Una rara flor

El Plan Ceibal cumplió 15 años y el aniversario vino con un cambio de imagen que pretende superar la visión focalizada en la entrega de computadoras para proyectarse en su potencial como centro de innovación.

Concebido durante el primer gobierno del doctor Tabaré Vázquez como “un proyecto socioeducativo” cuya misión era “promover la inclusión social, poner a disposición de los beneficiarios tecnología y brindar el apoyo necesario para su aprovechamiento”, el Plan Ceibal evolucionó para convertirse en lo que hoy es un centro que apuesta a la innovación.
No por ello deja de ser percibido como una rara avis –una rara flor, diríamos en este caso– que concitó la atención mundial y cumplió con el objetivo antes mencionado, contribuyendo así a la disminución de la brecha digital, algo con lo que muchos países del mundo aún sueñan.

Como toda iniciativa, también tuvo sus zonas grises, sus dificultades y aspectos que podrían haberse implementado de manera diferente e incluso, más eficiente. Lo que es innegable es que la decisión adoptada por el expresidente Vázquez cuando en el año 2007 firmó el decreto que dio comienzo a “los estudios, evaluaciones y acciones necesarios para proporcionar a cada niño en edad escolar y para cada maestro de la escuela pública un computador portátil”, marcaría un hito en el acceso a la tecnología digital y la conectividad por parte de la población.

En aquel momento, la primera computadora se entregó a los niños y niñas de la Escuela 24 de Villa Cardal (Florida) en el marco de un plan piloto que comprendía 200 computadoras “XO”. Seis meses después de la entrega de la primera, nos dirigimos hacia allí con un equipo de EL TELEGRAFO para conocer la experiencia de primera mano. No fuimos los únicos. La experiencia fue seguida atentamente no sólo por la prensa, autoridades, docentes y hasta escolares de otros puntos del país que ansiaban con expectativa contar con una “laptop” como sus pares floridenses, sino también por empresas, docentes, académicos y estudiantes de ciencias de la educación, comunicación e informática de varios países latinoamericanos. Como señaló en ese momento el reconocido académico argentino Alejandro Piscitelli, el Plan Ceibal fue “una anomalía salvaje”, producto del coraje uruguayo y “una apuesta al futuro disparada desde las instituciones educativas y tecnológicas del Uruguay”. Fue nuestro país por su tamaño el laboratorio ideal para adoptar la iniciativa internacional OLPC ().
Durante una década y media, el plan pudo instalar y mantener una infraestructura informática que alcanzó a todas las escuelas de educación primaria y media básica, distribuyendo 2.581.377 computadoras al 100% de los estudiantes como docentes entre 2007 y 2021 y posibilitando el acceso a Internet en las aulas.
A lo largo de los años fue incorporando una serie de herramientas que combinan la ingeniería, tecnología y nuevos abordajes pedagógicos para probar y desarrollar en todo el país innovaciones de carácter tecnológico-educativo. Un ejemplo de ello son las plataformas Crea (2014), Biblioteca País (2018), Matific (2019), Little Bridge (2019), Lengua (2021).

Alguna de ellas no son de uso exclusivo de liceales o escolares, como es el caso de la Biblioteca País (biblioteca digital también incorporada en las tablets del Plan Ibirapitá, destinado a jubilados) sino que pueden ser utilizadas por cualquier ciudadano uruguayo.
En lo estrictamente educativo, el Plan Ceibal también cumplió un rol fundamental durante la pandemia: los avances realizados desde 2007 al distribuir computadoras entre los estudiantes, generar plataformas de contenidos educativos y desarrollar sistemas de gestión de aprendizajes favoreciendo la capacitación de maestros y profesores en nuevas prácticas educativas mediadas por tecnología, constituyeron una ventaja comparativa que permitió una mejor respuesta en los tiempos difíciles.
En este sentido, por ejemplo, la plataforma Crea pasó de tener 90.000 usuarios activos en 2017 a 730.000 en el primer año de pandemia, siendo utilizada tanto por los centros educativos públicos como el 80% de los privados, a los cuales se les permitió el acceso gratuito. Sin embargo, el mérito no está solamente en el uso sino también en la capacidad de incorporar nuevas herramientas a partir de necesidades. Un ejemplo es la innovación de software de video para conferencias en el marco de la plataforma Crea durante la pandemia, el desarrollo de pensamiento computacional y la incursión en áreas de inteligencia artificial y en otros programas vinculados al sistema educativo.

Originalmente, el Plan Ceibal fue creado como una persona jurídica de derecho público no estatal que se vinculaba con el Poder Ejecutivo a través de Presidencia de la República; hace dos años, a través de la Ley de Urgente Consideración, el actual gobierno dispuso que la relación con el Poder Ejecutivo se canalizara por medio del Ministerio de Educación y Cultura (MEC).

El cambio más reciente involucra no sólo un nuevo logo y un cambio de denominación (ya no es Plan Ceibal sino solo “Ceibal”) que refiere a su nuevo rol y objetivos en la sociedad uruguaya, es decir, se trata de su reposicionamiento como centro de referencia de la innovación educativa.
En este sentido, el presidente de Ceibal, Leandro Folgar, destacó el crecimiento y complejidad alcanzado en el último tiempo, que ha resultado en un cambio de orientación y tipo de servicios que brinda Ceibal, los cuales se encuentran “más centrados en las demandas y necesidades de las comunidades educativas”, en garantizar “el acceso a dispositivos, a tecnologías y a conectividad de manera equitativa en todo el territorio nacional” y además “innovar permanentemente para brindar los servicios que necesiten las diferentes comunidades educativas de Uruguay”. Según cifras oficiales, hoy Ceibal cuenta con 754.000 usuarios. Entre ellos se encuentran las actuales generaciones de escolares y estudiantes de enseñanza media, que necesitan incorporar nuevas destrezas, habilidades y competencias para un mundo que ha avanzado a pasos agigantados hacia la denominada “cuarta revolución industrial”. La misma, con centro en la robótica, la automatización y la inteligencia artificial, impactará en forma desigual dependiendo de cuestiones como el grado de desarrollo económico y tecnológico o las tendencias demográficas y repercutirá en el empleo y los modos de vida de la población. Estar preparados forma parte del desafío que el sistema educativo tiene por delante. Contar con Ceibal podrá facilitar mucho a nuestros niños y jóvenes si realmente se utiliza todo su potencial. La innovación no depende exclusivamente de la tecnología disponible sino del uso creativo que se pueda hacer de ella. Y ahí el sistema educativo tiene mucho trabajo por delante.