¿Por qué nos caemos y cómo podemos evitarlo?

Licenciada en gerontopsicomotricidad Soledad Vázquez.

“Una de cada tres personas mayores de 65 años sufre una caída al menos una vez al año. La evidencia respecto a este tema confirma que las personas que ya han caído tienen grandes chances de volver a caer en los siguientes seis meses”, destaca la licenciada en gerontopsicomotricidad Soledad Vázquez en el trabajo que preparó para Pasividades referido a “¿Por qué nos caemos y cómo podemos evitarlo?”
En su artículo, la especialista agrega que “con el peligro que ésto conlleva, es fundamental prestar la debida atención a evitar la primer caída para tomar todas las acciones pertinentes desde el equipo general de salud y bienestar destinado a las personas mayores”.
En tal sentido, considera que “es importante consultar y reportar cualquier tipo de caída que se tenga, pero sobre todo no pasar por alto la primera, no tomarlo como un evento aislado que no volverá a suceder”.

CAUSAS Y CONSECUENCIAS

En la visión de la profesional, “las caídas pueden tener consecuencias muy diversas, que van desde las lesiones físicas hasta las consecuencias psicológicas y todas estas nos limitan de alguna manera en nuestra autonomía, pudiendo llegar incluso a estados de gran dependencia”, advierte.
Asimismo, establece que “todas las caídas tienen causas, que podrán ser determinadas de manera más sencilla o más compleja por los equipos de salud expertos. A estas causas se les llama factores de riesgo”.
FACTORES DE RIESGO
“Los factores de riesgo son aquellas situaciones que nos predisponen en mayor medida a sufrir una caída”, especifica.
“Algunos de ellos tienen que ver con nuestro propio organismo y no los podemos corregir tan fácilmente, pero existen otros que son más dependientes de los hábitos y de nuestra propia voluntad de modificarlos, para de alguna manera disminuir esas posibilidades que tenemos de sufrir una caída”, ilustra.
En base a ello, entiende que “es importante entonces consultar al médico periódicamente para poder resolver aquellas condiciones de salud, como ser enfermedades de base que pueden predisponer mayormente a sufrir este tipo de eventos o medicación que sea particularmente predisponente para este tipo de accidentes. Por eso es tan importante no automedicarse”.
En su enfoque, Vázquez destaca la relevancia, a la vez, de “la corrección de las dificultades sensoriales, ya sea mediante el uso de lentes o de audífonos en el caso de ser necesario”. Asimismo, “si un experto nos dice que tenemos que ayudarnos de un bastón, andador, o cualquier otro tipo de auxiliar de la marcha, tenemos que usarlo, adoptándolo también a nuestra imagen”, señala.

“HACER DE NUESTRO  HOGAR UN LUGAR SEGURO”

En su trabajo, la gerontopsicomotricista puntualiza que está comprobado “que es en el propio domicilio donde se producen la mayor cantidad de estas caídas, y no en la vía pública, a la que usualmente culpamos de éstas debido al pavimento en mal estado que nos hace sufrir tropiezos, o debido a los semáforos, con sus tiempos de luz que quizás no se acompasan a nuestra velocidad de marcha”. En ese sentido, “se ha observado que son tres las habitaciones donde principalmente se dan las caídas: el dormitorio, la cocina y el baño”, observa.
“Teniendo esto en cuenta, dependerá de nosotros en gran medida, junto a la ayuda de nuestra familia, generar las modificaciones que sean pertinentes para poder hacer de nuestro hogar un lugar seguro”, plantea.

“UN INDICADOR DE NECESIDADES NO RESUELTAS”

“Recordemos entonces que las caídas en las personas mayores no son algo que se deba asumir como parte del envejecimiento normal, sino que siempre constituyen un indicador de necesidades no resueltas, ya sea de la esfera biomédica, social, emocional, hasta arquitectónica”, refiere. En base a esta información, la especialista concluye que “en cada uno de nosotros está la responsabilidad de prevenirlas para lograr una vida plena y satisfactoria”.