Un adiós para César “Kiko” Márquez

César “Kiko” Márquez.

La noticia se conoció el martes, poniendo de luto al arte musical de Paysandú: el lunes había fallecido el guitarrista César Márquez, más conocido como “Kiko” –las dos veces con K, como el pedía que se escribiera su sobrenombre–. La noticia se difundió a través de las redes sociales, donde muchos expresaron su dolor por la partida del conocido músico, que en su larga trayectoria supo ganarse el aprecio y el respeto de sus colegas y del público.

Nacido en Tacuarembó el 12 de octubre de 1950, se inició en la música siendo niño por influencia de su abuelo, un músico que llegó a tocar numerosos instrumentos y fue quien le regaló su primera guitarra. Tomó algunas clases con un profesor, pero la mayor parte de su bagaje técnico lo adquirió observando atentamente a todos los guitarristas que visitaban su ciudad natal. Por esos años fue parte de un grupo folclórico liceal junto a artistas que llegarían a ser muy conocidos, como Carlos Benavídez, o uno de los hermanos del gran guitarrista Toto Méndez, acompañante de Alfredo Zitarrosa. El grupo participó en varios festivales, obteniendo premios que lo llevaron incluso a tocar en Montevideo. Por esos años juveniles, Kiko frecuentó además a otros grandes artistas tacuaremboenses, como Héctor Numa Moraes o Eduardo Darnauchans, a quien enseñó sus primeros acordes de guitarra.

En 1972 se radicó en Paysandú. Su padre instaló un bar en la ciudad, y allí Kiko continuó aprendiendo de los músicos populares. Luego vino la etapa de las orquestas, donde compartió experiencias con músicos como Hugo Rodríguez, José Machín o Carlos Coiro, entre muchos otros. Durante varios años integró Hermanos del Silencio, siendo parte del recordado grupo cuando este ganó los dos primeros premios en el festival “De costa a costa”, de Piriápolis, logrando una gran proyección. También fue parte de Ceibos, orquesta que marcó a varias generaciones de sanduceros.

Más cerca en el tiempo, integró el Movimiento de Música Moderna de la Intendencia de Paysandú –hoy llamado Fusión– y La Sinfónica de Tambores, el exitoso grupo de música de raíz folclórica.
Luego de varios años incursionado en lo que llamaba “los tríos secuenciados de las cumbias”, había decidido dedicarse exclusivamente a la guitarra criolla; desde entonces, acompañó a artistas como Chichí Vidiella, Óscar Vincent, Daniel Gurín, Agustín Lombardini, Jorge Medina o Juan Carlos Cazarré, entre muchos otros de una larguísima lista. Más allá de todos estos datos parciales –que la memoria evoca de forma azarosa, ante la congoja del momento–, Kiko será recordado por su bonhomía, su generosidad y su buen humor. Como escribió uno de sus amigos: “Si hay un rincón para los guitarristas en el cielo, seguro que él se merece un gran lugar. Que descanses en paz, Kiko”.