Solicitada: Viviendo de un cadáver llamado Argentina

La realidad, la triste realidad, es que lamentablemente por la forma en que utilizamos el puente estamos demostrando nuestra pobreza educacional. Volvemos a hacer lo mismo que cuando se inauguró y comenzamos a cruzar masivamente a Colón. Trajimos de allí hasta las telas de los comercios y nosotros impulsamos el desarrollo de esa ciudad.
Los colonenses y sus inversores se dieron cuenta que en la región, Paysandú era la ciudad-cliente para ellos (¿estoy errado?). Mirándolo objetivamente, es increíble el desconsuelo que se tiene al ver la sangría que los mismos sanduceros producen a su ciudad. Argentina está desde hace sesenta años en permanente crisis; hoy sufre la más fuerte en años y la más dañina para los vecinos directos y el Mercosur. Sin rumbo político y económico, vaciada varias veces, con una inflación interna enorme, pero re barata para quienes llegan del exterior.

Tan barata, que ha provocado un trasiego tan dañino que Paysandú, si sigue así, en pocos meses va a sufrir una caída financiera brutal. Creo que esta crisis es peor que la pandemia, lo que es paradójico, porque este gobierno dio la posibilidad sanitaria para salir de ella, ayudó. Pero ahora la paga es este desborde y los peores son los que más tienen, pues de acuerdo a lo que se sabe y cuentan, en todos los rubros gastan y gastan. En combustibles, artículos de limpieza, comestibles, bebidas, farmacias, ropa, peluquería, ópticas, dentistas, estéticas completas y mucho más. No lo hacen quienes realmente necesitan, sino los que tienen más dinero. Todos tenemos derecho a todo, pero no a costillas del peligro de perder el trabajo de otros. Por el contrario, hay que defenderlos, aún cuando sean empresas privadas.

Los cinco kilos de comestibles es ley, pero si se cumplen estrictamente no ocasionaría tanto mal, cada quince días. Le agregaría una disposición: que lo que exceda de cinco kilos quede inmediatamente para escuelas, comedores y alguna institución que tenga comedor o el hospital. Aquí en el Uruguay se mantienen comedores de las escuelas, instituciones, la salud, el Mides, sin olvidar la educación. Todo eso con los impuestos de los productos que se venden en el país. Si se traen de Argentina sin pagar nada ¿cómo financiar todo eso? Además, en esta zona tenemos otro privilegio, el 30% de descuento en las naftas, y eso no ocurre en otros departamentos del centro y sur.
¿Qué objetivo perseguimos cobrando acá y gastando allá? Paysandú perdió muchas fábricas por otros abusos, ahora perderá inversiones que han venido a instalarse y hoy las estamos corriendo. Solo quedará seguir viviendo de un cadáver como hoy es la Argentina.

Si no queda otra opción, pues mudarse allá. Claro, nadie lo quiere hacer porque con los ingresos de allá no viven ni quince días. Hay que encontrar la solución antes de que sea muy tarde. Vivir bien sí, pero sin perjudicar la posibilidad de otros que no tienen tus posibilidades, como un buen vehículo, un trabajo seguro, sueldo o buena entrada. De otra manera ¿para qué se sacrificó Leandro Gómez y sus hombres, para que tengamos la ciudad que tenemos?

Hace muchos años se cruzaba hasta Argentina en lancha. Eran doscientas personas que podían viajar todos los días hábiles y aún así estaba controlado, si había excesos se corregían. Había unas cuantas fábricas funcionando, Paysandú estaba lleno de ofertas de trabajo, había un enorme movimiento y la ciudad vivía normalmente. Lamentablemente eso fue desapareciendo poco a poco. Se fueron varias fábricas, se generó un éxodo de sanduceros hacia varios países, se desconectó la familia y se perdieron muchas cosas, provocando una realidad filosófica y de vida con muchos menos valores.
Vinieron años difíciles en los cuales hoy todavía se buscan resolver cosas que sucedieron y que tuvieron un por qué hacerlas –para unos– y un por qué de enfrentarlos para otros. Eso nos dejó heridas feas y un decaimiento de moral muy marcado.

El Estado se siguió agrandando, hasta hoy, con un altísimo costo para soportarlo.
Empezó a faltar el trabajo, pero sobre todo las oportunidades. Mejoró la paga de miles y aumentó el problema de otros miles, los independientes que aportan para mantener todo. Qué fácil es que aunque haya crisis, pandemia, inundaciones, ciclones, miles cobran el sueldo sin sufrir nada y sin correr riesgos adicionales; el Estado es su patrón, paga aún endeudándose.

Hoy esto se ve la gran cantidad de autos que circulan llevando gente al otro lado para que esa gente baje sus costos –no con solo cinco kilos–, trayendo de todo, provocando que su ciudad sufra, como lo está haciendo. Si este país da la oportunidad de vivir en él, estudiar, trabajar, tener acceso a salud y educación, no se puede ir en su contra. Hay que ayudar para hacerlo a ser habitable para todos y no solo para ti.
Todos tenemos el mismo derecho, pero desgraciadamente no las mismas oportunidades. ¿Qué se le dice a un joven que invirtió poniendo un comercio para tener una fuente de ingreso y hoy está sufriendo y sabiendo que va a perder todo, mientras miles cruzan a salvarse al otro lado?

Al final todos vamos a perder. No van a venir los inversores y el desasosiego va a acampar aquí. Espero una rápida acción de Aduanas, que se ajuste estrictamente a lo que hoy es la ley de los cinco kilos. Por el bien de todos. Bolsero