Técnico del SUL destaca aporte de lana fina en la ganadería extensiva del norte del país

En términos de producción ovina, Uruguay es un país con una tradición y cultura lanera muy importante. Además, tiene un historial particular de sistemas doble propósito, como estrategia para balancear los ingresos por lana y carne ovina. “Sin embargo, en los últimos años, la participación de genotipos productores de lanas medias en la majada nacional ha disminuido en un contexto general de caída del stock”, manifestó a EL TELEGRAFO el ingeniero agrónomo José Francisco Ramos.
El técnico del Secretariado Uruguayo de la Lana (SUL), manifestó que el desplazamiento de los ovinos hacia los suelos más marginales del país “se asocia a un incremento en la participación de genotipos productores de lana fina. Salto, Artigas y Paysandú concentran aproximadamente la mitad de la majada nacional. En un escenario de caída del stock a nivel nacional, en esta zona del país, la participación de genotipos productores de lana fina alcanzó 60% en 2016 respecto al 33% que representaban en 2001 (Encuestas Ganaderas Nacionales, MGAP)”, sostiene. Los cambios en la composición racial de la población ovina “suelen responder a cambios en la naturaleza de los sistemas de producción y en la demanda de los mercados de lana y carne ovina”, acotó el profesional sanducero.
La mayoría de los sistemas ganaderos mixtos más extensivos, “donde el producto principal del rubro ovino es la lana fina, realizan venta de borregos tras la esquila de los dos primeros vellones y presentan una composición del stock donde existen categorías solteras y donde las ovejas de cría representan una proporción del total tal que aseguren la reposición”.
Entre las principales limitantes de estos sistemas de producción “pueden destacarse los resultados reproductivos bajos, problemas nutricionales y sanitarios, que conducen a baja productividad individual y por hectárea, problemas en la recría de hembras, escasa infraestructura predial, poca disponibilidad de pasturas mejoradas, entre otras”.
Desde una perspectiva cultural y económica, en esquemas laneros y doble propósito, “la contribución de la lana es muy importante y es de interés para los productores valorizar esa fuente de ingreso”. Además Ramos sostiene que “es indudable el impacto que tienen los precios de la lana y la agilidad en la comercialización de la misma sobre el ánimo de los productores. El sector lanero ha recibido de lleno el impacto de la pandemia y anteriormente la guerra comercial de Estados Unidos con China. Sin embargo, en los últimos meses se han concretado negocios con precios que podemos considerar como buenos e incluso muy buenos analizando el contexto histórico. Cada zafra tiene sus particularidades, y el nivel de expectativas y las necesidades financieras influyen en la decisión de los productores de comercializar o retener su lote de lana”.
José Francisco Ramos explica que en sistemas de producción con buenas productividades individuales, cargas ovinas moderadas y lana de alto valor, “se pagan los costos de mano de obra y en algunos casos los costos de arrendamiento, sólo con la lana”. Entiende importante señalar que los precios que recibieron los productores de lanas finas en la presente zafra fueron muy buenos, en un tipo de lana que es catalogada como “difícil” por el impacto de la pandemia en el mercado mundial. “Aún en este escenario, el productor puede pagar la renta ganadera promedio con el ingreso lana del establecimiento, percepción de particular importancia, sobre todo en sistemas extensivos. Si consideramos supuesto de propiedad el ingreso por lana en algunas situaciones puede pagar todos los costos del establecimiento (87 – 110 dólares), según Fucrea 2020. En el escenario de precios de la zafra 2018/2019 el resultado fue aún más favorable”.
El técnico del SUL expresa que “sin lugar a dudas hay espacio para que crezcan en número y cantidad los sistemas ovinos dentro de las áreas ganaderas del país. Con los resultados económicos que se demuestran, es claro que las inversiones necesarias para mejorar los resultados productivos del establecimiento se pagan con creces y los productores reciben los beneficios que buscan. No es solamente una cuestión de acumular animales, sino también de la productividad de los mismos”.
“Debemos tener presente, que incluso en sistemas productores de lana fina de alto y muy alto valor, el ingreso bruto por carne ovina puede representar el 40 – 50% de los ingresos totales del rubro. Aumentar la señalada y el peso de venta de los animales mejora el resultado del rubro. La asistencia técnica siempre ha estado enfocada a la aplicación del paquete tecnológico promovido por SUL para mejorar la productividad del rubro ovino en un sentido amplio”, agrega el profesional.
Estos sistemas producen lana de alto valor “donde la reducción del diámetro puede interpretarse como una oportunidad más que como una urgencia para acceder a precios aún mayores, junto con la mejora de características tales como el peso de vellón y el rendimiento al lavado, además de incursionar en la certificación de los procesos productivos”.
En resumen, Ramos subrayó que “en sistemas de producción con importante contribución de la lana, hay un importante margen para mejorar la productividad. Esto es, aumentar la señalada, mejorar la recría de las borregas, producir más lana, más fina, acondicionando y explorando posibilidades de valorización del lote a través de las certificaciones”.