Tensión en Pandule: estación de servicio y vecinos en alerta

El humo amenazante se podía observar desde la estación de servicio en Pandule.

Momentos de tensión e incertidumbre fueron los que vivió Angel Rizzi, junto a su familia, a partir de los focos de incendio que se iniciaron el 29 de diciembre en la Ruta 25 en Algorta, ya que su estación de servicio se encuentra en paraje Pandule, en el kilómetro 63 de la ruta 90, a tan solo 8 kilómetros de Algorta y a 5 de Orgoroso, según relató el empresario a EL TELEGRAFO.
Cuando comenzó el siniestro “fue extendiéndose por atrás; los primeros días pasaba como a 5 kilómetros, 2 días antes de la lluvia estaba a 5 kilómetros de acá, el viento lo empezó a traer, asimismo lo empezó a llevar rumbo a Paysandú, lo pasó por Orgoroso y Piedras Coloradas, pasó la ruta”, describió.
En ese momento “había incertidumbre porque podía venir para acá, porque la verdad quedó descubierto que esto no se puede controlar, si no fuera por la lluvia no sé qué hubiera pasado; fue la lluvia la que apagó todo, porque se estaba viniendo muy fuerte para acá el 1º de enero y, de hecho, el fuego pasó la ruta, por atrás de la estación a solo 500 metros y tomó todos los campos de enfrente, pero por suerte siempre rumbo al oeste”, relató y agregó que en esa instancia “dependíamos permanentemente de la orientación del viento”.
“Debimos llamar a Ducsa, que armó una mesa de trabajo de emergencia porque había otra estación que también estaba en riesgo. La Policía nos había dicho que el fuego estaba a 5 kilómetros del pueblo; ese mismo día, el fuego vino por acá, pasó Orgoroso y cruzó la ruta, o sea, tenía una velocidad impresionante. En un primer momento la compañía nos prohibió descargar el camión con combustible que venía para acá y armó una brigada para que estuviera en Young. El 31 de mañana se había tranquilizado todo y ya vino el camión para abastecernos de combustible porque era muy necesario que nosotros surtiéramos a la Policía, a bomberos y a toda la gente que estaba trabajando. Ducsa nos tuvo que habilitar y preparar una brigada para caso de emergencia”, explicó.
“Nosotros estuvimos 24 horas atendiéndolos, Policía, Bomberos, a la gente que pasaba permanentemente”, recordó, a la vez que “debimos mojar toda la estación. Para ello, un amigo nos trajo una motobomba y una clienta nuestra un depósito de agua que lo teníamos a disposición, incluso para quien quisiera venir a cargar agua. Fuimos mojando todo el perímetro de la estación”, describió.

EL FUEGO MÁS CERCA

“El 1º de año fue un día bastante complicado porque el fuego se venía por atrás; fue el día que tuvimos el fuego más cerca y fue el día de más tensión porque ya Orgoroso estaba al borde quemándose, el viento giró de una manera que lo trajo para acá. El 1º de enero muchas personas de este paraje se evacuaron, pero tomaron un punto de concentración en la estación. La gente de Orgoroso que quería venir a ayudar a apagar el fuego acá tenía cortada la ruta y no le permitían cruzar. Después que pudieron hacerlo, vinieron muchos camiones de agua, los Bomberos, mucha gente de Forestal Oriental que trabajó muchísimo también con su equipo y toda la gente de la zona. En ese momento empezó a llover”, recordó.
“Nosotros si bien no evacuamos, habíamos sacado el camión de combustible y un camión que tenemos con todas las garrafas; yo me quedé en el fondo de la estación con un sobrino usando la motobomba y el depósito que me había dejado esta clienta esperando en el caso que el fuego viniera, si bien habían dicho que acá era difícil que ardiera porque el pasto está bien cortado”, explicó.
Esta estación de servicio se encuentra “a 2 calles de los bosques; el fondo de mi casa estará a 300 metros, tengo un monte al costado a 50 metros y otro al frente a unos 100 metros; estamos rodeados”, dijo.
“El día más angustiante fue el 1º de enero, cuando la gente se concentró acá, esperaron en la ruta y gracias a Dios empezó a llover”, dijo aliviado y agregó: “ahí terminamos todos mojados, que parecía que todo había terminado”. Sin embargo, “el domingo 2 vino la gente de Ducsa de Montevideo, estuvimos recorriendo y había algunos focos humeantes en Orgoroso. Supuestamente estaba todo controlado, todo tranquilo, pero de tarde comenzó a arder de nuevo y lo empezaron a extinguir. Incluso el miércoles cuando parecía que todo había terminado, también hubieron algunos focos que fueron dominados”, indicó.
La preocupación es una constante, ya que anotó que “no hay pronóstico de lluvias –acá llovieron 12 milímetros y nada más–, bajó un poco la temperatura que mantiene la humedad, pero si aumenta la temperatura, más el viento, vamos a seguir en riesgo”.
Rizzi agradeció “a la gente que ayudó, la disponibilidad de todo el mundo, venía gente de lejos, eso es para destacar. La Forestal Oriental, que tiene dos camiones de Bomberos, el cuerpo de Bomberos de Paysandú, de Guichón, bomberos voluntarios, empresas viales que estaban trabajando acá, todos colaboraron”.
Con este siniestro, “quedó demostrado que esto no lo apaga ningún cuerpo de bomberos. Lamentablemente es una zona muy riesgosa y un incendio de esas características es muy difícil de apagar si no llueve, quedó demostrado, por lo menos con las herramientas que hay a la vista”.

PAPEL FUNDAMENTAL DE LOS VECINOS

“Lo que yo vi desde acá en el caso del ataque al fuego es que los vecinos organizados se juntaron todos en camioneta, con tanques de agua; Bomberos también. De las empresas forestales que se movieron, vi a Forestal Oriental que tuve contacto con el jefe de Bomberos de esa empresa e incluso les presté una sala para que hicieran una reunión, de unas 20 personas de la firma para planificar cómo seguía la situación”, puntualizó.
“Para mí los vecinos fueron fundamentales, de todos los pueblos, porque vinieron desde Guichón en camiones, a retirar gente, de Algorta me llamaron para decirme que estaba el club disponible, para que la gente se pudiera quedar ahí, vino gente de Piedras Coloradas, de Orgoroso, porque acá la verdad es que somos poquitos. Una clienta me trajo un tractor para ayudarme y un amigo también de Colonia La Paz que vino”, resaltó.
Más allá de eso, “pienso que al fuego lo apagó la lluvia porque la verdad que ni los bomberos, ni los vecinos ni nadie iba a apagar esto”, opinó.
Insistió en “la labor que tuvieron los vecinos porque se distribuyeron de otra forma, atacaron donde nadie iba. Es verdad que se dicen muchas cosas, pero lo que que yo vi es eso”.
“Los bomberos eran los que organizaban cómo atacarlo y de las compañías vi a alguien de Montes del Plata, pero mucha gente de Forestal Oriental, incluso dos camiones bomberos de esta empresa, más los bomberos, más los bomberos voluntarios de Young y de Paysandú”, acotó.
Cuando los focos aún estaban distantes, “nadie percibía que podía venir tan cerca, ahí los vecinos se organizaron y salieron, así que pienso que ellos tuvieron un desempeño fundamental, más allá de los Bomberos y la compañía Forestal”, concluyó.

“CONTROLAR Y REGULARIZAR”

Por otra parte, recogimos las impresiones de Javier Olaso, administrador de un establecimiento agrícola-ganadero situado en el kilómetro 63 de ruta 90, al Norte hacia la zona de Guayabos y Queguay, sobre las costas del arroyo Ñacurutú, quien se manifestó muy conmovido ante este siniestro, a la vez de considerar que es momento de “controlar y regularizar”. “Nosotros en línea recta estábamos a unos 8-10 kilómetros de los focos de incendio, explicó a EL TELEGRAFO.
“Estuve en algunas reuniones que se realizaron estos días de tardecita y quiero destacar la labor de Bomberos, Intendencia, civiles, UPM, cómo se distribuyeron la tareas, se movieron todos, jerarcas, mandos medios, personal. Eso es lo que me consta, lo que vi de Forestal Oriental”, aseguró el entrevistado, a la vez que aclaró que “si hubo algún tipo de desorden fue porque todo fue una locura y no se sabía para dónde agarrar”.
Muy sensibilizado y emocionado por las cosas que vivió en estos días, describió: “yo vi las mujeres acarreando agua, niños, un paisano que pasó con una camionetita chica con 200 litros de agua, y las empresas de Paysandú, contratistas, la empresa de Juan Rucks que abasteció de agua y que con su equipo trabajaron horas y horas”.
Sobre la ocurrencia de estos siniestros, sostuvo que “yo lo vengo diciendo hace años que es responsablidad de todos los partidos políticos durante 30 años. Yo tengo que pagar la contribución de la empresa donde trabajo, pero ellos –los forestales– no hacen contrafuegos, arreglan los alambrados cuando quieren”.
En su visión, “por ahora la vamos sacando barata, porque gracias a Dios no murió ninguna persona”, pero es momento de “regularizar, controlar” al sector. “Ayer le dije a un encargado de Forestal Oriental: ‘yo estoy enojado con las forestales pero lo felicito por cómo trabajaron humanamente’; eso hay que destacarlo”, concluyó.