Si se le echa agua a la leche…

Humildemente entiendo que para lograr una exitosa reforma en la educación primero debería preguntarse toda la clase política, y las instituciones que brindan educación en el país, si las cosas que de un tiempo a esta parte han incorporado son efectivamente correctas, porque aparentemente ninguna de las fuerzas políticas cuestiona sus “beneficios”; quizás para ser políticamente correctos y que no les haga perder votos…
Me refiero específicamente a las cosas que detallo a continuación.
Por ejemplo en primaria ahora es mala palabra el término “repetidor”.

En secundaria la inasistencia excesiva es un detalle menor, donde no se castiga a nadie por pasarse del máximo de faltas cuando “antiguamente” aún con un máximo establecido de 20 faltas, nadie llegaba a fin de año con más de una o dos, porque para faltar teníamos que estar por morirnos y si se pasaba de 20 faltas, el estudiante quedaba libre en todas las materias y punto; teniendo que dar todas las materias con exámenes más largos, con más preguntas y con más tiempo que los que iban a examen reglamentado. Si para febrero le quedaban más de 3 materias, debía repetir el año.

La exigencia tenía un sentido de justicia para el otro que no faltaba y también tenía sentido común ya que no era lo mismo ir que no ir a clase.
En la universidad hoy se pueden dar exámenes por Internet, con todo lo que se nos ocurra de “apoyo” en el momento del examen, inclusive tener al lado a un “bocho” que le haga literalmente el examen al que se “presenta”.

Antes era impensable poder estar haciendo un examen en otra parte que no fuera en un banco de clase, donde los cuadernos o libros que se llevaran para estudiar hasta antes de entrar había que dejarlos en el escritorio del profesor.

Hoy es normal tener un examen de múltiple opción donde el resultado es blanco o negro, porque de punta a punta ese cuestionario no da la posibilidad al estudiante que pueda además de contestar, explayarse demostrando que sabe más que lo específico que pide la pregunta.
Hace unas décadas en la universidad era impensable dar más de una materia por período, ahora se dan hasta cuatro o cinco en un mismo mes.
En magisterio se pretende que el título sea universitario, pero sería bueno que le preguntaran a un “Maestro” recién recibido si sabe hacer una raíz cuadrada. ¿Se anima la autoridad a bancarse esa prueba?

Sobre todas estas cosas deberíamos reflexionar si nos han hecho bien o mal, porque todos estos inventos tienen como común denominador la laxitud y coincide su aplicación con el deterioro en que ha entrado la educación, donde todos estamos de acuerdo que vamos pa’ tras.
¿No será que no hay que echarle agua a la leche?

Un veterano