Machismo, abuso y acoso sexual en el Carnaval

En los últimos días se han conocido a través de la cuenta “Varones Carnaval”, de la red social Instagram, más de 200 denuncias por abuso y acoso contra algunas figuras del Carnaval montevideano, aunque también toca a algunas que son del Interior radicadas en la capital. En el perfil de la citada cuenta se menciona lo siguiente: “Somos un grupo de mujeres hartas de la impunidad con la que se mueven los varones violentos del mundo de Carnaval”. Las denuncias han desatado un debate en torno a una de las fiestas de mayor arraigo popular, la cual se extiende a lo largo y ancho del país, y convoca a cientos de miles de personas que acuden noche tras noche a los diversos espectáculos de lo que ha dado en llamarse “el Carnaval más largo del mundo”.
Sin lugar a dudas el Carnaval es un signo distintivo de nuestra idiosincrasia, y muestra de ello es que tanto en los diversos materiales gráficos en los cuales se promociona a Uruguay, como en los eventos públicos en donde se recibe a visitantes extranjeros, la murga y el candombe están siempre presentes. Es por esa indiscutible popularidad que las denuncias han adquirido mayor difusión, ya que se trata de una manifestación cultural que representa e identifica al país, y por ello resulta tan negativo para Uruguay que la misma esté asociada a situaciones de abuso sexual. Las reacciones a nivel público no se hicieron esperar. El intendente de Montevideo, Christian di Candia, le pidió al murguista Fabricio Speranza (quien estaba en la nómina del Grupo Magnolia para las elecciones departamentales del 27 de setiembre) que no asuma su banca en caso de acceder a ella. Speranza, es además una de las caras visibles de la campaña “Sin educación pública no hay futuro – La crisis no la pagará el Pueblo” que lleva adelante la Universidad de la República, institución que hasta el momento no se ha manifestado públicamente sobre la denuncia contra quien presta su imagen a dicha casa de estudios. En otro orden Di Candia, junto a la directora de la Asesoría para la Igualdad de Género de la IM, Solana Quesada, y el director de Cultura, Ramiro Pallares, realizaron una conferencia de prensa para anunciar que “se va a crear un equipo especializado para abordar el tema, que trabajará en un protocolo de acción para regular el tránsito institucional de estas denuncias” y que se “modificaría el formato del denominado ‘Carnaval de las Promesas’ en el cual participan menores de edad”, el cual “dejará de ser una competencia para pasar a tener una impronta con énfasis pedagógico” según el Intendente capitalino.
No es la primera vez que figuras del Carnaval están asociadas con actitudes de menosprecio o ataque a las mujeres. En el año 2008 el famoso cantante “Canario” Luna, fue interrogado acerca de su opinión sobre la violencia familiar, y en especial sobre la mujer golpeada, a lo cual respondió “que a veces era necesario bajarle la mano, que algo habrán hecho y que algunas mujeres son muy bravas”. En esa ocasión Luna expresó: “¿Se habrá portado bien? ¿No se habrá merecido un buen piñe?” Preguntado acerca de si una mujer merecía ser golpeada, el músico contestó: “¿Por qué no?” La entonces edila montevideana por el Partido Colorado, Glenda Rondán, reaccionó contra Luna expresando que si no se actuaba de oficio, ella presentaría una denuncia ante la expresión “deleznable” del murguista que resultaba “vergonzosa para los hombres uruguayos”. En una columna publicada en el diario “La República” la entonces senadora por el Partido Socialista fue igualmente crítica: “Señor Luna, por si no se dio cuenta, la dictadura ya no está, estamos en democracia y con un gobierno que defiende los derechos humanos y una sociedad que en su inmensa mayoría desprecia a los ‘golpeadores’. La canción dice: ‘si se calla el cantor, calla la vida’, y en el caso de este cantor yo opino que debe callarse, para que la vida no se calle”. La frase del murguista resulta particularmente censurable no sólo por su contenido sino porque fue emitida por una persona que poseía una gran visibilidad pública y que es un referente de una manifestación cultural tan importante como el Carnaval, a tal punto que un anfiteatro en Montevideo lleva su nombre. Como lo expresa la página web del Municipio D de esa ciudad, “el nombre del escenario homenajea a un destacado vecino de Villa Española, Washington ‘Canario’ Luna, cantor de murga y tango”. Esa concepción de machismo se encuentra presente también en el mundo sindical.
En el año 2016 una asamblea de trabajadores en el departamento de Río Negro resolvió un paro en apoyo a un trabajador que había asesinado a su pareja. El presidente del Sunca de Río Negro, Sandro García justificó el homicidio de la mujer mencionando la falta de trabajo, los problemas económicos e incluso problemas de columna del asesino destacando que “son condiciones… no es para tomar esta medida, pero sí a veces influye, es un malón de cosas que te influyen en la cabeza”. Por su parte la exdiputada del Frente Amplio Graciela Cáceres respondió a las palabras de García de la siguiente forma: “acabo de escuchar las declaraciones más dolorosamente machistas que jamás pensé… estoy con las tripas revueltas”.
Las situaciones de acoso y de abuso sexual a las cuales hacen referencia las denuncias presentadas en la cuenta Varones Carnaval (actualmente a estudio de la fiscal de turno de Delitos Sexuales, Sylvia Lovesio) dejan en claro que no existe ningún ámbito de la sociedad que pueda estar ajeno a estas prácticas que merecen todo el repudio social y el castigo correspondiente a través de los canales institucionales adecuados. Todas las instituciones deben contar con políticas de prevención, canales de denuncia y protocolos de actuación que permitan evitar y combatir estas situaciones, así como contener a las víctimas. En esto no hay ni puede haber duda alguna: los abusadores y acosadores no son únicamente frentistas, blancos, colorados, independientes o de otros partidos políticos de la misma manera que no son solamente murguistas, músicos, profesores, maestros, empresarios, entrenadores físicos, militares, profesionales, sindicalistas, deportistas, directores técnicos, policías u obreros: existen abusadores y acosadores en todas las ideologías, partidos políticos y ocupaciones. Eso es precisamente lo que debemos entender para estar alertas y no guardar silencio ante estas situaciones. Ya sea que se trate de la “Operación Océano” o de “Varones Carnaval” el repudio de toda la sociedad en su conjunto debe ser inmediato, contundente y sin divisiones.
Una difundida canción de la música popular uruguaya (cantada, justamente, por el “Canario” Luna) tiene por título “Que el letrista no se olvide”. Sería importante que quienes tienen un papel importante dentro o fuera del Carnaval (letristas, autoridades de instituciones, murguistas, movimientos feministas, autoridades públicas, directores, etcétera) no se olviden de la importancia de prevenir, combatir y castigar el flagelo del acoso y del abuso sexual en todos los ámbitos y sin importar quien lo realiza ni dónde. Ojalá que no se olviden.