La juventud rural y las oportunidades

La problemática abordada por integrantes de entidades rurales en el marco de la celebración del Día de la Juventud Rural da una pauta de las inquietudes que forman parte de las prioridades de los jóvenes estrechamente vinculados con las actividades del agro.
Precisamente en nuestra edición del domingo dábamos cuenta del encuentro celebrado en la Sociedad Agropecuaria de Lavalleja, con participación del Movimiento de la Juventud Agraria (MJA), Comisión Nacional de Fomento Rural (CNFR), Cooperativas Agrarias Federadas (CAF), Asociación Nacional de Productores de Leche (ANPL), Federación Rural, Asociación Rural de Jóvenes del Uruguay (ARJU), Red Nacional de Semillas Nativas y Criollas y Red Nacional de Agroecología.
Las reflexiones de representantes de las diversas entidades de jóvenes participantes indican las áreas de interés del joven rural, caso de Carlos Duera, de la Federación Rural de Jóvenes, quien consideró que “ser joven es un constante desafío entre el avance de la tecnología y las limitaciones del medio”, a la vez de plantear su preocupación por el estado de la caminería rural y la necesidad del acceso a la tierra por los jóvenes.
En la misma línea, Lucía Olivera, del Movimiento de Juventud Agraria, coincidió en que el principal problema para los jóvenes es el acceso a la tierra, mientras Heber González, de ARJU, trajo a colación la necesidad de la capacitación para los jóvenes, y Evelyn Laborda, de ANPL, hizo hincapié en las ganas de quedarse en el campo y de trabajar que tienen los jóvenes rurales, mientras que Cecilia Rameau, de la Red de Semillas Nativas y Criollas, dirigió sus conceptos a la importancia de las tecnologías que regeneran la tierra y los ecosistemas.
Otras inquietudes tienen que ver con la importancia de buscar espacios en el medio rural más cercanos a las ciudades para poder generar vínculos y a la vez vender sus productos directamente. A su vez se tuvo el aporte de Lucas Cordero, desde la Comisión Nacional de Fomento Rural, quien expresó el desafío de ser joven rural como una elección de vida y subrayó que “apostamos a que los jóvenes que quieran vivir en el campo puedan hacerlo, a través del acceso a la tierra, la educación y la recreación, que dignifican la vida en el campo”.
Paralelamente, hubo consenso en cuanto a contar con políticas públicas que impulsen a las juventudes rurales y generar los espacios para que los jóvenes permanezcan en el campo, a la vez de señalar la necesidad de contar con apoyo una vez que accedan a la tierra. Estos aspectos sin dudas son los ejes centrales de las acciones reclamadas a los gobernantes no solo por los jóvenes que viven en el medio rural, sino por actores de todas las edades en los sectores vinculados al agro, y por regla general por quienes desde diferentes ámbitos perciben el país como un todo, en la interacción e interdependencia campo-ciudad, y no como una dicotomía, así como su proyección vital sobre la economía del país.
Y en este sentido no puede perderse de vista que es un elemento fundamental el apuntar a retener a las familias en los campos, con políticas proactivas más que como una reacción puntual ante circunstancias que hacen que continúe sistemáticamente la migración campo-ciudad, en la que los jóvenes juegan un papel fundamental por falta de atractivos en su lugar de origen.
Las reflexiones de integrantes de las entidades ruralistas sitúan los puntos clave para trabajar en este sentido, y tienen que ver con el acceso a la tecnología, la educación y la capacitación, el acceso a la tierra, mejores servicios sobre todo en caminería rural pero también en el tramado social, en el tejido socioeconómico, el crédito para poder trabajar la tierra, una mayor cercanía con la ciudad para acceder directamente a los mercados y obtener mejores precios por su productos, por mencionar solo algunos aspectos más conocidos.
No puede obviarse que más que en ningún otro lugar, en el campo los movimientos migratorios responden a ciclos económicos, es decir que cuando hay problemas de precios de los commodities y de la demanda de empleo en general es cuando se acentúan las corrientes migratorias, pero siempre en un contexto de altas y bajas cuya dirección no se ha podido revertir, es decir la migración hacia los cordones marginales de los centros urbanos por residentes en las áreas rurales.
La falta de oportunidades laborales, de posibilidades de crecimiento en el propio medio rural, de escasos polos de desarrollo que empleen mano de obra en los rincones más alejados del país, conspiran contra un esquema de equilibrio en ventajas y desventajas comparativas de estar asentados en el campo y en localidades rurales, donde a muchos gobernantes solo se les conoce cuando van a buscar votos en períodos electorales.
Pero sobre todo, es impensable que por mayor voluntad política y disposición que haya, en un solo período de gobierno o en un único partido puedan generarse condiciones determinantes para enlentecer o siquiera detener este proceso. Es preciso la participación de todos los actores, tanto del sistema político como de los organismos del Estado, entidades y sectores representativos del quehacer nacional en todos los ámbitos, para trabajar en el diseño y la instrumentación de políticas que coordinen esfuerzos, más allá de un período de gobierno, para quebrar este círculo vicioso de pobreza-emigración desde el ámbito rural.
Estas inquietudes expuestas en el encuentro del Día del Joven Rural reafirman, por si hacía falta, que hay disposición y expresión de un fuerte arraigo de los jóvenes, que es esencial para que permanezcan en sus lugares de origen y tengan la posibilidad de trabajar en emprendimientos que generen riqueza, empleos e ingresos de primordial importancia en un país de esencia agropecuaria, con el aporte de tecnología y capacitación que justificadamente reclaman.
Falta mayor apoyo para el acceso a la tierra, servicios, en tramado socioeconómico, sin olvidar la participación en cadenas de valor que contribuyan a una mejor calidad de vida y oportunidades de las que lamentablemente, hasta ahora siguen careciendo.
Y es hora de atender tales reclamos, porque en ello le va la vida al Uruguay.