Eclipse total lunar pudo verse en todo su esplendor en un cielo despejado

Entre la noche del domingo y la madrugada de ayer lunes, con un cielo totalmente despejado, en Paysandú fue posible apreciar en toda su magnitud un eclipse lunar total. El fenómeno comenzó sobre las 22.27 y culminó pasadas las 2 de la madrugada.

“Un eclipse lunar total tiene lugar cuando la Tierra se interpone entre la Luna y el Sol generando una sombra sobre la Luna. Los tres cuerpos celestes deben estar perfectamente alineados para que eso ocurra. Esto es la Tierra impide que la luz el Sol llegue hasta la Luna. Esto significa que durante la noche, la Luna llena va desapareciendo por completo, a medida que la sombra del planeta la cubre”, explicó a EL TELEGRAFO el aficionado a la astronomía Giovanni Pesenti.
Mientras en la Tierra se apreció un eclipse total de Luna, por el contrario, “si alguien estuviera en la Luna mirando hacia la Tierra, lo que vería sería un eclipse de Sol. Desde la Luna se dejaría de ver el Sol y en su lugar un halo de fuego, un halo rojo”, comentó.

Destacó que “fue un largo fenómeno natural, divino y gratuito. Fue extenso porque la Luna va moviéndose lentamente y en la Tierra, que es un círculo de unos 3º, la umbra (el eclipse total propiamente dicho) se mantiene durante largo tiempo porque la Luna tiene medio grado. Entonces, el tiempo que tarde en desplazarse es lo que provoca la demora, a diferencia de un eclipse total de Sol, que durante en su fase máxima muy pocos minutos”. A su vez la Luna adquirió un tono rojizo debido a que “ese color se produce por la luz que refracta nuestra atmósfera terrestre. Si no hubiera atmósfera y la Tierra produjera la misma sombra, lo que se vería sería un intenso negro, no veríamos nada de la Luna. Pero como tenemos atmósfera esta refracta la luz solar y por las sucesivas capas el color rojo pasa, a diferencia del azul que se absorbe. Eso le da el color rojo a la Luna en estas circunstancias”.

Pero además, para ese resultado se suma que “hace poco tiempo, en enero, hubo una erupción de un volcán en Tonga, en el Pacífico Sur, que inyectó toneladas de lava, polvillo y ceniza volcánica a la atmósfera. Y queda allí durante un tiempo en suspensión, lo que aumentó la tonalidad rojiza”, destacó Giovanni Pesenti.

En el norte del país se pudo apreciar “de manera excelente” a diferencia del sur “porque estuvo nublado”. Además “el hecho que ocurriera desde cerca de la medianoche fue muy bueno. Porque nos permitió ver la Luna llena en todo su esplendor hasta que se inició el período prenumbral y luego apreciar el eclipse en toda su extensión, terminando con las fases parciales al revés, hasta que la Luna volvió a brillar a pleno”.

“Fue una gran experiencia, porque disfrutamos de un cielo totalmente despejado. Esta vez nos tocó a nosotros”, concluyó el aficionado a la astronomía.