Luego de la tormenta ocurrida el pasado 11 de julio y con la caída de unos 260 árboles en la zona costera, la Dirección de Aseo Urbano y Espacios Públicos de la Intendencia, lleva adelante una reforestación con variadas especies.
“Algunos árboles, centenarios, estaban tumbados y habían cumplido su rol. Otros quedaron por la tormenta propiamente. Por eso, en consulta con la paisajista Cecilia Camacho y el ingeniero Eduardo Van Hoff, evaluamos los riesgos notorios de unos 80 árboles que quedaron en el área costera para su tala. Ahora se plantan nuevas especies y hay que esperar su evolución natural”, dijo el director Carlos Batista a EL TELEGRAFO.
Explicó que “tanto en el margen del río como en los espacios de recreación que fueron devastados por el viento, se han plantado especies propias del río como ingá, sangre de drago, lapachos, sarandíes, laureles, mataojos, ceibos, aguay, así como en el lado Este de la costanera, también lapachos, lapachillos, pitangas, guayabos, arazá, guaviyú, palo de fierro, arrayán, francisco álvarez, ibirapitá, timbó, ombú y guetarda”.
Asimismo, “se va culminando con los pedidos de los vecinos de arbolado urbano. En cada caso se ha visto la situación particular, adaptando la especie al tipo de suelo existente en el lugar y el espacio que dispone el árbol para desarrollarse así como el ancho de la vereda. También se agregan especies florales y de perfume a las plazas, como espumillas, laurel de jardín o cerezo de jardín. Y también algunos ejemplares de mayor porte donde sea necesario cubrir las faltantes que los vientos y los años han dejado”.
