Universidad y descentralización

El rector de la Universidad de la República, Rodrigo Arim, cumplió en octubre del año pasado su primer período de gestión (2018-2022) en esa casa. Con ese motivo se dio a conocer una publicación titulada Memoria del Rectorado. Es un pormenorizado informe de casi 300 páginas que resumen todos los aspectos en los que ha intervenido la conducción de la institución en este tramo de su existencia. Y ha sido, nobleza obliga reconocerlo, un período en el que se han terminado de consolidar procesos que ya estaban en marcha y se han activado otros que han hecho que hoy la largamente reclamada presencia de la Universidad de la República en el interior del País sea una realidad. Con sus propias prioridades, como lo marca su independencia, pero también en permanente diálogo con los territorios. Paysandú no solamente es un ejemplo de ello, la sede de nuestra ciudad es, de hecho, la que mayor cantidad de opciones de formación ofrece, con 32, (superando a Salto en el segundo lugar con 31) entre carreras de grado, tecnicaturas y tecnólogos, ciclos iniciales y tramos de carreras, posgrados y otras modalidades de formación y certificación.
El apartado del que aborda el desarrollo en el Interior durante el período de Arim sostiene que fue fructífera la expansión de la Universidad de la República en todo el territorio nacional. Destaca la concreción del nuevo Cenur en el Noreste, “con carreras nuevas de carácter único y con la replicación de la carrera de medicina en el Cenur Litoral Norte”, lo que ha sido acompañado por cambios en los puestos docentes y en la estructura académica.
Alude también a una importante ejecución de obras de infraestructura edilicia –reseñadas en el capítulo 11–, de las cuales Paysandú también ha sido testigo en el local de la antigua Terminal de Ómnibus, en lo cual EL TELEGRAFO tiene la satisfacción de haber sido el medio que propuso a través de estas páginas ese local para uso de la Universidad, cuando aún funcionaba como terminal de ómnibus. Esto permitió reducir costos de alquiler y albergar “la creciente actividad de enseñanza e investigación del Centro Universitario de Paysandú”, que justamente ha sido uno de los objetivos trazados. No es que solamente la Universidad esté presente en una casa con un escudo en la puerta, se trata de, además, fortalecer “la capacidad de desarrollar investigación científica de alta calidad fuera de la capital”. Y eso se puede comprobar fácilmente conociendo las instalaciones de los laboratorios que se han construido en el predio de la Estación Experimental Mario A. Cassinoni (Eemac), que cuentan con instrumental de primera tecnología.
En cuanto a la evolución de la inscripción estudiantil y la oferta académica, el informe plantea que ha habido un cambio sustancial en los últimos veinte años. “Mientras que en la primera década del siglo XXI estas ascendían a 583 personas, en 2021 alcanzaron 5.482 estudiantes, multiplicando por diez el valor inicial”. Este crecimiento, agrega, se ha correspondido con el aumento de la oferta y “con los esfuerzos por mejorar la oferta existente”.
En 2022 fueron 123 las formaciones que se impartieron en el interior del país, con una mayor predominancia de las carreras de grado y las titulaciones de técnicos, tecnólogos y títulos intermedios.
Agrega que “a ese respecto, en 2021 la Universidad de la República presentó una convocatoria a propuestas de creación de carreras y de fortalecimiento de formaciones existentes en los Cenur con los objetivos de desarrollar y fortalecer el trabajo de la UdelaR en todo el país, y de promover la equidad geográfica y social y el abordaje de problemáticas locales, regionales y nacionales”.
Al cierre de ese llamado se presentaron 26 propuestas –7 de nuevas carreras y 19 de fortalecimiento–, que muestran que aun sigue habiendo no solo interés, que por supuesto existe, sino además mucho campo para que el conocimiento se siga desarrollando en el interior del país.
Para llevar a cabo esta ampliación se requería una asignación presupuestal de 170 millones de pesos, de los que se lograron 58, según el mismo informe, por lo que se estableció un orden de prioridad. En el Cenur Litoral Norte las novedades serán la carrera de Analista y la Licenciatura en Computación. Además se consolidará la oferta de Medicina y del Ciclo Inicial en Salud.
Claro, no se agota allí, porque también ha habido en los últimos años un fuerte crecimiento de la UTU, con una fuerte impronta tecnológica, y la UTEC, que es propiamente una universidad tecnológica y que empezó a instalarse en el interior del país antes que en Montevideo.
Debemos tomar en cuenta y valorar este crecimiento de la oferta académica en el interior del país, largamente reclamada, históricamente reclamada, así como del desarrollo institucional que la formación terciaria ha tenido en el territorio. Tomar en cuenta, valorar y hacer ver que es lo que necesita el Interior para acortar distancias con una capital que no solamente ha chupado cual aspiradora desde siempre los recursos económicos que se generan en los territorios, sino también su capital humano. Y defender que para el Interior es mejor invertir en este modelo que en más “ciudades universitarias” pomposamente inauguradas en el centro de Montevideo, que a veces alojan menos jóvenes que algunos de los viejos hogares estudiantiles que las intendencias han tenido siempre.