En hospital sanducero atendieron al menos tres casos de picaduras de rayas

Durante el verano, son miles los sanduceros que aprovechan de las bondades de la costa sobre el río Uruguay e islas cercanas para disfrutar de diferentes actividades. Sin embargo, a los riesgos comunes en cuanto a dónde bañarse o descansar, se suma el peligro oculto bajo la arena, donde las rayas de agua dulce descansan plácidamente y en caso de ser pisadas reaccionan clavando su aguijón-púa, provocando un fuerte dolor. Este año, coincidiendo con la bajante del río –como consecuencia de la sequía, que llevó a la aparición de otro fenómeno en cuanto a la claridad del agua– la población de rayas ha aumentado y por ende las víctimas de su picadura.

La raya de agua dulce o pastinaca es un pez cartilaginoso con cuerpo aplanado dorso-ventralmente que pertenece al orden de los rajiformes, familia Potamotrygonidae y de un tamaño medio de entre 60 y 70 centímetros. Posee una cola con forma de látigo con una espina dorsal (machos) o dos (hembras) asociada con la glándula de veneno, por donde realiza la inoculación directa. Habita las aguas dulces tropicales y subtropicales de la cuenca amazónica. Tiene preferencia por los fondos arenosos en donde se encuentra semienterrada, bien camuflada y difícil de detectar.

No es una especie peligrosa para las personas, pero las lesiones ocasionadas son bastante frecuentes cuando el animal se ve amenazado o en situación de estrés. La mayoría de estas picaduras se producen por un movimiento reflejo de la cola en forma de latigazo al pisarlas accidentalmente, sin tener una protección adecuada. La raya levanta la cola con fuerza hacia delante y hacia arriba clavando el aguijón-púa de la base de la cola, que posee dientes serrados pequeños y afilados recubiertos de una sustancia venenosa. Esta púa la incrusta en el cuerpo de quien las toca y, si no se rompe, al salir produce importantes desgarros tisulares. Al efecto mecánico se le suma la agresión química por el veneno que sale cuando la vaina integumentaria se rompe, fomentando la distribución del veneno la laceración tisular que produce la espina aserrada. La intoxicación es producida por una proteína.

La mayoría de las lesiones se localizan en la planta del pie o en la parte inferior de las piernas. También se producen en las extremidades superiores en pescadores que intentan retirar las rayas de las redes o cañas.
Cuando la picadura se ha producido en el tórax o abdomen las posibilidades de un desenlace fatal son muy altas, pudiéndose generar la muerte. También este riesgo es más elevado si la picadura ocurre en niños o ancianos. Aunque la mayor parte de los pacientes se recuperan a las pocas semanas.

TRES VÍCTIMAS EN EL HOSPITAL ESCUELA DEL LITORAL

Entre diciembre y enero pasados, al servicio de emergencias del Hospital Escuela del Litoral ingresaron al menos tres pacientes con un fuerte dolor en sus extremidades a raíz de haber sido picados por una raya. “Uno de los casos fue en un arroyo y los otros dos en la orilla del río Uruguay”, dijo el médico Renzo Nikitczuk a EL TELEGRAFO. Es que precisamente el doctor se encontraba de guardia en las tres ocasiones en que se dieron consultas por la misma causa.

“En mi caso fue la primera vez que me tocó un paciente con una picadura de mantarraya, y atendí estos tres casos aislados de pacientes hombres adultos y que se dieron en semanas diferentes. Nos estuvimos informando un poco de la mantarraya que busca llegar a la orilla playita y se queda al sol en la arena o zonas barrosas. Son difíciles de distinguir abajo del agua y cuando uno las pisa clavan el aguijón en el pie (generalmente) produciendo un sangrado importante con mucho dolor. Al quebrársele el aguijón, larga veneno”, explicó. Es una herida que produce “un sangrado importante al momento de la lesión, pero no llega a comprometer otras áreas porque no se genera una hemorragia grave”, precisó el médico.

Asimismo, Nikitczuk explicó que sería bueno que “lo primero que se hiciera en caso de una picadura fuera quitar el aguijón del pie —como pasa con las abejas– porque ahí es donde tienen el veneno y eso es lo que luego produce una coloración grisácea o azulada de la piel. En el caso de los pacientes que atendí cuando vinieron a Urgencias ya no tenían aguijón”, al menos visible, porque “son tan chicos que a veces quedan fragmentos”. Todos los pacientes coincidieron en que no habían visto las rayas pero sí sintieron una especie de cuerpo baboso al pisarlas.

El médico precisó acerca de la importancia en la pronta respuesta. “El veneno se inactiva con el agua caliente, por eso es necesario colocar de inmediato el pie en un balde con agua caliente. Si se tiene a mano alguna crema antibiótica aplicarla en la herida, porque tiene muchos gérmenes, y ceñir herida con una venda para que no sangre, y luego concurrir para tener una atención médica”.

La herida, en tanto, genera mucho dolor, que aumenta durante los primeros 30-60 minutos, alcanzando su máxima intensidad en menos de 90 minutos. Puede persistir dos días mientras va disminuyendo progresivamente. Generalmente se localiza en la zona que rodea la picadura, pero se extiende rápidamente, llegando a alcanzar la ingle o la axila. “En la Sala de Emergencias administramos antibiótico intravenoso. Y depende si la herida fue muy profunda o que sean más de una, donde se empieza a comprometer la zona afectada con muchos signos de infección que requiera tratamiento más extenso, se ingresa al paciente”.

“En nuestro caso, el primer paciente permaneció internado porque queríamos asegurarnos y conocer bien de qué se trataba la picadura. Si bien sabíamos que era veneno benigno, teníamos que asegurarnos que no afectara el pie o lo necrosara. Y también teníamos dificultad de contactarnos con Toxicología de Montevideo, que siempre estamos consultando por estos casos y son quienes nos guían un poquito”, precisó el doctor Nikitczuk. “Como médicos de guardia siempre recibimos al paciente y hacemos la primera atención pero luego solicitamos consulta con especialista, en ese caso el médico internista, que fue quien lo ingresó”, agregó.