El adelgazamiento de las tecnológicas

“Crisis”, “reestructuración”, “ola de despidos”, son algunas de las afirmaciones relacionadas con lo que ha venido ocurriendo principalmente en el mundo desarrollado y en particular en las empresas tecnológicas, principalmente las que tienen su modelo de negocio vinculado a la distribución de contenidos. Los números son significativos. “Tras contratar a un gran número de trabajadores durante la pandemia, el ecosistema tecnológico mundial ha realizado más de 170.000 despidos desde enero de 2022”, dice una publicación del sitio web especializado Layoffs.fyi –creado para hacer un seguimiento de esta ola– citada por el sitio dedicado a las estadísticas es.statista.com, en un artículo firmado por María Florencia Melo.

Desde enero de 2022 los ceses de trabajadores alcanzarían los 170.000 en todo el sector a nivel mundial, pero especialmente en Estados Unidos, donde se han registrado más del 70% de las bajas. Una de las razones que expone el informe es que allí “los empleados están menos protegidos que en Europa en términos de legislación laboral”. Las empresas que más empleos han recortado en el último año son: Amazon (18.000), Meta –la ex Facebook– (11.000, o el 13% de su plantilla), Salesforce (9.000) y Twitter (más de 7.000). En enero la omnipresente Google anunció un recorte de 23.000 trabajadores.

También en Latinoamérica las empresas tecnológicas han sido afectadas por la oleada de despidos. En Europa hay casos como el de la web británica de venta de autos usados Cazoo (1.500) o la fintech –empresas dedicadas al manejo financiero electrónico– sueca Klarna (700). Solo en la primera quincena de enero los despidos se acercaron a los 20.000 y el tope es hasta ahora el de noviembre pasado, cuando alanzaron los 50.000 recortes.
Pese a todo, en Estados Unidos esto de momento no genera preocupación, porque el mercado tecnológico está generando muchos más empleos de los que se pierden. El último dato de creación de empleo habla de 517.000 puestos de trabajo durante enero y es significativo porque es más del doble de lo que se esperaba. Pero esto ha generado un profundo debate sobre la madurez del mercado laboral en el país norteamericano.

Para los economistas estos despidos son demasiado limitados como para “lastrar la economía”, debido a que aunque la tecnología tiene una presencia dominante en la vida cotidiana de la mayoría de los estadounidenses, desde el punto de vista laboral supone solo una pequeña porción del mercado general. Se calcula que las empresas tecnológicas solo empleaban al 2% de los trabajadores en diciembre pasado, según datos del Departamento de Trabajo de Estados Unidos.

Sumado a ello hay que considerar que venía de experimentar un fuerte crecimiento en cuanto a la ocupación de trabajadores en los primeros meses de la pandemia, cuando millones debieron adoptar nuevas formas de trabajo, fuertemente ligadas al uso de la tecnología. Las empresas del sector invirtieron mucho y contrataron muchos trabajadores en un mercado que se mostró muy dinámico por esos días. Recordemos que en esos tiempos hubo una fuerte demanda de comercio electrónico pero incluso hasta las compras diarias se digitalizaron. La educación a distancia tuvo un crecimiento exponencial, pero también las reuniones sociales pasaron a estar mediadas por los aparatos y por los software desarrollados por estas empresas, que también debían dar soporte a productos que estaban recibiendo una demanda inusitada. Y hubo también un despegue de las consultas médicas virtuales. Mucho de esto no lo padecimos en Uruguay porque, como es sabido, la política sanitaria para hacer frente a la COVID-19 en nuestro país fue mucho más flexible que en otros lares. Ahora, para muchos, lo que está ocurriendo es que las cosas están empezando a volver a su lugar.

Pero hay algo más, algo que dejó a la vista la adquisición de Twitter por el megamillonario Elon Musk, que cuando se hizo cargo de la gestión de la empresa empezó con una reestructura para tratar de que los números empiecen a mostrar que es posible que estas empresas tengan modelos de negocios rentables. Hasta ese entonces Twitter era un gran agujero negro que simulaba financiarse mediante la publicidad que ofrecía a sus usuarios. El gran cuestionamiento de Musk, que llegó a poner en riesgo la operación de compra, era si el número de usuarios era efectivamente el que la firma decía. Hasta ese momento los datos que importaban eran la cantidad de usuarios y la cantidad de empleados, porque mientras estos siguieran creciendo eran un argumento para captar nuevos inversores a través de las bolsas de valores en las que las empresas cotizaban. Y mientras siguiese ingresando dinero por allí, qué importaba si al final del día se gastaba más en salarios y en facturas de luz de lo que ingresaba por publicidad. Con Musk eso cambió y ahora Twitter tiene el desafío de demostrar que puede ser un negocio. Claro, el mismo Musk todavía no lo logró con sus celebres autos eléctricos Tesla. Pero su jugada puso en evidencia que el negocio de las tecnológicas es más financiero o especulativo que otra cosa y que puede haber algún golpazo duro a la vuelta de la esquina, porque todavía siguen haciendo sombra los nubarrones que dejaron las “puntocom”.

De cualquier modo, las empresas tecnológicas han sido en buena parte las responsables de la desaparición de muchos empleos en la economía mundial, sustituyendo y mejorando procesos. A la vez se presentaban como generadoras de nuevos empleos, de mayor calidad, mejor remunerados y con cientos de beneficios adicionales. A estar por los datos expuestos, al menos en Estados Unidos así sigue ocurriendo, pero cabe preguntarse cuál sería el plan B, en caso de que esta tendencia se profundice y el sector se vuelva cada vez más flaco.