La Curtiembre recibe contaminación por saneamiento; vierte junto a toma de OSE

Varios miles de personas que habitan una extensa área desde el Este, tanto en el área Noreste como Sureste, hasta prácticamente la desembocadura del arroyo La Curtiembre sufren de manera creciente la contaminación por rotura del interceptor de saneamiento construido de manera paralela a ese arroyo hasta una estación de bombeo en Antonio Estefanell y Baldomero Vidal, desde donde –en teoría, al menos– atraviesa toda la ciudad hacia el Sur, hasta el colector. El interceptor, construido en parte durante la Administración Bentos y en otra parte por la Administración Caraballo tuvo un costo global estimado en 20 millones de dólares, pero con el aumento de población –especialmente barrios cooperativos y similares– comenzó a sufrir roturas de diverso tipo. A lo largo de los 9 kilómetros de extensión del interceptor se produjeron hundimientos, cortes de caños y otras roturas que fueron filtrando las “aguas negras” directamente al arroyo La Curtiembre, contaminando el curso de agua y desembocando en el río Uruguay a un par de kilómetros al Norte de la toma que OSE utiliza para la red de agua potable de la ciudad entera.

La incorporación de viviendas cooperativas no ha cesado; de hecho en breve se conectarán otras 140. Pero OSE prácticamente no ha dado respuesta. Para este año tiene previsto –se hizo una licitación– trabajar en cuatro puntos críticos que alcanzaría un kilómetros de extensión. Empero, eso no resulta una solución plausible, más allá de la génesis del interceptor, desde que en lugar de realizar una obra que conectara con el saneamiento central a toda esa zona, se decidió hacer “viajar” el saneamiento hasta muy cerca del río y luego que cruce toda la ciudad hasta el Colector. (Ver video en reel de Instagram)

“UNA PERICIA DE TODA LA OBRA”

Miguel Baccaro, dirigente del Partido Colorado en Paysandú, que se viene ocupando de los problemas de saneamiento desde hace varios años, nuevamente ha investigado la situación, para concluir que la misma empeora sin pausa.

“No señalo a nadie con el dedo pero existen responsabilidades sin dudas. No creo que existiera mala intención por parte del proyecto y de las ideas; al contrario. Estoy seguro que había una ilusión de beneficiar a los vecinos. Tanto en la Intendencia del Partido Nacional como en la del Frente Amplio. Pero sin dudas hay responsables de una gravísima situación y debería hacerse una pericia de toda la obra para erradicar definitivamente este enorme problema”,dijo a EL TELEGRAFO.

Asimismo pidió que se hagan “públicos los pliegos de las obras, tanto de la firma de 2013 cuando Bertil Bentos era intendente, como la de 2018 cuando Guillermo Caraballo lo era. Incluso había que ver si este problema ya no se sabía cuando Caraballo hizo la ampliación. Eso agravaría la situación más aún. Hoy, este problema está afectando a decenas de barrios en forma directa, pero peor aún, está afectando a todos los sanduceros porque se está contaminando gravemente el arroyo que atraviesa al medio la ciudad y que además desemboca en el río Uruguay, del cual, para empeorar la situación, OSE toma el agua para potabilizar y brindarle el servicio a los ciudadanos. Parecería que nadie dimensiona la gravedad de este asunto”.

INTERCEPTOR TIENE CAÑOS
DE DIVERSO DIÁMETRO

Haciendo un poco de historia, tras la firma en 2013 del primer convenio, en 2014 se realizaron las primeras 600 conexiones a la red de saneamiento. En 2016 finalizó la obra del interceptor, con una inversión de 17 millones de dólares. Ya en setiembre de 2018, Miguel Baccaro había denunciado a OSE desborde de los registros, lo que hacía que las aguas servidas contaminaran el área adyacente a los mismos o a un curso de agua si había uno cerca. Con el mismo interceptor como base, en noviembre de 2018 Guillermo Caraballo acuerda una ampliación de redes para saneamiento para el barrio Bajo Chaplin, sumando a 174 familias más, aún cuando la red tenía hundimientos evidentes, que vertían y contaminaban visiblemente a La Curtiembre, haciendo desaparecer los peces y tortugas de ese curso de agua.

Una fuente que solicitó no ser identificada, porque aun está en OSE, que conoce a la perfección el problema, indicó que “el interceptor paralelo al arroyo La Curtiembre tiene un caño corrugado de diferentes diámetros desde sus inicios hasta su fin y llega al pozo de bombeo en Estefanell y Baldomero Vidal. Ese interceptor Curtiembre –como se lo llama– fue lo que permitió la ampliación de barrios cooperativos, en diferentes etapas y diferentes zonas. Cada barrio se conecta al mismo que, en buenas condiciones, lleva todo lo vertido a ese pozo de bombeo”.

Pero ahí surge el problema, desde que “desde hace mucho tiempo hay hundimiento de caños; OSE Paysandú no tiene la capacidad para arreglarlos ya que se encuentran a profundidades de seis metros, con napa, con entubados, con retrones, con un montón de problemas. Ese interceptor lo hizo la empresa Espina en 2014. Se hicieron un par de reparaciones por la propia empresa mientras estuvo vigente la garantía. Después que terminó la garantía, se fue. Desde entonces, se produjeron otros hundimientos”.

“EMPEORÓ LA CALIDAD DE VIDA DE LOS VECINOS”

“De nuevo, no señalo a nadie con el dedo. Comprendo que la actual Administración no es culpable de nada de este problema. Simplemente se encontró con dos obras pésimamente hechas, mal calculadas o quizás (y nos queda la seria duda), con materiales que no fueron los apropiados o declarados. No puedo afirmarlo, pero por eso sería bueno demostrar a la ciudadanía cómo están hechas las cosas a través de una pericia. Estamos convencidos que los intendentes de ese momento no fueron responsables, ni del Partido Nacional ni del Frente Amplio. Pero hay un presidente de un ente que firmó los dos convenios, Milton Machado, que fue presidente en ambos periodos, quien no supo manejar una obra de esta magnitud, que en total llevó unos 20 millones de dólares y que hoy parecerían estar tirados a la basura porque no solo se mejoró la red de saneamiento, sino que empeoró la ciudad y la calidad de vida de los vecinos, con aguas negras en superficie, malos olores y fuerte contaminación”, dijo Baccaro.

Ahora, a través de la licitación 21.892 se trabajará en la “sustitución de tramos de los colectores Curtiembre y Sacra de la ciudad de Paysandú”, que comenzaría en octubre. “Lamento que una obra que llevó tanto costo económico para los uruguayos y los sanduceros, que además se suponía que brindaría una mejor calidad de vida, en realidad tuvo un resultado diametralmente opuesto y terminó afectando gran parte de la ciudad e incluso uno de nuestros patrimonios más ricos: el río Uruguay”.

Miguel Baccaro asegura que “la única solución es empezar a mirar toda la obra, descubrir todos los caños, registros y demás, y buscar la forma de erradicar para siempre el problema. Me llama la atención poderosamente que una obra millonaria además, solo haya tenido un año de garantía y luego decirle a OSE local ‘ahora es problema de ustedes’. Muy poco justo y demasiado extraño para una obra de tal dimensión. Creo que mínimo, la empresa que licitó y realizó las obra debió dar garantía por veinte años, porque un año es muy poco serio. Aspiro, espero y lucharé para que tanto OSE como el Ministerio de Ambiente busquen la solución definitiva y finalmente sí le den calidad de vida a los vecinos, a los barrios y a todos los sanduceros”.

LOS ALIVIADEROS, MALA SOLUCIÓN

La fuente consultada concuerda que hay cuatro hundimientos “principales”. En esas áreas hay un colapso de los caños, que revientan, se quiebran y desbordan el contenido, que sale a tierra. “Acorde a los tipos de hundimientos, indudablemente esos no eran los caños correctos. Pero además hubo una mala instalación porque el compactado que se puso no era el correcto. Trabajar con la napa es complicado ya que lleva mucha arena, pedregullo, tosca y compactación”.

Con el desborde de los registros, algunos atribuidos a vandalismo, se procedió a cerrarlos mediante soldadura. Como “única medida alternativa que encuentra OSE local para no meter más presión a los caños ni a los registros, o bien, que las aguas negras retornen hacia las viviendas, se construyeron aliviaderos, es decir caños o rotura de parte de la estructura construida para permitir la salida de las aguas negras. Si estos no existieran, el aumento de presión podría hasta producir explosiones e inundaciones de las viviendas vecinas, ingresando por el sistema cloacal doméstico. Lógicamente, esos aliviaderos vuelcan al arroyo La Curtiembre las aguas servidas. Comenzaron a ser realizados una vez recibidos los reclamos de ciertos barrios, a los que de hecho se les inundaban los baños.

Todo termina en el río, cerca de la toma de agua

La misma fuente consultada revela otro elemento preocupante. Porque cuando se construyó el interceptor, se usaron caños “cuyas dimensiones están sobradas para la cantidad de caudal y ampliación, planificando precisamente futuras obras hacia el Norte. Los caños están calculados para recibir nuevas ampliaciones, al punto que trabajan a menos de medio capacidad, estimada en un 40% si estuvieran en condiciones. El problema es que como los caños están tapados, quebrados, hundidos y no se reparan. el agua se vierte ‘cruda’ a La Curtiembre. En tanto se siguen haciendo conexiones, lo que es lógico. Lo que no se entiende es por qué no se repara el interceptor, que es lo que ha provocado graves consecuencias de contaminación que afectan directamente a miles de personas”.

“La zona crítica de toda la red de saneamiento parte del convenio firmado en 2013 por el entonces intendente Bertil Bentos y por Milton Machado; así como por el siguiente firmado por el entonces intendente Caraballo y nuevamente por Milton Machado, presidente de OSE en ambos periodos. El problema real comienza en barrio Chaplin y termina en la playa, Antonio Estefanell. Pero en realidad, las aguas negras siguen su camino a través de la vía fluvial de La Curtiembre, llegando en enormes cantidades al río Uruguay, a un par de kilómetros al Norte de la toma de agua de OSE”.