La utopía de Peña

Una vez más, como se ha vuelto costumbre en los últimos años, con los calores más intensos vuelven a aparecer las floraciones algales en los cursos de agua de la región, también conocidas como cianobacterias. Este fenómeno, está demostrado, se relaciona directamente con la mayor presencia de nutrientes en el ambiente, en especial en el agua, pero que llegan allí por arrastre de las lluvias en las diferentes cuencas, y esta mayor presencia de nutrientes no tiene otro origen que en la producción agrícola y ganadera. Es un problema que el mismo ministro de Ambiente, Adrián Peña ha reconocido desde que asumió el cargo, enfatizando en que Uruguay tiene que modificar la forma en que produce alimentos y tiene que demostrar que es posible seguir produciendo sin tener que afrontar los problemas ambientales que se están afrontando.

En una entrevista con EL TELEGRAFO el secretario de Estado reconocía recientemente que el país debe hacer una transición hacia un modelo agroecológico, sustituyendo los agroquímicos por bioinsumos. De todas formas, en esa nota Peña afirmaba que la mayoría de los problemas con los agroquímicos devienen de un mal uso y de errores en los procedimientos de aplicación, más que de las características del producto en sí.

La falta de agua en los ríos y arroyos, sumada a las elevadas temperaturas, provoca estas floraciones, que van discurriendo hasta llegar al Río de la Plata.
En los últimos días trascendió una publicación del investigador de la Facultad de Ciencias de la Universidad de la República, Luis Aubriot, que mostraba imágenes satelitales de la zona en la que se proyecta instalar una nueva planta de potabilización de agua para abastecer el área metropolitana. De acuerdo al científico, las poblaciones de bacterias han tenido una fuerte presencia en el lugar desde comienzos de diciembre, y se suman como factor adverso al de la salinidad del agua del estuario, que entra desde el océano y perjudica el potencial de obtener un producto óptimo para el consumo, al menos a un costo razonable.
Igualmente afirmó que se ha avanzado en los últimos años, “sobre todo en lo que es la conciencia ambiental por parte de las personas y también por parte de los productores, que saben que necesitan el recurso para seguir produciendo hacia adelante. Creo que eso viene en un proceso de mejora”.

Pero la preocupación persiste al comprobarse que por segundo año consecutivo el río Queguay ha presentado problemas con las cianobacterias. Esto es importante porque no se trata de un río cualquiera de nuestro país, el río Queguay se considera una referencia a partir de que un estudio realizado recientemente lo presentara como el río más prístino en nuestro país. Y es que una de las ventajas que tiene es que no se desarrollan en sus márgenes grandes proyectos agrícolas y que en su curso no pasa cerca de ciudades grandes, la más cercana es Guichón y queda a más de 20 kilómetros. Sí, en cambio, hay algunos factores que podrían favorecer problemas de contaminación en algunos de sus afluentes, entre ellos el arroyo Santana, con todo lo que se ha comentado largamente por la presencia de un vivero industrial que tuvo sus problemas recientemente y que fue sancionador por el Ministerio de Ambiente –no así por el de Ganadería, Agricultura y Pesca, pese a que se constató el uso de productos inhabilitados para viveros, que fueron autorizados con posterioridad–. Sin embargo podemos asegurar que al menos hasta la altura de las canteras de Ancap –a unos 20 kilómetros de ruta 3—el Queguay no presenta floraciones algales, y el agua actualmente está completamente limpia y transparente. Por lo que cargarle las tintas al vivero en este caso al menos no parece ser acertado.

La cuenca del Queguay “presenta valores más bajos” y “podemos utilizarle como un referente porque tiene valores relativamente bajos de fósforo y nitrógeno y niveles altos de oxígeno”, destaca la publicación realizada por un equipo científico de la sede Paysandú del Centro Universitario Regional (Cenur) Litoral Norte de la Universidad de la República (UdelaR) en una destacada revista científica. Y si el Queguay no está libre de estos problemas, qué dejamos para otros cursos, como el río Negro, que no solamente tiene una fuerte presión por las actividades productivas y tiene en sus costas y en las de sus principales afluentes ciudades importantes (Durazno, Tacuarembó, Mercedes, San Gregorio de Polanco y Paso de los Toros), sino también tres embalses de represas hidroeléctricas y próximamente le sumará la industria más grande de la historia del país.

Por otra parte, es digno de celebrar el que la Comisión Administradora del Río Uruguay haya vuelto a publicar los informes sobre la calidad de las aguas en los diferentes balnearios en ambas orillas, una práctica que se había interrumpido hace varios meses, según trascendió por diferencias de criterio entre las delegaciones de Argentina y Uruguay. Si bien se siguieron tomado muestras y realizando los análisis todo este tiempo, los resultados no se publicaban, una postura cuestionable desde el punto de vista ético, porque la información estuvo disponible pero no se presentó a la ciudadanía, la que se supone es la última destinataria de todo el esfuerzo de técnicos y autoridades.