Evalúan como muy positivo proyecto de control biológico de garrapata bovina en Fraile Muerto

Se realizó en Fraile Muerto una instancia de evaluación y cierre de la Intervención Territorial Específica de Control Biológico de Garrapata, en el marco del convenio que tiene vigente la Dirección General de Desarrollo Rural del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca y la Liga de Trabajo de Fraile Muerto. Cabe destacar que esta experiencia piloto también se llevó adelante en Guichón, departamento de Paysandú, con la Liga de Trabajo de Guichón.

El proyecto tuvo como objetivo desarrollar capacidades para la inclusión de biogarrapaticidas basados en hongos patogénicos para el manejo de la garrapata bovina, su multiplicación y aplicación a campo, y sus efectos a largo plazo en la restauración de los equilibrios en los agro-ecosistemas.

Se trabajó con un grupo de productores beneficiarios del Instituto Nacional de Colonización, “Piedra de Hierro”, que está integrado por 12 familias, además también se trabajó con la Escuela Agraria de Melo, Anexo Fraile Muerto, y con la familia Escobilla-Cappiz, que son arrendatarios de Colonización.

En el proyecto hubo varias instancias de capacitación, donde se buscó profundizar acerca del uso de hongos nativos como principios activos de biogarrapaticidas y estos incorporarlos en el plan sanitario ganadero como una herramienta más de control de la garrapata; en la importancia de la conservación de la biodiversidad, del reconocimiento de especies nativas y su rol en el equilibrio; también se trabajó en las bases para que los productores familiares organizados pudieran hacer sus propias multiplicaciones a nivel de campo.

Además, la intervención tuvo entre sus objetivos promover el empoderamiento de la herramienta de control y manejo de la garrapata del ganado en las mujeres, relacionadas directa o indirectamente a los sistemas productivos involucrados, así como la sensibilización e incorporación de la perspectiva de equidad de género.

De esta instancia, que tuvo lugar la semana pasada, participaron Karina Gilles y Mercedes Yacosa por el equipo de dirección de la DGDR; Gloria Viera, del Equipo Territorial de Desarrollo Rural de Cerro Largo; Leonardo Pastorino, por la Unidad de Descentralización; Alda Rodríguez, por BioUruguay y además estudiantes de UTU, integrantes del Grupo “Piedra de Hierro”, la familia Escobilla, el equipo técnico del proyecto y la directiva de la organización.

El trabajo

Daniela Barrios, una joven estudiante de segundo año de la tecnicatura que se dicta en Fraile Muerto, de Técnico Agrario Ganadero, y una de las estudiantes que participó de este proyecto, manifestó que “pudimos disminuir la carga de garrapata en la categoría que estamos trabajando. Nos sirvió porque no tenemos garrapata en el lote de 15 terneras que estamos bañando, y si bien apareció un poco de garrapata, fue muy poco y en verano, porque bajaba la efectividad”. Agregó que luego, cuando se empezó a bañar normalmente, en febrero o marzo, las garrapatas desaparecieron.

Manifestó que “la idea es seguir con el control biológico, porque está probado que da resultados. A nosotros, con mis dos compañeros de tesis, cuando fuimos a Tacuarembó, en mayo, nos gustó meternos en el tema, indagar más, buscar bibliografía, y decidimos hacer la tesis para recibirnos como técnicos agrícola-ganaderos, sobre el tema del control biológico. Hasta mayo vamos a estar trabajando con los baños. La idea en primera instancia era multiplicar el hongo, como nos habían enseñado, pero como no tenemos los medios suficientes, ni el espacio para hacer la multiplicación, la vamos llevando con los datos del ganado, que cada martes que bañamos, vamos realizando”, indicó la estudiante.

Experiencia de productores

Ignacio Escobilla y su señora, Maris Cappiz, viven sobre la Ruta 98 a 7 kilómetros de Ruta 7 y a 28 kilómetros de Isla Patrulla. Son arrendatarios de una fracción de Colonización, de la Colonia Lourdes Pintos, que queda en la Octava Sección de Cerro Largo. Son productores rurales, apicultores y artesanos en el rubro de la lana.

“En nuestro caso pudimos hacer todos los baños que nos indicaba la veterinaria. Bañamos durante el tiempo estipulado del proyecto. Lo hacíamos los dos grupos de colonos y la Escuela Agraria. Empezamos bañando con mochilas fumigadoras, pero demorábamos mucho tiempo y tirábamos mucha agua, entonces hicimos un baño portátil casero, con caños de agua, los agujereamos y anduvo impecable para el uso que le queríamos dar. Y cuando nos sobraba agua, regábamos el campo con la mezcla de agua con los hongos ya preparados.

Durante el período que duró todo el proyecto piloto, solamente una vez la veterinaria encontró garrapatas en un ternero, así que el producto nos anduvo. Toda esta herramienta, si bien ya la conocíamos, porque en el establecimiento que habíamos trabajado se usaba, sabíamos que andaba. Nos tiramos al agua, empezamos a trabajar con esto y nos dio muy buenos resultados”, sostuvo.

De ahora en más piensan seguir usando los hongos: “Nosotros estamos felices porque es una herramienta nueva, vamos a tener que convivir con ella si no queremos seguir usando otros productos como los garrapaticidas que ya hay. A nosotros nos funcionó y es una excelente herramienta”, dice la productora.