Una noticia para el cáncer de mama

Un nuevo decreto –236/022– publicado este mes por el Ministerio de Salud Pública, permite el acceso a la reconstrucción mamaria a todas las mujeres que pasaron por una mastectomía. No es un dato menor para un país que diagnostica a cinco mujeres con cáncer de mama por día o 2.000 casos nuevos anuales, según los datos del Registro Nacional del Cáncer de la Comisión Honoraria de Lucha contra el Cáncer. Esa cifra también significa la muerte de 700 al año o, lo que es lo mismo, un promedio de dos mujeres fallecidas a causa del cáncer de mama por día.
Y podemos agregar más datos. Porque se estima que una de cada once mujeres en Uruguay podría desarrollar este cáncer en algún momento de su vida y es la primera causa de muerte por dicha enfermedad en esta población. De acuerdo al registro, la probabilidad de padecer este cáncer aumenta con la edad si se tiene en cuenta que el 77 por ciento de los casos se presenta en mujeres mayores de 50 años y el 6 por ciento en menores de 40 años.

Esta resolución, que ha pasado bastante desapercibida en los últimos días a raíz de fuertes cruces políticos por diversos temas, permitirá acceder a la reconstrucción mamaria en forma totalmente gratuita, al igual que el recambio cuando así lo indique el médico y a expansores de piel.
Hasta ahora, en el catálogo de prestaciones de ASSE figuraba la “reconstrucción mamaria sin colocación de prótesis”, en tanto el Banco de Previsión Social las aportaba en un 50 por ciento de los casos en que las pacientes recibían un tratamiento quirúrgico de estas características. No obstante, es relevante mencionar el aporte invalorable que realizan desde hace años varias instituciones sociales del medio local y nacional con las prótesis que ayudan en la rehabilitación oncológica.

Asimismo, este decreto se agrega a los Programas Integrales de Atención en Salud de los prestadores públicos y privados junto a la incorporación de la radiación por radioisótopos –una técnica de diagnóstico y tratamiento previo a la cirugía de mama– anunciada por el ministro de Salud, Daniel Salinas.
Incluso la mamografía, que hasta ahora es opcional en las instituciones de salud, pasará a ser una meta prestacional obligatoria hasta el año 2024 con el fin de aumentar el diagnóstico precoz del cáncer de mama.

Porque el efecto del diagnóstico es devastador en cualquier persona, pero aún más cuando se trata de emociones tan fuertes. Por eso hay que hablar del tema ahora y comprender que los factores genéticos y los hábitos diarios predisponen al desarrollo de esta enfermedad.
Siempre el diagnóstico precoz salvará vidas porque la evolución de los tratamientos y la medicina así lo indican. Sin embargo, no es menos cierto que debido a la pandemia de COVID-19, hubo un descenso de las mamografías en un 20 por ciento.
También lo reflejan las estadísticas. La última encuesta de opinión pública sobre cáncer de mama efectuada entre julio y agosto del año pasado por Avon sobre 1.000 mujeres uruguayas, señalaba que el 76 por ciento considera a la enfermedad como un problema grave de salud, pero dos de cada diez reconocieron que están poco informadas sobre la detección precoz.
La misma encuesta arrojó un dato que puede confirmarse también en la realidad, y es que siete de cada diez mujeres no coordinaron una visita al médico tanto sea por miedo a contagiarse de COVID-19 durante la pandemia, o por la falta de turnos para especialistas.

Sin embargo, hablamos de enfermedades que no respetan cuarentenas sino que se incrementan con la ausencia de controles. Porque el cáncer de mama aumenta en el mundo, por lo tanto Uruguay no es la excepción. La misma encuesta expone que seis de cada diez mujeres saben que la mamografía es un estudio preventivo, pero la realidad indica que es uno de los análisis que se realizan con menor frecuencia.
Es probable que al pasar el tiempo la enfermedad atraviese el organismo y la sobrevida será menor. Por eso la ciencia habla siempre desde la cura y la prevención. Es que en este tiempo posterior a la emergencia sanitaria hay que continuar con la mirada fija en nuestros peores marcadores de salud, y pensar que 700 madres o hijas o hermanas pierden la vida por una de las tantas enfermedades no transmisibles.

El diagnóstico precoz ayudará significativamente a los niveles de supervivencia en una enfermedad oncológica. Pero al hablar del cáncer de mama, tal como lo indica la guía del ministerio, es hablar de una gama de emociones y sentimientos muy profundos en una mujer. Es hablar de un ataque a su feminidad y maternidad. Es recorrer su historia y sentirse desbordada porque, tanto como otras patologías, afectará indudablemente a su entorno. Porque la mujer es mirada desde todas sus facetas, principalmente como la “gran cuidadora” de su familia.
Es, además, tomar una postura frente al espejo que le devolverá implacablemente su imagen actual. Es procesar esa etapa de tanto estrés y ansiedad en la intimidad para después comunicarla a los cercanos y buscar a la sociedad civil organizada que tanto ha hecho al respecto.

Es llegar a los tratamientos de la mejor forma posible para vivir más y mejor. Pero todavía nos falta mucho de conciencia social sobre las enfermedades oncológicas en general, y el cáncer de mama en particular. Es ver, con temor, que tantos números repetidos marcarán una tendencia a invisibilizar el problema.
No es necesario esperar al 19 de octubre, dispuesto por la Organización Mundial de la Salud para conmemorar el Día Internacional de lucha contra el Cáncer de mama. Es imprescindible hacerlo cada día y difundir lo que pasa silencioso a nuestro lado.