“Se nos fue todo lo construido en dos años”, dijo una familia a quien la turbonada dejó sin hogar

De los relatos que se van recogiendo al acercarse a los damnificados, hay historias que conmueven por la violencia de lo vivido. Tal es el caso de Dahiana Larrosa y Gonzalo González, de 30 y 28 años, respectivamente, quienes quedaron sin más que lo que llevaban encima y perdieron completamente todo. Ya más calmada que el día de la turbonada, Dahiana contó que la situación fue “impresionante”. “En dos segundos se llevó lo que nos costó construir en casi dos años. Nos quedamos sin nada, solo con lo puesto. Estamos atrás del Salón Egeo en Proyectada 86 Norte entre Camino a las Canteras y Bulevar Artigas. Nos quedamos sin nada, todo se aplastó”, dijo a EL TELEGRAFO.
De las casas de esa zona, que fue una de las más afectadas, “la nuestra fue la que tuvo pérdidas totales porque además estaba habitada, hay otras que estaban en proceso de construcción”.
“Cuando sentí el ruido del viento y vi que el techo se iba a levantar, me fui para la parte del baño y cuando me apoyé en la pared se cayó para el lado de afuera y arriba mio –sobre las piernas– se cayó otra pared que estaba a medio terminar. Empecé a gritar pero obviamente nadie me iba a escuchar porque es una zona descampada y los vecinos que viven por acá estaban todos encerrados. Estaba mi pareja, que también pudo zafar, él estaba en la parte del living. Se acercó, me quiso levantar y le dije que tenía la parte de la pierna con un pedazo de pared encima y no podía moverme. Sacó fuerzas, no sé como hizo, y levantó la pared y me sacó”, revivió en su relato.
Cuando la levantó, atinaron a correr hacia la casa de una vecina. “Le golpeamos varias veces hasta que nos escuchó y nos metimos para adentro. Hasta que no pasó todo, ella no nos dejó salir y después fue salir y ver todo tirado, ni una pared levantada, solo cuarta pared del medio de la casa parada, después todo en el suelo. Mi pareja salió con un jogging puesto y yo sin nada, como Dios me trajo al mundo, porque me estaba vistiendo cuando pasó eso. Como pude me dieron unas toallas y me vestí”, recordó.
“Nunca pensé que íbamos a vivir algo así. Uno mira los programas de Estados Unidos y ve cómo pasan esas cosas con tornados y demás y no puede creer. Después que me llevaron al hospital donde me medicaron porque no me podía calmar, en la tardecita cuando comencé a tocar tierra pensé lo que es vivir algo así. Porque es algo que nunca pensás que te pueda pasar. Después que mirás tanto documental de estas cosas, parece que acá nunca pasará algo así y te pasa. A nosotros nos llevó casi dos años construir la casa y en unos segundos nos quedamos sin nada”, reflexionó.
La pareja tiene un niño de 9 años que quiso tal vez el destino no estuviera esa madrugada en la casa. “Casi todos los viernes se va a la casa de los abuelos en el barrio Río Uruguay porque tiene tíos y primos para jugar. El domingo lo tenía que ir a buscar de noche pero como está de vacaciones se quiso quedar con los abuelos. Esa mañana, después que me paré y vi la casa destruida agradecí infinitamente no haberlo ido a buscar porque no sé qué podría haber pasado. Incluso en la casa de mis padres se les cayó la pared de una vecina arriba en el cuarto pero por suerte no pasó nada comprado con lo nuestro”.
De las lesiones sufridas, Dahiana dijo que felizmente no sufrió fracturas u otras de gravedad. Sin embargo, “estoy con un dolor de cuerpo horrible que lo empecé a sentir hoy (por ayer) a la mañana porque me habían medicado, tengo raspones y el tobillo hinchado”, mientras esperan por recomponer lo que sufrido y perdido como familia. Quienes deseen colaborar puedan comunicarse al celular 091206256.