Elon Musk y el futuro del (tele)trabajo

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) ha advertido que las consecuencias de la pandemia por la COVID-19 en el mundo del trabajo “han sido arrolladoras y de gran alcance; entre otras cosas: provocó pérdidas de horas de trabajo y el consiguiente aumento del desempleo, del subempleo, de la inactividad y de la informalidad; mermó los ingresos laborales y empresariales; hubo cierres y quiebras de empresas, en particular micro, pequeñas y medianas empresas; planteó cuestiones nuevas en materia de seguridad y salud en el trabajo y de derechos fundamentales en el trabajo; perturbó las cadenas de suministro, lo cual tuvo consecuencias de gran alcance para los trabajadores interesados; a resultas de todo lo anterior, se agudizó la pobreza, así como la desigualdad de género, económica y social”.
A la situación planteada por la OIT se le agrega la desigualdad de esos impactos negativos, ya que, en opinión de dicho organismo “la crisis de la COVID-19 ha afectado de forma desproporcionada a determinados grupos de población y a los trabajadores de sectores específicos, en particular a: las mujeres, que han sufrido una pérdida de empleo e ingresos desproporcionada; los jóvenes, una generación que ha visto interrumpidas la educación, la formación y el empleo; personas de la economía informal, que no tienen acceso a la protección social; los trabajadores del sector turístico, muchos de los cuales son trabajadores migrantes, así como los trabajadores del comercio minorista y los trabajadores de la industria manufacturera”.
En este panorama, la modalidad laboral del teletrabajo ha sido adoptada primero como medida estrictamente sanitaria (por ejemplo, para evitar el desplazamiento de los trabajadores especialmente en medios de transporte colectivo y el propio contacto con sus compañeros del trabajo), pero a medida que el tiempo pasó e incluso ahora cuando la pandemia ha retrocedido en todo el mundo, el trabajo a distancia adquiere otra dimensión: el beneficio económico para las empresas. En pocas palabras: oficinas con menos trabajadores presenciales significan espacios más pequeños con alquileres más bajos, menos costos de luz, teléfono, seguridad, limpieza, etcétera. Desde el punto de vista económico las empresas ganan con el teletrabajo, aún cuando ponen en riesgo otros factores de importancia (sentimiento de pertenencia a la empresa, falta de interacción personal, etcétera).
Quienes impulsan la modalidad laboral del teletrabajo tampoco las tienen todas consigo, ya que varias voces se alzan a nivel mundial sobre los inconvenientes de ese sistema. Entre otros problemas se señala que el teletrabajo podría crear una brecha salarial y social entre trabajadores presenciales (menos capacitados) y a distancia (más capacitados) e incluso agravar los problemas de acceso y mantenimiento de las mujeres a puestos de trabajo e incluso su avance en las jerarquías dentro de las empresas, ya que concentra en un mismo ámbito físico las responsabilidades laborales y familiares que en muchos casos asume y eso sobrecarga e impide la justa y ansiada conciliación entre la vida personal y laboral de todo trabajador. Esto se agrava porque quienes han probado el teletrabajo no quieren, en su mayoría volver al trabajo presencial. El periodista y escritor español Pablo Rodríguez, especialista en información y reportajes sobre el futuro del trabajo, mercado laboral y empresas tecnológicas y autor del libro de relatos “Generación póstuma”, ha advertido que “en el mercado laboral se está abriendo una brecha cada vez más grande conforme se acerca la normalidad. De una parte, los trabajadores que han probado el teletrabajo durante la pandemia y quieren seguir disfrutando de él, de otra, los directivos que prefieren la vuelta a la presencialidad, y en medio, una grieta que crece por momentos y podría desembocar en un conflicto laboral entre empleadores y empleados. Y es que cada vez hay más estudios que evidencian la distancia que media entre trabajadores y directivos en lo relativo al trabajo a distancia. Una reciente publicación del instituto de investigaciones sobre gestión empresarial y recursos humanos Best Practice Institute señala que, a nivel global, el 83% de los directivos quieren que sus empleados vuelvan a las oficinas a tiempo completo, mientras que sólo el 10% de los trabajadores querría regresar en estas condiciones”. Por su parte Michael Roberts en una de las últimas ediciones del semanario “Brecha”, remarca que, “aunque resistido por algunas patronales, el avance del trabajo desde el hogar se impone a escala global. Sin embargo, las ventajas asociadas involucran mayoritariamente a una parte de la mano de obra, mientras que las condiciones laborales de la mayoría siguen empeorando”.
En este panorama global, en el cual algunos trabajadores y empresas han implementado un sistema híbrido de trabajo (algunos días presencial en la oficina y otros a distancia desde la casa de los trabajadores o desde otro lugar), el magnate Musk (nombrado el hombre más rico del mundo en el año 2021) ha dado un claro mensaje a sus trabajadores en la empresa Tesla: deben volver a las oficinas de la empresa para cumplir sus tareas modalidad que han descartado otras compañías como Ikea, FNAC, BBVA o Google, entre otras. El mensaje de Musk fue transmitido a través de un correo electrónico a todos los empleados fue terminante, tal como lo recoge la página web lainformacion.com: “El encabezado el siguiente: “Para ser súper claro”. En el cuerpo, el empresario explica que “todos en Tesla deben pasar un mínimo de 40 horas en la oficina por semana” o de lo contario, “si no se presenta, asumiremos que ha renunciado”. Además, el multimillonario tiene claro qué personas son las más deben hacerse notar cuando regresen al centro de trabajo: “cuanto más mayor seas, más visible debe ser tu presencia. Por eso viví tanto en la fábrica, para que los que estaban en la línea pudieran verme trabajando junto a ellos”. Por último, Musk enfatiza la importancia de la presencialidad para lograr los objetivos marcados por la compañía. “Tesla ha creado y de hecho fabricará los productos más emocionantes y significativos de cualquier compañía en la Tierra. Esto no sucederá llamándolo por teléfono”, advertía a sus empleados.
Es verdad que tanto el teletrabajo como el trabajo presencial o el híbrido han tenido y tienen defensores y detractores; el punto es que hasta ahora ninguna persona de relevancia global como Musk había tomado una posición tan radical sobre el tema. Lo cierto es que la pandemia desatada por el coronavirus COVID-19 seguirá acelerando las nuevas modalidades laborales (incluyendo el teletrabajo) y ello supondrá un desafío gigantesco tanto para los trabajadores como para los empresarios y los organismos estatales competentes. El futuro es hoy y el mensaje de Musk, uno de los empresarios más innovadores y a la vanguardia en cuanto a modalidades de trabajo, debe ser utilizado como un disparador para una discusión (y acción) colectiva e inmediata, porque si no actuamos ahora, las condiciones laborales de los trabajadores y la propia viabilidad de las empresas estarán en serio peligro.