Resultados del primer año del Proyecto Ganadería y Clima

Ingeniero Pablo Soca.

El Proyecto Ganadería y Clima, liderado por el MGAP presentó los resultados del primer año de implementación, la metodología utilizada y las causas que determinan dichos resultados. Durante este año, el proyecto G y C implementó prácticas de Ganadería Climáticamente Inteligente en 61 establecimientos participantes.

En el marco de la Expo Prado, se presentaron los resultados del primer año de trabajo de campo, destacándose el aumento del ingreso neto, el aumento de la productividad y la reducción de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero, todo ello sin hacer nuevas inversiones.

A los efectos de explicitar los datos y resultados integraron la mesa de disertantes, el ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, Fernando Mattos, el director de Desarrollo Rural, Carlos Rydstrom, la directora del Proyecto Ganadería y Clima, Cecilia Jones y el coordinador del equipo productivo, Pablo Soca, quien expuso los resultados.

El docente de la Facultad de Agronomía, ingeniero agrónomo Pablo Soca, quien también es coordinador del equipo productivo del proyecto, presentó los resultados. El trabajo de campo se desarrolla en 4 zonas del país (norte, centro, este y noreste), en 61 establecimientos ganaderos, con apoyo de 11 organizaciones de base, 9 técnicos y técnicas extensionistas, 2 extensionistas de apoyo territorial y un equipo técnico compuesto por investigadores y docentes de INIA y Fagro.

Soca explicó que en este componente se conjugan 2 abordajes, por un lado la metodología y por otro la propuesta técnica. La metodología es el enfoque de coinnovación que trabaja sobre 3 áreas, un enfoque sistémico, un monitoreo permanente y el aprendizaje social que “implica analizar esta complejidad con una visión de que todos estamos aprendiendo”.

La propuesta técnica busca mejorar la eficiencia del uso de los recursos destinados a la ganadería, fundamentalmente la estrategia de trabajo en campo natural, que implica mejorar la productividad y el ingreso sin incrementar los costos y cuidando el ambiente. Estos dos abordajes han permitido trabajar en construir una línea de base y el funcionamiento de los 61 predios durante los ejercicios 2017-2020.

Punto de partida

Los resultados expresaron que se partió de una ganadería promedio, con un nivel de producción de carne mejorable (82 kilos por hectárea), con un ingreso neto de U$S 55 por hectárea y un índice de cría vacuna bajo (49%). Estos promedios son muy parecidos a la ganadería en general, se encuentra una línea de base con problemas de gestión y de ingreso, muy representativa de la ganadería nacional.
Según el docente, “en esta ganadería conviven muchos tipos”, ya que “se van combinando dos variables importantes que son los costos y la productividad. De la información de la línea de base se puede identificar que mirando esas dos variables hay distintos niveles de producción con diferentes niveles de costos, y diferentes niveles de productividad de carne vacuna”.

Detalla además que “esa heterogeneidad exige ser abordada con un enfoque de coinnovación, no se puede trabajar toda esta variabilidad con una propuesta única. Además de esa línea de base, cuando comenzó el trabajo de campo se relevó el estado de los sistemas ganaderos en primavera 2020, de allí surgió que además de un pronóstico climático muy complejo, el proyecto comenzó a trabajar sobre un modelo de escasa altura de forraje, baja condición corporal del ganado, partos muy dispersos y un bajo peso de la recría, es decir, un componente de pastura y animal que estaba restringiendo la toma de decisiones”.

Porcentaje de Preñez

“La situación de partida no era la mejor posible y finalmente el pronóstico climático se cumplió, lo que generaba muchas dudas sobre cómo podían responder las variables centrales desde el punto de vista del uso de los recursos. Una variable central es el porcentaje de preñez, que pasó de 71% de promedio en la línea de base a 77% un año después. En la línea de base había establecimientos con muy bajo porcentaje de preñez, que lograron mejorar y además productores con mayor porcentaje de preñez lograron mantenerse en ese rango. Lo que significa que el aporte del proyecto blindó a los productores y las productoras frente al escenario negativo de punto de partida”, explicó Soca.

Producción de carne e ingreso Neto

“En promedio, la producción de carne vacuna y ovina mejoraron, los costos bajaron y el ingreso neto también subió. También subió el índice de cría vacuna, lo que significa que se empezó a gestionar mejor el rodeo. El 60% de los predios mejoraron un 50% de su ingreso neto con respecto a la línea de base, pasaron de 40 a 70 dólares por hectárea”, acotó.

Análisis

En cuanto a las conclusiones, el docente aseguró que “además de estos promedios se realizó un análisis más profundo en 4 predios que son representativos de la trayectoria que recorren estos sistemas ganaderos, y en esos 4 predios hubo aumento del ingreso neto que se asoció con una reducción de la carga vacuna, básicamente porque aumenta la producción por animal, y en consecuencia aumenta la producción por hectárea. La producción por hectárea y el ingreso son sensibles a la reducción en la carga.

En estos 4 predios también se analizaron las emisiones de gases de efecto invernadero (por el modelo de IPCC) y en promedio se redujeron un 27% las emisiones de CO2 por unidad de producto. Se pretende continuar bajando las emisiones a través de la calidad de la dieta, al mejorar la disponibilidad de forraje mejora el proceso de selectividad y por lo tanto mejora la digestibilidad”.