Un negocio limpio

Según dijo en Paysandú el ministro de Ambiente, Adrián Peña, al ritmo que viene, OSE tardaría 85 años en dar respuesta a los problemas actuales de saneamiento que tiene el país, sin considerar las demandas que se generen de aquí a esas fechas; solo las actuales.
No sorprenderá a nadie la afirmación de Peña, de que –cuando no– el mayor problema es la falta de recursos. Aunque de sus comentarios también se desprende que se pudo haber hecho algo más por tener un mejor escenario, sobre todo pensando el problema no desde el acceso a los servicios, que es como se ha encarado tradicionalmente, sino viéndolo desde el impacto del tratamiento de las aguas servidas (o mejor dicho, de la falta de este) sobre los recursos hídricos.
“La mitad del Interior está sin acceso a saneamiento, el 46%; ahí tenemos un problema bien grande. El problema de los recursos hídricos tiene mucho que ver con el saneamiento, son temas que se conectan, porque está todo esto de la contaminación difusa, que es verdad, plaguicidas y demás, lo industrial, que está bastante controlado, por lo menos monitoreado, porque las industrias que generan el 80% de los efluentes están monitoreados en tiempo real, se puede ver en el ministerio, van llegando cada minuto los datos”, dijo Peña.
Frente a este panorama el secretario de Estado puso de manifiesto que está trabajando en el desarrollo de soluciones alternativas para poder mejorar las perspectivas.
“Tenemos que repensar el tema del saneamiento, porque así no llegamos. La tasa de inversión de OSE es muy baja, y no ha sido baja en los últimos años, hay que reconocerlo: la tasa de inversión de los gobiernos del Frente Amplio no ha sido baja, ha estado por encima de la media histórica, pero de todos modos, con esa inversión, llevaría 85 años. Por ahí no llegamos”, insistió.
La solución, como tantas veces ocurre, está “fuera de la caja”, es decir, innovando, y por lo que dijo Peña, se trabaja en dos frentes: por un lago en la búsqueda de soluciones financieras y por otro, analizando las posibilidades técnicas de un camino alternativo a lo que se hace hoy, un camino (directo al río) sumamente costoso.
Sobre la búsqueda de una alternativa financiera, Peña dijo que en eso están trabajando técnicos de OSE, del Ministerio y de la Corporación Nacional para el Desarrollo, “tratando de generar dos cosas: una empresa de propiedad pública pero en el ámbito privado, una especie de Corporación Vial, que cobra el peaje y hace la ruta, pero de saneamiento; para tener una herramienta más dinámica y poder actuar”. La otra “cosa” es una herramienta financiera, que parte del supuesto de que se va a conectar más gente al saneamiento; eso “nos va a traer más ingresos, porque va a haber más gente pagando saneamiento. Con eso podemos generar una bolsa de recursos que lo vayan financiando, es decir, crear un fideicomiso con los ingresos futuros que tendremos por las conexiones de saneamiento, y así poder avanzar un poco más rápido”.
Por el lado de las soluciones técnicas, el ministro explicó que hay que encontrar tecnologías que se adapten a cada lugar. “Hoy, al hacerlo OSE, la solución es el alcantarillado, porque es la solución que propone el BID, y eso lleva una inversión muy grande porque va el caño por el medio de la calle, hay que hacer calle, y eso es una inversión muy grande de recursos que Uruguay no tiene y se enlentece todo”. Pero el jerarca considera que hay soluciones intermedias que pueden funcionar, y mencionó el ejemplo de Guichón, que en parte de la cuidad tiene soluciones a escala hogareña.
“En Guichón me paró un vecino que es arquitecto y me dijo, acá tenemos un sistema muy simple, tenemos una plantita en la casa de cada uno y sale el agua. Es un buen sistema, completar el saneamiento en Guichón es ampliar ese sistema. No estamos hablando de grandes plantas y completamos el saneamiento. Si vamos al alcantarillado, la parte que falta de Guichón, nunca lo va a tener. Yo no conocía eso. Me explicaron que ese sistema se usa en Australia, en localidades chicas. Bueno, hagamos eso en Guichón”, dijo.
Pero lo que llamó la atención en este apartado fue que para analizar el tema sentó en una mesa “al director de Agua y Saneamiento de Dinagua, al director de Saneamiento de la OSE, al gerente de Mevir, que tiene mucha experiencia en saneamiento, a Saneamiento del Ministerio de Vivienda, al director de Saneamiento de la Ursea, porque todo eso hay de saneamiento en Uruguay y todos tienen sus estudios, todos tienen sus análisis y ahí comenzamos a coordinar y todos están de acuerdo con que hay que encontrar soluciones diferentes”. Realmente sorprende que con todos los problemas de recursos y las pobres perspectivas (85 años es más que la esperanza de vida en nuestro país), Uruguay se dé el lujo de tener todos esos cargos en niveles jerárquicos atendiendo un asunto tan específico.
Pero además, es llamativo que en esa mesa no se sienten también representantes del sector de la investigación, que los hay y muy buenos, y podría haber aún más, en la medida que se destinen más recursos.
¿Cabe alguna duda de que es necesario aplicar más investigación en esta área en específico?
Estamos hablando de 85 años. ¡Son 17 períodos de gobierno!
Y eso es solo viendo una problemática de forma parcial, sin entrar a cuestionarnos qué tan lógico es que sigamos llenando las cisternas con agua potable y que simplemente se pierdan sin remedio los millones de litros al año que desbordan de las piscinas de los complejos termales, después de salir de las profundidades, por mencionar otras preocupaciones que llegarán más pronto que tarde.