En el Palacio Municipal se formalizó el cambio de Administración Departamental

El intendente saliente Mario Díaz y el secretario general saliente Federico Álvarez Petraglia llegaron temprano a la Intendencia. Tomaron un breve tiempo para controlar que todo estuviera en orden en sus respectivos escritorios y se reunieron en el hall, junto a otros integrantes de su equipo.
Afuera, en la ochava de Zorrilla de San Martín y Sarandí comenzaban a reunirse quienes se aprestaban a asumir la Administración. Entre los primeros, Fermín Farinha, el secretario general entrante.
Eran poco más de las 8 de la mañana. Pero ya se sentía el calor, el termómetro andaba por los veintitantos. De todas maneras, vestidos para la ocasión, los hombres llevaban traje (y corbata). Las damas en cambio, vestidos manga corta, veraniegos. Todos con tapaboca. Cualquier sombra era bienvenida, compartida.
Sobre las 8.15, llegó el senador Juan Sartori de saco ¡de pana!, acompañado por Alem García, presidente de la CARP.
Cinco minutos después estacionó un taxi en la esquina. El intendente electo Nicolás Olivera descendió, con su familia, su esposa Sabrina y sus hijas Isabella, Renata y Constanza. Aplausos, vítores, el recibimiento usual de los ganadores. Fotos junto a sus partidarios.
Después la familia ascendió los siete escalones de mármol y dentro los recibió un grupo de funcionarios. Más aplausos, más fotos.
En un raro instante quedó solo. Miró hacia Secretaría, se volvió hacia el representante de EL TELEGRAFO y comentó: “Ya no entro por ahí” y comenzó a caminar por el pasillo de los exintendentes. “Por cinco años”, le responde el representante de este diario. “55 meses”, corrige.
En el hall de Secretaría Privada esperaban algunos integrantes de la Administración saliente, entre ellos Marcelo Romero. Dentro de la sala José Aquistapace el intendente y secretario general salientes. Saludos puño con puño.
Cuando estaba por comenzar el traspaso oficial de mando, arribó el secretario de Presidencia, Álvaro Delgado, el subdirector de la OPP, José Luis Falero, y el subsecretario del Mides, Armando Castaingdebat.
Tras los saludos propios de una época de pandemia, el acto. La escribana Mónica Peralta leyó e hizo firmar el acta de formalización de cambio del titular de la Intendencia de Paysandú. Tras la firma, Nicolás Javier Olivera Seiguerman quedó oficialmente instituido como Intendente de Paysandú 2020-2025.
El locutor –el jefe de la Secretaría de Comunicación, Alfredo Touriño– anunció la primera resolución del Intendente; el nombramiento del secretario general, Fermín Farinha Tacain. Como se necesitan dos firmas, se convocó al funcionario municipal Héctor Anzardo.
Se podía percibir que Mario Díaz quería hablar, despedirse, desear lo mejor a la nueva Administración. Creyó encontrar su lugar cuando el presentador lo nombró y se incorporó rápido, pero también fue nombrado Olivera, porque el motivo era firmar el Libro de Honor.
Díaz se refirió al honor del cargo asumido y deseó lo mejor a la Administración Olivera. “Si le va bien, le irá bien a Paysandú”, apuntó. Olivera en tanto escribió una sola frase: “Paysandú, te pondremos de pie”.
El final, entre risas y abrazos. Democracia sin fisuras. Díaz y Álvarez Petraglia se retiraron al hall de la Secretaría Privada y Olivera quedó en el Salón Rojo, junto a su familia, mientras la prensa entrevistaba a las autoridades llegadas de Montevideo.
Detalles que lo dicen todo: Álvarez Petraglia le entregó su llave de la Intendencia al secretario privado Ramón Echeverría, de pie, con su portafolio, listo para dejar su puesto.
Afuera, integrantes de la recién finalizada administración se abrazaban, saludaban, reían. Pero los ojos, esos traicioneros, dejan al descubierto añoranza y esa cosa que no tiene fin: tristeza. No es tan sencillo irse, porque atrás se dejan años de entusiasta trabajo.
Cuando el intendente y el secretario general, junto a sus familias, salieron con la intención de trasladarse al Florencio Sánchez no parecieron percibir ese ambiente. Los unos y los otros. Los que llegan y los que se van. Y todo comenzó con el simple acto de poner un voto en una urna. La democracia se reafirma, con alegrías y tristezas. A cada cual, le toca una parte.
En el teatro Florencio Sánchez, el aforo permitido está ocupado. Ahí seguirá el acto de formalización de cambio de Administración. En otro ambiente, en otras circunstancias.