La teleconferencia permite coberturas simultáneas de prensa de todo el país

El lunes 4 de mayo pasado se hará un lugarcito en la historia. Por primera vez un presidente uruguayo brindó una videoconferencia de prensa para los medios de todo el interior del país. Una de las consecuencias secundarias de la pandemia de la COVID-19, tan sorpresiva como el propio virus que tomó por asalto al mundo en apenas meses con más de 275.000 muertos.
Una docena de diarios, televisoras y diarios se reunieron virtualmente con el Presidente y varios de sus ministros a través de la plataforma Zoom, cuya versión preliminar apareció en setiembre de 2012 y que en abril de este año se convirtió en una de las palabras más utilizadas globalmente, porque permite reuniones virtuales de decenas de personas aún en su versión gratuita.
Aquellos periodistas y medios que tienen menos oportunidades de acceder a las autoridades nacionales pudieron preguntar sobre el tema casi excluyente en alrededor de dos meses ya, el coronavirus y cómo ha impactado en el sistema sanitario, la producción, el empleo y la economía, para nombrar apenas algunos rubros.
Esa fue sin dudas la mayor importancia de esta iniciativa que no solamente no tiene antecedentes en Uruguay, no tiene antecedentes conocidos directamente. Al menos no en el estilo elegido de no filtrar preguntas y dar total libertad. Ni el Presidente ni los ministros tenían conocimiento previo de las consultas a realizar por los periodistas.
De hecho en España, el palacio de Moncloa, sede de la Presidencia, instrumentó una videoconferencia por WhatsApp, pero las preguntas pasaban por un moderador y no todas eran efectuadas. Solo semanas después, por las críticas, se permitieron las videoconferencias con preguntas en vivo.
La novedad de una conferencia de prensa de estas características la convirtió en un hecho de difusión nacional, porque los canales de televisión de Montevideo la mantuvieron en el aire por más de una hora, que fue la duración de la misma.
Observando el resultado, queda claro que se dio por sentado que las preguntas de los periodistas iban a estar vinculadas con la situación de pandemia, que ciertamente tiene diversos temas vinculantes que pueden ser abordados con la óptica del ciudadano del Interior. No se puso un tema específico porque en verdad, entre periodistas profesionales es habitual utilizar estas instancias para ahondar sobre el mismo tema planteado.
En las entrevistas que Presidencia brinda a los medios capitalinos, tampoco se pone un tema, pero hasta el momento los profesionales de Montevideo se refieren a la pandemia, desde muy diferentes ópticas e intereses.
En esta oportunidad no fue así. Un pastor evangélico usó su tiempo para realizar una pregunta anacrónica. El tema planteado puede ser muy importante no solo para él sino para un sector de la sociedad.
Pero aunque la conferencia de prensa con los medios del Interior fue una excepcional demostración de democracia, la pregunta fue todo lo contrario. Se refirió a un acto debidamente legislado y sobre el que fracasó un intento de referéndum. La democracia exige el respeto a las leyes y al mismo tiempo establece los mecanismos para buscar su derogación. No se menciona entre ellas una conferencia de prensa con el Presidente.
Dejando de lado lo anecdótico, esta fue una primera vez. Sin la pandemia hubiera resultado muy difícil que se tomara una decisión así y se concretara una reunión de prensa remota.
Ahora que ha quedado establecido que es una buena idea y que reafirma el criterio de un solo país, lo que hay que solicitar a Presidencia es que las mismas se vuelvan periódicas, más allá de crisis tan severas como la que se vive.
Hacer una con los medios del Interior tiene la ventaja de la practicidad. Permite que las cuatro cámaras empresariales se pongan de acuerdo –mediante sorteo como en esta oportunidad– y se trabaje ordenadamente.
No obstante, lo ideal –ese valor que el ser humano siempre debe perseguir– es dejar de lado la separación geográfica.
Periodistas somos todos, aquellos que trabajan en Montevideo como quienes lo hacemos en los otros 18 departamentos.
Por lo tanto, en un futuro cercano se deberían realizar en Torre Ejecutiva conferencias de prensa mixtas, presenciales para los medios de Montevideo y remotas para los del Interior, para que todos tengan las mismas posibilidades de preguntar, dentro del tiempo establecido. Y utilizando el mismo criterio que se usa en la capital, solamente abiertas a quienes están acreditados por sus medios ante Presidencia.
Pero la enseñanza de las posibilidades que brinda Zoom –o cualquier otra plataforma de videoconferencia que se adapte a las necesidade– es que no hay que reducir todo a una entrevista con el Presidente y sus ministros. Ya no se trata de dejar volar la imaginación sino que está comprobado que hay una nueva era en las conferencias de prensa en el horizonte. La convivencia de periodistas que estén en el lugar en persona con otros que se encuentren a algunos cientos de kilómetros en pantalla debe ser un objetivo a concretar.
El coronavirus pone en jaque los sistemas de salud de varios países, mata cientos de miles de personas, enferma a millones, pero en la búsqueda de soluciones en la lucha contra esos efectos, aparece esta iniciativa de Presidencia de la República que debe ser solo el comienzo.
La población uruguaya ahora puede demandar que sus periodistas –debidamente acreditados– puedan hacer las preguntas sin necesidad de tomar aquellas hechas por quienes residen en Montevideo.
Todos aquellos temas de interés nacional pueden –y deben– ser considerados por periodistas de todo el país gracias a la tecnología. Algo que hace pocos meses parecía imposible. Ahora es viable en todos los ámbitos.
Probablemente, como suele suceder, las conferencias de prensa para medios de todo el país demoren, se muevan lentamente.
Pero es algo que la mitad del país puede demandar. Hay que esperar quién será el siguiente que convoque a una de estas características. Después todo será cosa de, como dicen que dijo Galileo Galilei, “eppur si mouve”.