue no solo pisando fuerte sino también subiéndose al carro de candidato al que muchos lo subieron antes de comenzar la cita en Rusia 2018.
Bélgica se metió en semifinales al igual que en México 1986, cuando a la postre sería cuarto al caer ante Francia (su próximo rival) por el tercer puesto.
Rápidamente los europeos consiguieron la diferencia, luego de que Brasil estrellara la pelota en el palo. Fernandinho marcó en su propia valla al peinar el balón tras un tiro de esquina, y descolocó a Alisson.
Y, por si fuera poco, festejó el segundo antes de que finalizara ese primer tiempo, por intermedio de De Bruyne, que concretó un contragolpe letal.
Los rojos no se conformaron, sabiendo que Brasil podía despertar en cualquier momento. Y tuvieron varias posibilidades a lo largo de lo que restaba de partido.
Brasil, lógicamente necesitado, apretó el acelerador y dejó espacios en el fondo, que el rival no supo aprovechar.
Hasta que llegó el descuento. Renato Augusto le puso pimienta al partido, que a partir de ese momento tuvo a Brasil insistiendo sobre el arco rival. Y despercidiando dos o tres jugadas clarísimas que fue desaprovechando de manera increíble.
Courtois salvó a mano cambiada cuando el partido se iba, para concretar la victoria y evitar así la posibilidad de un empate y la definición en alargue.
El Mundial se quedó sin sudamericanos, y será Europa la que definirá los cuatro primeros lugares y el título.
Para Brasil se esfumó el sueño, y quedó la sensación de que pudo dar más.