Un aporte arquitectónico con diseño y buen gusto

El nuevo edificio de Comepa, con sus 2.500 metros cuadrados de construcción y los 760 metros de estacionamiento, apunta a la funcionalidad con el sanatorio Modelo, a mejorar las prestaciones de salud y a generar mayores comodidades para los funcionarios y usuarios. Pero también refleja el objetivo de aportar al acerbo arquitectónico de la ciudad, con diseño y buen gusto.
El arquitecto Raúl González Belvisi, director del Departamento de Obras de Comepa y quien estuvo al frente del desarrollo de este proyecto, dijo que en primer lugar se buscó “la conectividad con el sanatorio existente para que trabajaran en conjunto desde el punto de vista funcional”. “Al fin y al cabo es una ampliación a algo que ya estaba. Se siguieron pautas de diseño de acuerdo a la funcionalidad de cada servicio, a la necesidad de cada uno, así como los requerimientos reglamentarios vigentes”.
Con esas variables, se fue “armando el diseño”, trabajando con cada sector para conocer sus necesidades propias y armar “desde el punto de vista técnico” todo lo que se precisaba, como los equipos que conllevan sus características técnicas en lo eléctrico, término, estructura, peso, espacio. Más todas las instalaciones que apoyan al global: lo eléctrico, sanitario, el aire acondicionado, los gases medicinales, “que debimos poner en la mayoría de los servicios que inauguramos”. “Una de las cosas más interesantes de la obra es algo que no se ve: la estructura. Opté por una solución de pilares y losas sin vigas, por ese mismo tema de requerimiento técnico de las múltiples instalaciones que teníamos. Entonces, esa multiplicidad hacía la necesidad de tener espacios. Al evitar tener vigas teníamos un espacio piso-techo mucho mayor, donde pudimos alojar cañerías, ductos de todo tipo”, relató el arquitecto.
González Belvisi, que tuvo el papel de proyectista y director de obras en esta iniciativa, comentó que se asesoraron en el aspecto de acondicionamiento término y eléctrico, pero los demás temas “fueron diseñados acá”.
“Las instalaciones también tienen un sistema de ventilación general, de todo los locales internos, que es centralizado y, a través de una máquina, hacemos una mejora energética”, continuó. Se trata de un intercambiador aire-aire, que hace que el aire que sale de dentro ayuda a empezar a enfriar el aire caliente que ingresa desde el exterior en verano y lo inverso en régimen de invierno. Una máquina por piso, y en uno, dos. “Es un mejoramiento energético para no perder todo lo que uno acondicionó, no perderlo en la renovación de aire”.

ALTA CONFORMIDAD

En cuanto a las prestaciones en salud que el nuevo edificio ya provee, se dan “mejoras sustanciales”. Desde imagenología, en la que se logró aunar todo el servicio en un solo lugar, la endoscopía digestiva, cuyo traslado a Vizconde logró liberar un área en la zona de emergencias, hasta los estudios cardiológicos y la urodinamia. “Se lograron buenas cosas en todos los sectores”, dijo el director del Departamento de Obras de Comepa.
“Hay un piso (el segundo) preparado para la internación con todas sus instalaciones, con gases medicinales, aires acondicionados, etc. En un tercer nivel está el hospital de día oncológico, una gran mejora para Comepa, porque se encontraba en un local (el sanatorio Sanducero) que se merecía una renovación”, ahondó.
En esa área “se trabajó mucho con los técnicos y con los médicos para lograr un buen diseño, asimismo se llevaron a cabo instancias de intercambio con técnicos del Ministerio de Salud Pública, que son los que periódicamente nos inspeccionan y también otorgan la habilitación; este sector hemato-oncológico tiene particularidades muy complejas en la planta física y en el acondicionamieto térmico y creo que es muy alta la conformidad en cuanto a lo logrado, y ni que hablar para los pacientes. Mejora en la calidad de los locales, en la atención, con más comodidades, más lugares, tanto en sillones como en camas”.
Para todos los servicios, hay un subsuelo en la totalidad del área que oficia de depósito general de todo el sanatorio, con un depósito de sueros general, camas, mobiliarios y el grupo electrógeno.
González Belvisi enfatizó que todo el proceso del proyecto siguió pautas de diseño general de arquitectura hospitalaria, con un desarrollo en conjunto con cada sector. “Como pertenecemos a la misma institución hubo un contacto permanente con los técnicos. Hizo que el producto fuera mucho mejor. Cuando se trabaja previamente, con los que van a usar la planta física, se mejora mucho”.
La obra llevó tres años de trabajos. La estructura, albañilería y el cerramiento vidriado en exteriores lo llevó a cabo una empresa constructora; el resto de las tareas, como sanitaria, eléctrica, gases medicinales, aire acondicionado, ascensores, carpintería, granitos y herrería fueron contratados directamente por Comepa.
“Quiero agradecer a todos los proveedores, empresas y personal que trabajaron en la obra porque, salvo excepciones, se trabajó muy bien, con gente y empresas mayoritariamente sanduceras.
Solo se contrataron empresas montevideanas en los casos que no había capacidad de hacerlo con las del medio, como fue el ascensor y el acondicionamiento térmico. Es de destacar y agradezco también la dedicación a los integrantes del Departamento de Obras, que brindan el apoyo en graficación, gestión y administración de las obras. Por otra parte, toda la temática y decisiones son analizadas y tomadas en la Comisión de Obras que se reúne semanalmente para tratar todos los temas de obras, mejoras y mantenimientos de todas las plantas físicas de Comepa y está integrada por el presidente, secretario, tesorero, gerente (hoy Dirección Técnica Administrativa), director del sanatorio, jefe de compras y quien habla”, manifestó el arquitecto.

UNA VIEJA IDEA

La obra se complementó con una “vieja idea”: la de acompañar a la estructura con un estacionamiento. Para ello se tiraron algunas construcciones, entre ellas la oficina de compras. Más un depósito y una casa vieja. Así, se dispuso de un estacionamiento para 26 vehículos. “Para la cantidad de vehículos que hay es acotado, pero por lo menos resulta algo acorde a lo que necesitamos ”, explicó González Belvisi.
Tanto este parking como el resto de la nueva edificación, da “una unidad” desde el punto de vista del diseño en conjunto con el resto de las construcciones del sanatorio. “Hay una armonía. Se buscó la continuidad en algunos materiales y a su vez se logró una singularidad en esta ampliación”, dijo González Belvisi.
El arquitecto aclaró que en cuanto al presupuesto, “salió dentro de lo previsto”, y que se trata de una obra que aporta “como elemento arquitectónico para la ciudad, para el embellecimiento de nuestras calles y su entorno”.
En relación al mantenimiento del edificio, destacó que se siguen “las pautas” ya establecidas. “Usamos en la obra elementos duraderos, desde los revestimientos, hasta las pinturas, donde el mantenimiento diario de las instalaciones no presentan mayor complejidad. Siempre se trata de tener en cuenta que las instalaciones sean fácilmente reparables, por eso en todos los sectores que pudimos hicimos instalaciones accesibles”, explicó González Belvisi.