El gasto y la soga en la casa del ahorcado

Recientemente el ministro de Economía y Finanzas, Danilo Astori, en defensa de la gestión que ha desarrollado al frente de esta cartera y dirigentes de su sector –como el Ec. Fernando Lorenzo– en los tres períodos en que ha gobernado el Frente Amplio, subrayó que los partidos de la oposición “no tienen noción” sobre el gasto público, un concepto que podría ser tomado con seriedad si no que fuera que viene de un ministro de un gobierno que ha hecho trepar el déficit fiscal al 4,5 por ciento del Producto Bruto Interno (PBI), apenas terminada la “década ganada”.
Danilo Astori festejó los 25 años de Asamblea Uruguay y con voz quebrada, recordó la fundación de su sector, defendió su gestión al frente de la economía y fustigó las propuestas que hace la oposición para bajar el déficit.
El secretario de Estado evaluó que la economía creció 16 años consecutivos, “pero no de cualquier manera” sino repartiendo. “El Frente Amplio es el único partido del Uruguay con un proyecto nacional (…) No he visto estrategias distintas, visiones de futuro. Solo veo personajes que se presentan como logros políticos”, afirmó.
En alusión a los precandidatos Luis Lacalle Pou, Ernesto Talvi y Juan Sartori, consideró que “hay propuestas absolutamente insostenibles por falta de seriedad. Veo una competencia por quién va a bajar más el gasto público en el futuro, por parte de quienes no conocen absolutamente nada acerca de cómo funciona el gasto público en el Uruguay”, aseguró.
“Todos queremos ser austeros, pero no podemos aceptar que se nos proponga bajar U$S 900 millones del gasto público y la última oferta, que la conocí ayer, es de U$S 1.000 millones”, acotó el secretario de Estado.
Además, el titular de Economía sostuvo que estos planteos de Lacalle Pou y Talvi implican “no tener noción” del gasto público “como herramienta de política económica y social. El gasto público es la principal herramienta de un gobierno de izquierda para hacer justicia en la sociedad”.
Aseguró además que “no estoy proponiendo el despilfarro, como seguramente alguien comente”, y consideró que su propuesta es de austeridad, a la vez que pidió “no engañarse” porque sin gasto público de calidad, “no hay transformación social. Quien conozca cómo funciona esta herramienta en el país, no puede hacer jamás esa propuesta porque es absolutamente insostenible, como lo es la propuesta de crear 100.000 puestos de trabajo”, advirtió acerca del compromiso de campaña de Sartori.
Las reflexiones del conductor de la política económica eventualmente podrían ser de recibo si se tratara de un candidato o precandidato más que recién asomara a la arena política y por lo tanto tuviera una visión desde afuera de lo que está haciendo del gobierno, en un tema tan específico e importante como lo es el gasto estatal y el consecuente déficit en las cuentas públicas por los excesos en el gasto, precisamente.
Pero provienen nada menos que del conductor de la política económica de un gobierno que ya reconocía que un 3 por ciento de déficit fiscal era preocupante y que en su momento se trazó como objetivo bajarlo gradualmente hasta situarlo en niveles por debajo del 2,5; pero lejos de cumplir con este objetivo, el deterioro de las cuentas públicas ha ido agravándose hasta situarse actualmente nada menos que en el 4,5 por ciento, en medio de un estancamiento económico y un incremento del desempleo que no se ve hace más de una década.
Ergo, es mentar la soga en la casa del ahorcado que el ministro cuestione a la oposición por sus planteos en cuanto a abatir el gasto, e ignore olímpicamente que por la política económica que se ha venido aplicando el gasto público ha crecido más que los ingresos y ya estemos ante una alerta naranja justamente al cabo de una década en la que hubo ingresos extraordinarios por efectos de las condiciones favorables del comercio exterior para nuestros productos primarios de exportación.
Lo que se ha hecho con la presunta “distribución” a través del gasto como instrumento de política “económica y social”, como ha ocurrido a lo ancho y largo del mundo en los regímenes de izquierda, solo da un bienestar ficticio mientras dura el dinero de los otros, con una carga de voluntarismo que no eleva las miras para lograr un retorno mediante una sustentabilidad que permita que el pan de hoy no sea el hambre de mañana.
La Ec. Azucena Arbeleche, referente en economía del precandidato Luis Lacalle Pou, salió al cruce del ministro Danilo Astori a propósito de estas declaraciones, y su reflexión tiene particular basamento si tenemos en cuenta que fue encargada de la Oficina de Deuda del Ministerio de Economía bajo el ministerio de Astori en el período anterior. Dijo que “el gobierno ha hecho la plancha durante mucho tiempo”, en declaraciones a Para empezar el día, de Radio Oriental.
Sostuvo que “Astori y el Frente Amplio no tienen noción de ahorro, porque si de 2004 hasta la fecha hemos observado aumento de gasto es porque Astori y el Frente Amplio no tienen noción de cómo ahorrar y de cómo el gasto se transmite en mejores resultados”.
La asesora económica dijo que “hay que acabar con este gasto continuo y el darse la vuelta y pedirle a las personas que me paguen la fiesta. No se está respetando el dinero de los contribuyentes y se cree que las personas y las empresas pueden financiar de por vida estas cosas”.
“El gobierno ha sido incapaz de generar ahorros en todo este tiempo”, insistió Arbeleche, y concluyó que “para bajar el gasto hay que gastar menos; no se necesita una ley para hacerlo”.
Dejando de lado consideraciones del tipo político electoral cuando ya se está en plena campaña, sin dudas le asiste plena razón a la economista cuando menciona que el crecimiento del déficit fiscal obedece puramente a la aplicación de políticas procíclicas del gobierno, con un aumento del gasto mientras había recursos, pero dejando a su vez la puerta abierta para seguir gastando cuanto todo el mundo veía que se había superado el boom de los commodities y las bajas tasas de interés reinantes en el mundo.
Incluso el ministro de Economía hacía gala en su momento de que se contaba con “espacio fiscal” para seguir gastando, en lugar de hacer simplemente lo que aconseja el sentido común: ahorrar para tener espalda cuando llegara la época de las vacas flacas y sobre todo, no seguir incorporando gastos rígidos, que siempre hay que afrontar con menos recursos cuando la economía se estanca y decae la actividad económica, como ha venido ocurriendo.
Es inaudito, por decir lo menos, endilgarle a los otros, que “no tienen noción” sobre el gasto público, cuando no se ha sabido gestionarlo y se lo ha hecho trepar a un nivel que es la soga al cuello que tiene el país en medio del aumento sostenido del desempleo y el estancamiento económico. Peor aún, un presente griego para el gobierno que venga y para todos los que tendremos que pagar la fiesta del gasto desbocado, por una ideología llevada a capricho.