La voz del público

UNA MIRADA SOBRE PAYSANDÚ

Tristeza, aunque esperanzada. Sí, tristeza al escuchar el himno a Paysandú, que habla del trabajo de las fábricas. ¿Qué fábricas? Hace tiempo que esta “ciudad de piedra florecida”, al decir de Miguel Angel Pías, florece muy poco. Como dijo Belvisi alguna vez, se está “apueblando”. Estamos muy lejos de aquel pujante Paysandú industrial de hace ya bastante tiempo. Un tiempo en el que vivíamos tranquilos y felices, aunque éramos muchos los que no teníamos las comodidades necesarias. Un tiempo en que la palabra contaminación no existía, ni campeaba el consumismo. Era muy raro encontrar alguien buscando comida en la basura, alguna que otra vez veíamos un “bichicome”, nadie discriminaba a los negros. Nada de eufemismos, de “afrodescendientes”. Recuerdo que hablábamos del “negro” Ayala, por ejemplo, un amigo, a nadie se le hubiera ocurrido rechazarlo por el color de la piel. Sólo los niños nos asombrábamos de la blancura en la palma de la mano, pero nada más.
Un tiempo en que cada día escuchábamos las sirenas de las fábricas, y cada tanto la que anunciaba la llegada de un barco, a veces petrolero, otras veces de pasajeros. Había sí, un puerto con la profundidad necesaria, y con mucho movimiento. Y había un tren que llegaba hasta el puerto, con productos para embarcar.
¿Qué vemos ahora? Un puerto que necesita ser reactivado, la falta de navegación fluvial, sustituida por enormes camiones que destrozan las rutas, la vieja estación de trenes que sólo sirve para el recuerdo de algunos, el jubiloso bullicio de los que esperaban el tren, sustituido por un enorme silencio.
Se generaba muy poca basura, se aprovechaba al máximo los recursos, se ahorraba. Desde pequeños teníamos una alcancía.
Ahora, muchos tienen comida de sobra y la tiran y otros viven de la basura. Nunca los he visto, pero he oído que hay gente que vive al lado del vertedero, y que trabajan con la basura. (Creo que este virus ha servido para que se preste más atención a ese problema). Pero aún no hemos aprendido ni a reutilizar ni a reciclar.
Por desgracia, ha tenido que aparecer un virus para que la gente ponga más cuidado y no ensucie tanto.
Un día subí al noveno piso de un edificio de la ciudad y desde allí observé una corriente de agua, hacia el sur. Pensé que era el arroyo Sacra, pero no, después me dijeron que era el colector, donde van los residuos cloacales, y desde allí, al río. ¡Y pensar que tomamos esa agua!
¿Hay un tratamiento de las aguas servidas, antes de verterlas en el río? Sé que en Salto están tratando de solucionar ese problema. ¿Aquí?
¿Y los pesticidas? También van a parar al río. Según se dice, son cancerígenos. Me pregunto: si lo son tanto, ¿por qué se permiten? ¿Qué hacen las instituciones encargadas del medio ambiente?
Tiempo atrás, se habló de las sustancias cancerígenas de los residuos de las fábricas, que contaminaban el suelo y eran malas para la salud. ¿Se solucionó ese problema?
La semipeatonal fue una muy buena la idea. Pero siempre están los vándalos que se encargan de hacer destrozos, sin ninguna lástima. Un aspecto muy positivo de esta peatonal, los árboles, que dan flores, dan sombra y la embellecen. Tendrían que plantar árboles a lo largo de 18 de Julio, desde avenida España y saliendo de la peatonal, hasta la Plaza Artigas.
La semipeatonal frente al Florencio, preciosa. Personalmente, me siento orgullosa por haber sido la empresa de un exalumno mío, que la construyó.
Si nos fijamos bien en los bancos de avenida España, así como en las veredas del jardín, vemos que su estado es desastroso. Hace tiempo vengo preguntándome: ¿con tanta tecnología existente, tanto tecnólogo y tanto ingeniero, no hay nadie que sepa fabricar azulejos copiando los dibujos de los bancos?
En la Plaza Constitución, el Mausoleo a Leandro Gómez, ¿están allí, realmente sus huesos? Si no están, ¿para qué ese enorme agujero?
Si recorremos las calles principales, vemos muchas casas muy deterioradas. Los comercios que van cerrando, porque no pueden mantenerse, por distintas causas: falta de ventas, por la competencia de los supermercados y shoppings, por falta de incentivo para las pequeñas empresas. ¿Por qué no se forman cooperativas de producción y consumo?
En el Hospital también hay problemas sin solucionar, faltan camas, pero se nota en general, una gran mejora, edilicia y de equipamientos. La gente que vive fuera de la ciudad debe hacer tremendas colas para la farmacia. Se dan fechas para dos o tres meses, y en ese tiempo, la persona puede mejorarse o morir esperando. ¿Por qué no se aceleran los estudios lo más posible? La atención al paciente ha mejorado mucho. Me consta, porque he tenido un percance de salud y por eso, agradezco públicamente a las doctoras Mariana Alonso y Laura Botaro, la excelente dedicación y profesionalidad, así como a todos los que trabajan en la Emergencia, un hermoso equipo.
En estos tiempos de virus, parece que la inseguridad no es tanta, pero por las dudas, no podemos descuidarnos. No es posible que las personas mayores no puedan andar solas por la noche, y que tengamos que vivir enrejados, mientras los ladrones y los asaltantes campean a su antojo.
La Semana de la Cerveza. ¿De qué cerveza me hablan? Hace años que no se elabora acá. ¿Y el cero alcohol? Pienso que se debería aceptar un determinado porcentaje, como en otros países del mundo.
En la zona de la playa y la costanera, por suerte han plantado árboles que algún día darán su reparadora sombra. Recuerdo con nostalgia el monte fluvial que existía a lo largo de la costa, con árboles nativos. Hace años lo echaron abajo para construir la costanera, y luego plantaron unos arbolitos que los famosos vándalos muy pronto se ocuparon de liquidar. Espero que ahora no suceda lo mismo.
Junto a la desembocadura del arroyo La Curtiembre había un hermoso monte nativo, que al atardecer se llenaba de aves, como garzas, cigüeñas y muchas otras y alegraban la vista y el oído. Ya no vienen, ya no hay monte…
Y hablando de este arroyo, en otra parte de su recorrido, han talado todos los árboles, y han secado el humedal, para construir casas. Se ve que no saben mucho de ecología, o no les interesa.
Con respecto a la cultura, nos ha sorprendido mucho el nombramiento de directora de cultura a una persona que nada sabía de nuestra historia, ni nacional, ni departamental.
Respecto a la educación, creo sinceramente que los maestros y profesores hacen todo lo que pueden y es muy difícil enseñar en estos tiempos tan complicados.
Por otra parte, creo que se necesitan más centros de UTU, porque hay muchos adolescentes a los cuales no les sirve el liceo, necesitan aprender algo más práctico, más técnico.
Para terminar, sigo pensando que esta ciudad necesita, en cada área, personas responsables y preparadas para el cargo que ocupan, sin amiguismos ni clientelismos, sin importar el partido al cual pertenecen.
Porque la ciudad es de todos, y cada uno tiene el deber de dar lo mejor de sí, en beneficio de la comunidad.

Sanducera