Dos empresas aéreas fueron contratadas por forestales para temporada de verano; crean red de 13 pistas satélite

Las empresas aéreas Charles Chalkling S.A, de Paysandú, y 20 Leguas, de Young, participaron del simulacro de incendio forestal realizado en la víspera en Orgoroso, en preparación para cumplir el contrato que las empresas forestales de la zona firmaron para que estén en alerta permanente entre el 1º de enero y el 31 de marzo, de modo de responder el minutos a un incendio en área forestal.
Para ello contarán con una red de 13 pistas de campo, normalizadas, de entre 800 y 1.000 metros de largo, donde además habrá depósitos de agua de 35.000 litros.
“Esto permitirá salir cargado de la base, lanzar la carga en el sitio del incendio y seguir hasta una pista satélite para repostar agua, y retornar al incendio, de acuerdo a lo que especifique el director del operativo”, dijo Juan Chalkling a EL TELEGRAFO.
“Estamos trabajando en un contrato a tres años, específicamente para la temporada de verano, pero al mismo tiempo se asegura que estaremos presentes en la temporada de invierno”, agregó. “Esto tiene como gran ventaja que las compañías locales no se trasladarán en lo que puede denominarse temporada de incendios a otros países, como siempre ocurre, sino que estaremos en alerta permanente para atender lo que pueda ocurrir en nuestra región”.

Durante este año la empresa Chalkling “trabajó en la preparación de los aviones, especialmente mejorando las compuertas, que ahora son electro hidráulicas. Esto permite fraccionar los lanzamientos, tener un mejor resultado al impacto con el fuego. Ahora se pueden hacer lanzamientos cortos, largos y un tipo de tiro al blanco. Nuestros aviones tienen una capacidad de 2.000 litros de agua, que pueden ser mejor empleados, según lo disponga la coordinación”.

El sistema cuenta entonces con dos bases, una en Paysandú y la otra en Young. “Ante una emergencia de incendio forestal podemos rápidamente estar en el aire y en pocos minutos llegar al lugar del siniestro. Importa mucho la rapidez con que podamos estar en condiciones de realizar la descarga. Luego vamos a una de las pistas establecidas y en minutos podemos volver. En general se trata de realizar los primeros ataques y luego volver a base, porque existe siempre la posibilidad de ocurrencia de otro incendio”, explicó Juan Chalkling.
“Una cosa tiene que quedar en claro, el avión impide la propagación, pero la terminación del fuego se hace con brigadas terrestres. Es desde el suelo donde se extingue, impidiendo que aparezcan focos de repique”, destacó.
Las pistas aéreas que se suman a la red “están ubicadas estratégicamente y permiten que entre 5 y 8 minutos de vuelo podamos llegar al área forestada incendiada. Es decir, como se dijo, el primer lanzamiento se realiza con la carga completada en base, y el vuelo puede tener una mayor o menor duración, dependiendo del lugar adonde debamos llegar. Pero desde la segunda carga, el tiempo será eso, porque habrá siempre una pista a corta distancia”.
“Son pistas legalizadas, algunas ya estaban en buen estado, otras debieron repararse y otras hacerlas completamente. Como contrapartida, los dueños de los campos pueden usarlas para llegar a las estancias en avión. Y hay una seguridad de mantenimiento, que resulta clave, desde que es imposible saber cuando deberán ser usadas”, aseguró Chalkling.
Por otra parte, “buena parte del área forestal se encuentra entre 30 y 50 millas náuticas de la frontera (unos 80 kilómetros) lo que la ubica en la zona ARIS, que tiene una serie de exigencias pues responde entre otras leyes a la Ley de Derribos. Por lo tanto, cada vuelo tiene que ser declarado, no importa su destino ni su propósito. De hecho, las aeronaves agrícolas que estaban exentas, ahora deben realizar una declaración de vuelo. Esta elevada seguridad se debe precisamente al combate al narcotráfico. Todo eso lo podemos cumplir sin problemas y cumplir con la tarea de combate de incendios. Está muy bien organizado el sistema”.
En el simulacro realizado, no obstante, “junto a estructuras del operativo que están muy bien planeadas, hay algunos aspectos que necesitan mejorarse. Concretamente, en lo que tiene que ver con las comunicaciones aeronáuticas y terrestres, que son como el agua y el aceite. En la práctica nos dimos cuenta que dentro del monte, las comunicaciones del jefe de operativo no era buena, pero él si nos escuchaba a nosotros, porque tenemos altura. Es algo en lo que debemos trabajar para mejorar y empezar el 1º en las mejores condiciones”, resumió Juan Chalkling.